Bebo Valdés deja huérfano al jazz latino

El famoso pianista cubano, creador de la batanga , murió ayer a los 94 años de edad. El mundo lamenta la partida de un genio de la música, un caballero y un libre pensador

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- (FILES) A picture taken on October 9, 2008 shows Cuban musician Bebo Valdes salutating during the celebration of his 90th birthday in Madrid. Valdes, 94, died on March 22, 2013 in Sweden. AFP PHOTO/ PIERRE-PHILIPPE MARCOU (PIERRE-PHILIPPE MARCOU)

Maestro, ídolo e inspiración de muchos, Bebo Valdés, el ‘rebelde’, ya no tocará más su querido y vivaracho piano , pero pasará a la historia por sus aportes a la música latina y un vigoroso carácter que no se amilanó jamás.

Ahora el mundo lo llora, lo halaga y lo recuerda con pasión desbordante; Valdés murió ayer a la edad de 94 años, luego de una larga lucha contra el alzhéimer. Partió de este mundo en Suecia, donde vivió por más de 40 años.

Valdés, cuyo nombre verdadero fue Dionisio Ramón Valdés Amaro, nació el 9 de octubre de 1918 en la localidad cubana de Quivicán. Estudió Música en el Conservatorio Municipal de La Habana y trabajó como arreglista para la emisora Radio 1010, propiedad del Partido Comunista.

Pianista desde los 7 años, Valdés fue precursor del jazz afrocubano y creador de un estilo propio bautizado como batanga , que le hizo competencia al mambo.

En 1948 inició una década de éxitos como arreglista y pianista del famoso club Tropicana. Esa época él la consideró “el momento decisivo” de su carrera, entre otras cosas porque le dio la oportunidad de viajar por el mundo.

Además, por ese tiempo tuvo el placer de conformar una big band llamada Sabor de Cuba y trabajó junto Nat King Cole, famoso pianista de jazz estadounidense. El éxito le sonreía.

Bautizado como Caballón por su alta estatura, Bebo trabajó como pianista y arreglista de Ernesto Lecuona, el compositor cubano más difundido en el mundo, y de los cantantes Rita Montaner, Celia Cruz, Miguelito Valdés y Lucho Gatica, entre otros.

“Desde que yo era niño y cantaba como aficionado, Bebo tenía un programa en la radio cubana que ya estrenaba sus ritmos. Fue impresionante. Tenía un gran talento”, recordó el cantante Pablo Milanés, autor de Yolanda .

Partida. En 1960, poco después de que Fidel Castro asumiera el poder de Cuba, Valdés decidió dejarlo todo y abandonó su querida isla con rumbo a México.

Con el tiempo fijó su residencia en Suecia, aunque en el 2007 se mudó temporalmente al pueblo andaluz de Benalmádena, en la Costa del Sol española.

“No me gustaba el régimen y no me gusta. Por eso me fui y por eso no vuelvo (a Cuba)”, aseveró en una entrevista en el 2005, en la que reconoció, empero, que esa fue la decisión más difícil que tuvo que tomar en su vida.

Aunque vivió décadas alejado de su patria, siempre se mantuvo fiel a sus raíces. Al menos lo hizo musicalmente.

“Siempre me he inspirado, desde que me fui de Cuba, en el sabor de mi tierra”, aseguró el ganador de múltiples premios Grammy y Latin Grammy, entre otros reconocimientos.

Su exilio a Suecia supuso el inicio de un largo mutismo artístico. Ese silencio, que fue aún mayor en Cuba debido al veto de su obra en las emisoras del país, condenó a sus propios compatriotas a echar su legado al olvido.

En Estocolmo pasó 30 años tocando el piano en hoteles, alejado de los grandes escenarios y estudios de grabación, pero nunca dejó de componer. Allí concluyó en 1997 su antológica Suite cubana.

En 1994, el músico cubano Paquito D'Rivera –exiliado en España– lo invitó a participar en un disco, el cual marcó su retorno al mercado discográfico internacional. Bebo Rides Again (1994) salió para que “empezara a cabalgar otra vez en esto de la música”, solía destacar.

Sin descanso. Hasta su último suspiro, el incansable músico produjo decenas de discos. Su vigencia era tal que en el año 2000, el director español Fernando Trueba lo convirtió en el eje de su cinta musical Calle 54 , filme sobre el jazz producido en el mundo.

“Estaba ya muy mayor pero creo que esta última etapa de su vida ha sido muy bonita para él, porque ha grabado discos preciosos”, opinó Cristina Huete, esposa de Trueba.

Poco después, obtuvo gran éxito con el álbum Lágrimas negras (2003), ganador del Grammy Latino y grabado con el cantaor de flamenco Diego el Cigala. Además, fue protagonista del documental El milagro de Candeal , rodado en la favela brasileña de Candeal, junto Carlinhos Brown.

“Se ha ido con un público absoluto que le quiere y que le ama y, sobre todo, se ha ido con la calidad de genio que le caracterizaba. El era humilde, muy de pueblo, muy campechano, bromista, y caballero”, señaló el Cigala tras enterarse del lamentable deceso.

“Me pidió personalmente que no quería lloraderas cuando falleciera, sino que quería que se le recordara bailando. Este deseo es muy duro de tragar, pero es lo que le gustaba al maestro”, agregó el Cigala.

Como el vino. Todavía a la sobresaliente edad de 90 años, Valdés se midió nuevamente por un Latin Grammy. Lo hizo junto a Javier Colina, en la categoría de mejor álbum instrumental por Live at The Village Vanguard (2007).

“Yo nunca espero las nominaciones y, por eso, siempre son doblemente agradecidas”, expresó Valdés en el 2008.

Valdés continuó tocando el piano casi todos los días de su vida, sin perder nunca el amor por la música ni su chispa de picardía.

Su último disco fue Bebo y Chucho Valdés juntos para siempre (2008) en el que padre e hijo repasaron el repertorio y los ritmos de la música cubana.

Además, hizo la banda sonora de la cinta Chico y Rita , de Trueba, película animada que abrió el Festival Internacional de Cine Paz con la Tierra, en San José.

Cuando cumplió 90 años, le preguntaron cuál era el secreto de su longevidad. El respondió lo siguiente: “Si te lo digo, no es secreto... (risas). Pero, entre nosotros, ni fumo, ni bebo”.

Además, dijo a la agencia AP, que la mayor dificultad de haber llegado a los 90 era padecer enfermedades propias de su edad, pero que lo más gratificante era “haberse curado para seguir tocando el piano”.

A la generación de relevo le dio el mismo consejo que a él le dio su madre: “Aplicarse para salir avante y que crean en el Espíritu Santo, porque te limpia y te transforma para mejor”.

También expresó que quería ser recordado “con el corazón que había puesto cuando hacía su música”.