Así se vivió el regreso de los conciertos en pandemia al teatro, un show entre mascarillas y protocolos

La Orquesta Filarmónica se animó a dar el primer paso de volver a los escenarios con un tributo a Metallica capaz de erizar la piel y que fue aplaudido por un público que se comportó a la altura

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Alguien tenía que animarse a dar el primer paso.

Ha pasado más de un año desde que los reflectores se apagaron y la covid-19 les cerró la puerta a los conciertos.

Desde entonces la situación no ha cambiado mucho: el panorama sigue siendo muy incierto y animarse a presentar un show es incluso una decisión arriesgada.

Sin embargo, Marvin Araya, director de la Orquesta Filarmónica, estaba convencido de que podían regresar aún cuando la pandemia sigue estando presente entre los costarricenses. Tal vez porque ya hay protocolos, tal vez porque la sociedad está aprendiendo a convivir con el virus, o tal vez porque era algo que el público y los artistas pedían, necesitaban.

Y así fue.

Luego de más de dos meses de planeamiento y ensayos, este sábado 26 de junio fue finalmente el día en que un grupo subiera a un escenario para salir a escena en vivo y con público presente. Con dos presentaciones en esa fecha y una más este domingo 27 de junio, el telón del Teatro Popular del Melico Salazar, en el centro de San José, se volvió a abrir para albergar un tributo a Metallica con una Orquesta Filarmónica cargada de energía y muchas emociones que se desbordaban sobre el escenario con solo ver fijamente unos cuantos segundos a los músicos.

El espectáculo era capaz de erizar la piel de cualquiera de los presentes.

Y no era un tema solo de la música, sino lo que había detrás y lo que esto representaba para cada uno de los integrantes del ensamble. Los músicos habían pasado un año sin trabajo, esperando poder volver a salir a escena y descargar todos esos sentimientos provocados por la incertidumbre.

Y qué mejor forma que regresar con un espectáculo tan enérgico como este, que duró aproximadamente dos horas. Cada uno de los 17 éxitos de Metallica que conformaron el show se vivieron de forma intensa.

“Aunque parezca mentira es muy emocionante sentir la vibra de la gente, sentir el público. Hicimos un trabajo de forma tal que yo creo que la gente notó que estábamos matizados y muy seguros de lo que estábamos haciendo”, comenta Araya.

El maestro confiesa que detrás de escena no faltaron lágrimas; los artistas estaban agradecidos de poder volver a presentarse frente al público.

Como parte de las restricciones por la pandemia, en este primer espectáculo solamente hubo 35 músicos en escena, de los 67 que son en total. De acuerdo con Araya, están conscientes de que se deben cuidar y por ello se han dividido, para que todos puedan hacer shows.

“Entre nosotros hay mucho compañerismo y tenemos muy claro que el problema no somos nosotros, sino una enfermedad, entonces yo fui rotando a la gente para que todos puedan tocar una vez. Y lo del fin de semana, para nosotros, fue mágico porque sea como sea nosotros estábamos varados y teníamos más de un año de no tocar, muchos de ellos viven de la Filarmónica y llevan sustento a sus casas con lo de la orquesta”, comenta

La potencia de la voz de los cantantes Manuel Barrantes, Gustavo Salazar, Kurt Dyer, Anton Darusso y Yunuen Rodríguez fueron una muestra más de lo mucho que estaban disfrutando el show y así se los reconoció el público, quien al final del espectáculo se levantó y vitoreó lo presenciado en escena.

Público a la altura

Y es que acerca del comportamiento del público no hubo una sola queja. Ni antes, ni durante, ni después del espectáculo desacataron las instrucciones.

Por más fanáticos que fueran, cada asistente al show se quedó sentado en su asiento, con su mascarilla, cantando, bailando, alzando sus manos, agitando su cabeza, e incluso encendiendo las luces de su celular. Cada movimiento era suficiente para notar lo mucho que disfrutaron el espectáculo desde su sitio.

Ellos también fueron el reflejo de lo mucho que extrañaban volver a presenciar un espectáculo en vivo de la agrupación que tanto les apasiona. Eran niños, jóvenes y adultos, en su mayoría con camisetas alusivas a su banda, conscientes de que por su salud y por la de los demás tenían que respetar los protocolos.

“Si este concierto hubiera sido fuera de pandemia los gritos serían insoportables, de esos que aturden y uno interactúa más seguido con ellos. Yo estaba vez no lo hice para evitar que la gente se levantara, teníamos que mantener cierto grado de decoro”, agrega Araya.

Este fue un espectáculo que se realizó a medio teatro y aunque en los cuatro pisos hubo gente, estaban distribuidos de forma tal que se cumpliera el distanciamiento. Para ello, entre butacas había colocadas cintas amarillas que decían “Precaución”, y advertían que estaba prohibido sentarse.

De todas formas, el staff del teatro se encargó de llevar a cada burbuja a su respectivo asiento, para evitar aglomeraciones o confusiones.

En las afueras del teatro, el orden también imperó y conforme los fanáticos iban llegando debían pasar a los dos lavatorios móviles colocados en el lobby para lavar sus manos. Posteriormente, se les desinfectaba con alcohol y por último debían hacer fila respetando el distanciamiento para presentar su entrada.

Al finalizar el show, el público se quedó en su asiento hasta que recibieran la indicación por parte del teatro de que podían abandonar la sala. Nadie reclamó, nadie desobedeció.

Araya afirma que está muy complacido de ver lo que resultó de este show, el primero desde que se inició la pandemia con público presente en un teatro. Por ello, ahora la Orquesta Filarmónica se prepara para dar ocho espectáculos más.

El próximo será un tributo a Juan Luis Guerra, con la participación de Rumba Jam. Este contará con dos fechas el 17 y el 18 de julio y las entradas ya se encuentran a la venta en Eticket. Además, adelantó que entre sus shows venideros destacan un tributo a Coldplay, a Luis Miguel y a José José.