Estrella. Macaulay Culkin, la estrella infantil de la saga cinematográfica Mi pobre angelito, es una prueba fehaciente de lo difícil que es hacerse mayor en Hollywood. Hoy cumple 30 años convertido en un rostro olvidado para una industria cruel y en movimiento.
De aquel rubio pícaro que hizo facturar millones a los estudios de Hollywood en los 90, queda solo la nostalgia. El actor celebra hoy su trigésimo cumpleaños con el público que lo vio crecer preguntándose qué fue de su vida.
La carrera profesional de Culkin, que llegó a ser considerado el actor infantil de mayor éxito desde Shirley Temple, murió después de su último trabajo de cierto peso en el thriller The Good Son, que fue el principio del fin para el joven actor de Nueva York. Después de eso llegaron tres cintas de poca trascendencia en taquilla. Su vuelta en el año 2000 fue un tanto traumática, ya con 20 años y sin el tierno encanto de su rostro.
Una década después, Culkin da poco de qué hablar. La última vez que se le vio en un rodaje para la gran pantalla fue en 2007, cuando protagonizó la comedia negra Sex and Breakfast, cuya facturación fue tan mediocre que solo se estrenó en Los Ángeles.