Miguel Salguero no necesitó un título para destacar en el campo del periodismo

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“Entré al periodismo por la ventana”, comentó Miguel Salguero, o Miguel Zamora Zúñiga, el verdadero nombre de este periodista costarricense que mañana cumplirá 80 años.

No fue a una universidad para sacar su título como comunicador, ni siquiera sacó el sexto grado en la escuela; sin embargo, su amor por la lectura, lo hicieron soñar –cuando apenas era un chiquillo que andaba descalzo– con ser un gran escritor.

“Cuando iba a dejarle leche al patrón en San José, cogía por la avenida Central para llegar al mercado de la Coca Cola a agarrar la cazadora. De camino, pasaba por las tienditas a comprar uno que otro libro. Así conocí, por ejemplo, a Julio Verne”, recordó Salguero, quien recién empezando su carrera como comunicador, recibió el Premio Nacional de Periodismo, en 1963.

El sueño lo cumplió allá por 1962, cuando el periódico La Nación le dio la oportunidad de contar en una columna sus andanzas como campesino y sus conocimientos de la ciudad que solo logró visitar cuando iba a dejar leche a San José o cuando vendía pepinos y rábanos en San Isidro de El General.

Aquella columna que vio la luz bajo el seudónimo de Miguel Salguero, se publicó durante 13 años en el diario. Se llamaba Conozcamos Ticolandia .

La decisión final de escribir la tomó cuando era jefe de resguardo en la Cruz Roja y al subir el cerro de Santa Elena, para un rescate, vio la maravilla natural de nuestro país.

“Me dije: ‘Dios mío, si alguna vez tengo la oportunidad, voy a dar a conocer a la gente todas estas cosas. Pensé que árbol que no tiene las raíces profundas, cualquier vientecillo lo bota’”, dijo.

Ha hecho de todo en el medio de la comunicación, hizo programas de televisión y de radio, escribió más de 37 libros y hasta realizó películas para llevarle a los costarricenses la cultura tradicional que identifica al pueblo.

“Dar a conocer la cultura y tradiciones de Costa Rica es importante en la medida en que yo, desde mi perspectiva, contribuya a que nos conozcamos mejor, a que apreciemos nuestra tierra que es maravillosa”, aseguró.

Su estilo típico para demostrar la idiosincrasia del costarricense, desde el borracho hasta el campesino, le han merecido varios reconocimientos en Costa Rica, entre ellos el de mejor periodista del año, hijo predilecto del cantón de Acosta, ciudadano de honor del cantón de Aguirre y el premio de periodismo.

“Siempre tengo que aclarar que desde que llegué al periodismo no he trabajado, más bien me he divertido enormemente”, afirmó.