La cantante pop Katy Perry entregó un show lleno de energía al medio tiempo del Super Bowl XLIX. Ella fue acompañada por Lenny Kravitz y Missy Elliott, quien fue la sorpresa de la noche.
En 12 minutos, la cantante realizó un medley de sus principales éxitos, se echó el público a la bolsa y fue capaz de presentar cuatro distintos tipos de vestuario, en una actuación a ritmo de vértigo. Como lo prometió en los días previos, y como parte de su marca registrada, el espectáculo tuvo tintes sexis, con un pequeño toque de inocencia.
También cumplió su promesa de llevar tigres y tiburones al escenario del Super Bowl: con un animatronic, para interpretar su éxito Roar, y con bailarines disfrazados, saldó su palabra.
Por la respuesta de los asistentes, y con la comparación del insípido espectáculo de Bruno Mars del 2014, tal parece que Katy Perry le dio la razón a la NFL cuando la seleccionó para el show del medio, una parte importantísima del superdomingo en los Estados Unidos.