La comida que todos conocemos, hecha de una forma distinta

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Llegó enero y también la esperanza de muchas personas de comenzar una vida nueva en el nuevo año, posiblemente más saludable.

Aunque el propósito es bueno, todos sabemos que olvidarse de los pecados gastronómicos decembrinos no es una tarea nada sencilla, por eso al migrar de las frituras, las rebanadas de queque navideño a los vegetales y carnes no grasosas, siempre es bueno contar con la mayor cantidad de opciones.

Dos de ellas se cocinan al este de la capital. Ellas son los restaurantes Gobi y Bambai , parrilladas al estilo mongol, los cuales hacen que los ingredientes que usamos todos los días cobren otra dimensión.

Al leer la categoría de “parrillada mongola”, posiblemente se imagine que la propuesta gastronómica de estos lugares consta únicamente de platos de aquel lejano país asiático; no obstante, no es así.

Según María Emilia Morales, propietaria de ambos restaurantes, tanto en Gobi como en Bambai, la gente encontrará los mismos vegetales, carnes, lacteos y semillas que consumimos a diario en el país.

La diferencia está en cómo se cocinan estos platos, pues los alimentos son cocidos al estilo mongol: a la parrilla, aderezados con salsas hechas con ingredientes naturales y bajos en grasa.

¿Cómo se hace esto? La experiencia de los comensales en ambos restaurantes es entretenida y desafiante. En vez de tener un menú con muchos platos a elegir, cada quien construye su almuerzo o cena siguiendo sus instintos.

Al ingresar a Gobi y Bambai, lo primero que se debe hacer es seleccionar un tazón que vaya de acuerdo a su apetito: hay medianos y grandes para escoger.

Con la taza en la mano, los asistentes desfilan por una barra de alimentos donde de forma personal pueden servirse pastas, arroces tradicionales e integrales, verduras de todos los tipos y, de vez en cuando, una que otra fruta.

Finaliza este recorrido en una cámara con huevos, así como una amplia variedad de carnes, mariscos y tofu.

Cuando todos los ingredientes están en el tazón, es momento de escoger un par de salsas que aderecen su plato: hay con coco, culantro, curry , pimienta, ajo, hierbas y aceite de oliva, entre otras.

Desde ese punto, la responsabilidad de su plato pasará a manos de un parrillero que cocinará la carne y los vegetales por aparte.

Cuando ya todos los ingredientes estén cocidos, se juntan, regresan al tazón y se llevan a su mesa, acompañados por una bebida natural o por una gaseosa, según sus preferencias.

La porción, aunque sea la de tamaño regular, es bastante y sustenta de igual forma que lo hace un casado o un plato de pasta.

La única y más importante diferencia está en la cantidad y el tipo de grasa de los platos, pues la comida que se sirve en estos tazones no cuenta con grasas dañinas.

“Este tipo de preparación ha venido a llenar un nicho que normalmente no encuentra opciones para salir a comer, por ejemplo, personas hipertensas, diabéticos, vegetarianos y para gente que le gusta cuidar el estado de su salud”, aseguró Morales.

El restaurante Gobi se encuentra en plaza Antares, mientras que Bambai está ubicado 50 metros al sur de Plaza del Sol en Curridabat.

Cada uno de estos locales tiene una capacidad para 65 personas. En promedio, un plato con su bebida puede costar unos ¢6.000.

¿Se atreve a probarlo?