Miss Universo: las latinas se llevan la corona siempre que su piel sea blanca

Un análisis hecho por Viva demuestra que para el máximo concurso de belleza del mundo, las blancas son las mujeres más hermosas, independientemente de su procedencia. Aunque negras y morenas han arrebatado la corona más de una vez, siempre salen a la pasarela en clara desventaja

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Quien insista en decir que Miss Universo no es un certamen racista, pocos argumentos tendrá en su favor.

Contrario a la creencia popular sobre la predilección por las mujeres de aspecto caucásico, la mayoría de quienes han sido coronadas como las más hermosas del planeta son de procedencia latinoamericana. Sí, pero casi todas tienen un factor en común: son de tez blanca.

Viva recopiló datos de fenotipo de las 65 reinas que han ostentado el título hasta el momento (64 resultaron ganadoras y una primera finalista asumió la corona luego de que la rusa Oxana Fedorova renunciara) para descifrar cuáles son los ideales de belleza de la organización del concurso.

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La categorización incluyó solo tres tonalidades de piel: blanca, morena y negra, independientemente de la procedencia y los aspectos genéticos.

Los tonos de cabello se clasificaron en negro, café, rubio y rojizo, mientras que las colores de ojos fueron negros, cafés, azules y verdes.

De 41 de las 65 reinas del certamen, fue posible obtener medidas de busto, cintura y caderas. También se recabaron datos de estatura, edad al recibir la corona y procedencia de todas las ganadoras.

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Supremacía latina

Luego de tres monarcas europeas y una estadounidense, en 1957 la Miss Perú Gladys Zender –madre del actor Christian Meier– abrió las puertas para la belleza iberoamericana.

Zender consiguió la corona en una controversial edición, luego de que varios de los directores de los certamenes latinoamericanos amenazaran con boicotear el concurso, pues en 1956 ninguna latina llegó al top 5.

A Zender la sucedió la colombiana Luz Marina Zuluaga y en los años 60 dos brasileñas y una argentina fueron nombradas Miss Universo.

Las misses latinoamericanas, sin embargo, fueron consideradas fuertes candidatas solamente a partir de los 80, década en la que acumularon cuatro coronas. La primera de ellas fue para la venezolanas Irene Sáez (reina de belleza en 1981 y candidata presidencial en 1998).

Posteriormente, se dejaron la corona en tres ocasiones consecutivas, con la puertorriqueña Deborah Carthy-Deu (1985), la venezolana Bárbara Palacios (1986) y la chilena Cecilia Boloco (1987).

En los años 90, las latinas repitieron en cuanto a cantidad de victorias, con la mexicana Lupita Jones (1991), la puertorriqueña Dayanara Torres (1993), la venezolana Alicia Machado (1996) y la trinitaria Wendy Fitzwilliam (1998).

El poderío latino terminó por demostrar su preponderancia a partir del 2000. En una década, los territorios latinoamericanos cosecharon siete reinas, pues la Miss Universo 2002, la rusa Oxana Gennadyevna Fedorova, renunció a su título luego de apenas 119 días, argumentando razones personales.

Luego, reveló el tratamiento sexista que recibió en una entrevista en The Howard Stern Show la indispuso para cumplir con sus compromisos con la organización del certamen.

Así, la corona recayó sobre la primera finalista de esa edición, la panameña Justine Pasek.

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En lo que va de la presente década, las latinas ya se apoderaron de la mitad de los títulos y, según el experto en moda y comunicador social Tony Daza, la venezolana Mariam Habach es la favorita para coronarse en la ceremonia que se celebrará este domingo en Filipinas.

“En el mercado asiático se le rinde culto a la venezolana”, asevera Daza. “Cada vez vemos a más misses asiáticas en la pasarela emulando la actitud latina de la venezolana, la colombiana, la puertorriqueña”.

Para Daza, hay dos factores clave que influyen en la preponderancia que las latinas han tenido en el concurso en las últimas décadas.

Por un lado, las firmas patrocinadoras encuentran en las latinoamericanas “un anzuelo” para llegar al mercado hispano.

“Independientemente del país de donde provenga, las latinas son más espontáneas, más carismáticas, más afectuosas, y evidentemente en cualquier mercado llaman la atención”, explica.

Por otra parte, las reinas latinoamericanas suelen adquirir un papel en la industria del entretenimiento o en entregas de galardones como los Grammy.

“No es una responsabilidad 100% del jurado, sino una combinación de la organización con la evaluación del jurado”, afirma Daza. “La organización propone y el jurado dispone”.

Lo blanco, lo bello

De las 65 mujeres que han ostentado la más codiciada corona, 58 han sido blancas.

Cumplen con esta característica 22 de las 25 Miss Universo que ha cosechado Latinoamérica en toda su historia, además de 12 de las 13 asiáticas, nueve de 10 norteamericanas, las 10 europeas y las tres oceánicas que alcanzaron la gloria.

Asimismo, dos de las cuatro reinas africanas eran blancas: Margaret Gardiner (1978), de Sudáfrica, y Michelle McLean (1992), de Namibia.

De hecho, tuvieron que transcurrir 25 años para que Miss Universo hiciera monarca por primera vez a una mujer negra: Janelle Commissiong, de Trinidad y Tobago.

Entre los jueces de la edición de 1977 había personalidades como los diseñadores Óscar de la Renta y Roberto Cavalli, la cantante de soul Dionne Warwick, y el fotógrafo estadounidense Gordon Parks, estos dos últimos también de piel oscura.

Durante su reinado, la joven de 24 años abogó por los derechos de las personas afrodescendientes y por la paz mundial, lo que le valió la Trinity Cross, uno de los máximos reconocimientos que confería el gobierno trinitario.

Solo dos mujeres negras ganaron la corona después: Mpule Kwelagobe (1999, de Botswana, y Leila Lopes (2011), de Angola.

Adicionalmente, apenas tres reinas de belleza de piel morena alcanzaron el título de Miss Universo. Ellas fueron la estadounidense Chelsi Smith (1995), la trinitaria Fitzwilliam (1998), la india Lara Dutta (2000) y la boricua Zuleyka Rivera (2006).

“No me atrevería a decir que hay factores de racismo o discriminación”, comenta Daza, pese a la evidente brecha entre mujeres blancas y de color.

“Si hay una morena realmente espectacular, que no solamente sea bella, sino que durante el mes del concurso haya demostrado carisma, tiene todas las oportunidades de ganar. Este año podría ser la sorpresa”, agrega, en referencia a la representante de Sierra Leona, Hawa Kamara.

El prototipo ideal

De acuerdo con los datos de medidas disponibles de las reinas de belleza, tan solo cuatro cumplían con el estándar de 90-60-90: la israelí Rina Messinger, las venezolanas Maritza Sayalero y Gabriela Isler y la chilena Cecilia Boloco.

Al promediar los datos de busto, cintura y cadera de todas las ganadoras por década, es posible determinar que el estándar se ha mantenido y no existen diferencias significativas por época.

Para Daza, lo que sí ha cambiado es el interés por una figura más tonificada. “Hoy en día vemos chicas compitiendo con abdominales marcados, algo que hace 10 o 15 años no se relacionaba con un canon de belleza”, dice.

Adicionalmente, hay una variación en cuanto a la estatura. Mientras que en la década de los 50, el promedio era de 1,68 metros –siendo Luz Marina Zuluaga (1958) la Miss Universo más pequeña de la historia, con 1,62 metros–, del 2010 al presente las misses coronadas medían alredor de 1,76 metros.

La media se incrementó en la década del 2000, pues la dominicana Amelia Vega medía 1,86 metros, con lo que es, hasta hoy, la reina más alta del concurso.

La edad de las mujeres más bellas del planeta también ha cambiado. En la década de los 50, el promedio era de 20 años, con dos menores de edad en el historial de reinas: la finesa Armi Kruusela, la primera Miss Universo; y la peruana Zender, quien también tenía 17 años.

La edad de Zender fue motivo de controversia, pues estaba por debajo del mínimo exigido por la organización del certamen para ese entonces. Sin embargo, la peruana conservó la corona, pues en su país era considerada mayor por tener más de 17 años y medio.

Actualmente, el promedio de edad de las ganadoras ronda los 23 años, y es la actual monarca, la filipina Pía Alonso Wurtzbach, una de las mayores en coronarse, pues tenía 26 años (hoy tiene 27). La misma edad tenía la estadounidense Brook Lee en 1997.

En cuanto a los rasgos estéticos, en la década de los 50 prevalecían las mujeres blancas, rubias y de ojos azules, tal como la primera reina, Armi Kuusela (1952). Ese canon de belleza volvió a imponerse en los 80.

Sin embargo, desde los 90, la mayoría de las Miss Universo han sido blancas, con ojos y cabello café. Esto puede deberse, en parte, al aumento exponencial de ganadoras latinoamericanas, quienes, en su mayoría, cumplen con este patrón.

Aunque los estándares de belleza del principal concurso de belleza del mundo han sufrido pocas variaciones a lo largo de la historia, hay quienes apuntan al exotismo y a la búsqueda de otro tipo de cualidades.

“Probablemente haya un viraje que en los próximos años. Vamos a ir viendo qué es lo que buscan: una chica que no solo represente la posibilidad de ser escuchada y vista, sino también que tenga la posibilidad de realizar un trabajo más allá de simplemente posar”, dice Daza.