Claudio Baglioni: “Estoy emocionado, venimos a dar lo mejor”

Sincero, dulce, risueño, el italiano de 59 años habló con Viva sobre su primer concierto en Costa Rica, el próximo 16 de octubre, su trayectoria y sus planes, reafirmando que, tras unos 40 años de carrera, para él la música es “una urgencia”

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Hablamos por teléfono cuando en Roma, donde él se encontraba, empezaba a anochecer, mientras que en San José el día apenas entraba en calor. Sin embargo, pese al cansancio de la jornada que él había vivido, se notaba en su voz un tono risueño y entusiasta.

Así se presentó ayer Claudio Baglioni para una entrevista en exclusiva con Viva: sincero en sus respuestas, amable y dispuesto a sacar una sonrisa a la distancia, aunque se escuchara solo en su voz.

El artista italiano, que vendrá a nuestro país el próximo 16 de octubre en el marco de su gira One World Tour, dijo que está emocionado por su primera visita a Costa Rica. También confesó sus “crisis de identidad”, los giros que ha tomado su música (aunque no negó que el amor siempre está presente en sus canciones) y sobre los proyectos en los que actualmente participa. A continuación se presenta un extracto de esta entrevista.

¿Qué significa para usted encontrarse en un país nuevo?

Cada viaje está lleno de sorpresas. Llegar a un lugar donde uno nunca ha estado anteriormente, crea una doble emoción. Cuando de niño escuchaba el nombre de Costa Rica, siempre me parecía un lugar de gran misterio, exótico, amigable, que invita a ir. Y, justamente, por esta espera, que está próxima a concluir, nosotros –tanto mi persona como los músicos y los técnicos– estamos listos para dar lo mejor. ¡Tengo una sincera emoción!

¿Por qué nunca había venido, aunque sí ha ido a Latinoamérica?

Efectivamente, nunca se había dado la ocasión. Luego, a finales de los 90, preferí quedarme en Italia y Europa; salir poco para componer y afinar la música que pretendía darles a los demás.

“Al darle la vuelta al mundo, a veces se sufre una crisis de identidad (se ríe); a mí me pasó una vez, creo que en Portugal o España, que me desperté en medio de la noche y me pregunté ‘¿qué hago aquí?’ (...). Hay un momento en que uno tiene necesidad de encontrarse consigo mismo. Costa Rica pudo haber sido una de las etapas, pero como estuve calmado por casi 15 años, aparte algunos pequeños viajes, mi actividad estuvo más en Europa”.

¿Le asombra que haya países nuevos que aún no haya visitado?

(Ríe) Sí, ¡el mundo es grandísimo! Lo digo en una línea de una canción que se llama Strada facendo (Por el camino):io, troppo piccolo tra tutta questa gente che c'è al mondo (‘yo, demasiado pequeño entre toda esta gente que está en el mundo’). Pero, por un lado, el asombro debería ser parte de mi oficio, y, por otro, en un escenario tratas de maravillar a quien está escuchando, en ese momento, los minutos que dura un concierto. Me asombra cada vez que hay un escenario diferente; todas las noches, al final de un concierto, siempre pienso que cantar para la gente que se ha acercado es un honor para mí.

¿Cuál cree que ha sido su influencia en la música romántica de Latinoamérica?

Especialmente en los 70 y 80 he descubierto haber influido en la música de algunos cantantes españoles y también latinoamericanos. Creo que hay muchos momentos de cercanía; aparte del idioma, que no es tan diferente, se puede traducir y tener una métrica común muy familiar.

“Además, esta música tiene en la melodía un fundamento en la cultura romántica, que no gira solo alrededor de la idea del amor, sino también de la pasión, un modo de vivir en términos libres”.

En su concierto en Costa Rica compartirá el escenario con Franco de Vita... ¿Lo conoce?

Nunca nos hemos encontrado, pero me han dicho cosas extraordinarias de él, y creo que esta es realmente una ocasión muy importante. Estoy honrado de seguirlo en el concierto y, probablemente, haremos también algo juntos...

De Vita afirmó que lo considera un gran maestro, y le encantaría cantar con usted...

(Ríe) Claramente le agradezco por esas bellas palabras, y ya tenía en mente que podríamos cantar algo juntos. Especialmente en estos últimos años he hecho muchas colaboraciones con otros artistas de música rock, jazz, clásica, y yo me mezclo con todo un poco, porque nunca se termina de aprender si los demás tienen algo para darte y enseñarte. Entonces, con esas declaraciones, en esta ocasión ¡lo haré con mucho gusto! (se ríe).

Aquí sus admiradores casi agotan las entradas...

Esa es una bellísima noticia, nos carga de responsabilidad. Nosotros trabajamos para que estas cosas tengan éxito, me gusta mucho.

¿Qué puede esperar el público de su espectáculo?

Es una especie de cuento a través de las palabras, la música, las canciones que escribí durante cuarenta años. Dividí estos años de carrera en cuatro partes, y tomé de ellas algunas de las piezas más recordadas e importantes, las que han permanecido por más tiempo en el corazón de la gente.

“Claramente son solo algunas, porque ¡he escrito más de 400 canciones! Este será un concierto muy musical, pues tengo conmigo a nueve músicos que tocan múltiples instrumentos, y es que queremos contar las historias a través de los distintos sonidos de estos instrumentos. Además, intentaré cantar una parte de este concierto en español; no lo hago hace mucho tiempo, ¡espero no causar una mala impresión! (ríe). Entre español e italiano se hará un buen encuentro.

“Algunos me dicen que no haga versiones de las canciones en otros idiomas, porque dicen que pierde expresividad, y esto de algún modo es cierto. No es tanto entender qué se dice o qué se canta, cuando entender cómo se dice o se canta”.

¿Qué piensa del público tico?

Por lo que veo, ¡hay mucha expectativa! Espero una noche que me empeñará muchísimo, para estar a la altura de todo el entusiasmo que tiene el público costarricense.

¿Cómo ve la música romántica contemporánea?

Creo que en los últimos 15 años no ha habido grandes revoluciones. Mucha música ya ha sido escrita y nosotros mismos nos encontramos combatiendo con grandes gigantes del pasado, incluso de nuestro repertorio. Yo sigo escribiendo, incluso otros tipos de música; música más fuerte, menos melódica, pero también es cierto que en el mundo el público quiere revivir muchas cosas. Ahora tal vez hay menos expresividad, menos creatividad, pero pienso que regresará en una época más interesante.

Al ser considerado un cantante de música romántica, ¿se ha sentido limitado por esta definición?

No. Esto era válido, especialmente, en mi primera década de carrera, y luego en toda mi producción, sobre todo en los años 80 y 90, pero he hecho de todo un poco.

“También he tenido la suerte de sentir una gran curiosidad por cualquier tipo de música. Esto luego me ayudó a hacer varios conciertos con orquestas sinfónicas, con grupos de jazz, de rock... Entonces, quiero decir, la música es realmente un único mar, un mar que no tiene cercas. No existe jaula que lo contenga. Llevo una fuerte huella romántica, y luego todo el resto.

¿Amor o desamor?

Yo he descubierto que en el fondo, todas las canciones son de amor, hasta las que parece que no hablan de amor, porque es el motor de nuestra existencia, y es la emoción que yo sigo siempre.

“Este es un tour de los cinco continentes en 70 días, ¡es casi una masacre entre conciertos, entrevistas, cambios de hora...! Y esto, para mí, es también un tipo de amor.

Después de tantos años de éxitos, ¿cómo ve su carrera?

Ha sido, y es aún, un camino maravilloso; yo me siento privilegiado, no lo hubiera pensado nunca; tampoco nací en una familia de músicos por lo que no creo que estuviera predestinado. Por muchos años, incluso, pensé que no fuera un trabajo de verdad, tanto así es que hace dos años terminé mis estudios en Arquitectura, porque sigo pensando que algún día haré algo diferente (se ríe).

“Cómo ha volado el tiempo. Antes, era una manera de emerger, cuando era joven. Hoy, es una urgencia. Si paso un par de días sin tocar, me siento mal. Esta enfermedad de la música se ha adueñado de mí.

“Sobre el escenario sentís que las cosas van bien, el público está contigo, se divierte mucho, se apasiona con la música; es un regalo maravilloso, te limpia cualquier fatiga, cura cualquier enfermedad. Y entonces, bueno, hasta que esto existirá, habrá que agradecer al cielo de tenerlo, y cada noche será, para mí, un honor”.