Vivienne Westwood, una influyente revolucionaria de la moda, murió el jueves a los 81 años.
La casa de modas del mismo nombre anunció su muerte en las plataformas de redes sociales y dijo que murió en paz. La diseñadora y activista murió “pacíficamente y rodeada de su familia” en Clapham, al sur de Londres. No se reveló la causa de la muerte.
La carrera de moda de Westwood comenzó en la década de 1970 con la explosión del punk, cuando su enfoque radical del estilo urbano conquistó al mundo.
Ella es recordada por desempeñar un papel clave en este movimiento. La expresiva vestimenta y la política anárquica del punk se consideraron una afrenta general al conservadurismo de la Inglaterra a mediados de la década de 1970.
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Los looks que acompañaron aquel momento histórico se presentaron como una mirada refrescante a la forma de vestir y manifestarse. Su valor estético fue tan grande que lo punk se conserva como subcultura hasta nuestros días.
Westwood disfrutó de una larga carrera, donde destacó en ciudades top de la moda como Londres, París, Milán y Nueva York.
El nombre Westwood se convirtió en sinónimo de estilo y actitud, incluso cuando cambiaba de enfoque de un año a otro. Su gama era amplia y su trabajo nunca era predecible.
Para el periódico France24, la figura de Westwood fue relevante porque trascendió la fama y llevó el diseño a una causa social.
“A medida que su estatura creció, pareció trascender la moda, con sus diseños expuestos en colecciones de museos de todo el mundo. La joven que había despreciado al establecimiento británico finalmente se convirtió en una de sus principales figuras y usó su posición de élite para cabildear a favor de reformas ambientales, incluso mientras mantenía su cabello teñido del brillante tono naranja que se convirtió en su marca registrada”, se lee en el obituario escrito por el medio francés.