Sarah Ferguson se da un golpe de gracia

Tras vender el acceso a su exmarido, el príncipe Andrés, la duquesa de York se vio en un callejón sin salida, eso la obligó a hablar sobre la crisis por la que pasa y a admitir que está en quiebra

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Sarah Ferguson no imaginó que vender el acceso a su exmarido, el príncipe Andrés de Inglaterra, sería el detonante que dejaría al descubierto lo que ella calificó como la peor crisis de su vida.

A raíz del video en el que el diario sensacionalista News of the World grabó a la duquesa de York cobrando $711.000 por presentarle a su exmarido a un supuesto empresario, que en realidad era un periodista, a ella no le quedó más salida que hablar de sus problemas financieros y de sus excesos.

Fergie –como se le conoce a Ferguson– reconoce que intentar llevar una vida de duquesa, luego de su separación del príncipe Andrés, fue lo que ocasionó sus enormes problemas económicos.

Esta no es la primera vez que ella está en la mira de todo el mundo, ya que su vida personal comenzó a ser de dominio público desde que se le relacionó con el príncipe Andrés.

A ella, al igual que a Diana de Gales, haber entrado en la realeza británica siendo plebeya fue una condición que la expuso ante la prensa. A eso contribuyó su evidente deseo de figurar –no solo se relacionó con celebridades sino que hasta vendió sus propias fotos– y los amoríos que se le han endilgado, antes y después de casada.

Arrepentida. En una entrevista que la pelirroja concedió al talk show estadounidense The Oprah Winfrey Show, ella habló sobre el video que puso en evidencia su crisis e hizo una reflexión acerca de las causas de sus escándalos.

En ese espacio de la NBC, quien otrora disfrutó de los goces de la realeza confesó que ha vivido por encima de sus posibilidades económicas, al punto de no tener dinero para poder pagar la renta.

Debido a su crisis financiera, ella tuvo que volver a vivir a una de las alas de la mansión que el príncipe Andrés, junto con sus dos hijas.

También admitió su falta de juicio en relación con el video y hasta su ebriedad. “Fui una estúpida y tremendamente confiada. Me veo completamente borracha (en el video)”, le dijo la mujer de 50 años a Oprah.

“No quise enfrentarme a la realidad porque estaba en mi momento más bajo”, agregó.

Ella le aseguró a Winfrey que el dinero que cobró por vender el acceso al príncipe era para ayudar a un amigo suyo, mas no dio detalles sobre esa persona.

La duquesa explicó también que no puede pedir dinero a la corona porque está “divorciada de la familia real”.

Con ella, la reina Isabel II, madre del príncipe Andrés, tomó la inusual decisión de suspenderle el financiamiento que le otorgaba la corona. Eso agravó la penosa situación de Fergie, al extremo de que ha sido su exesposo quien se encarga de mantenerla.

Al respecto, ella le dijo a Winfrey que no desea seguir dependiendo económicamente de su exmarido.

Romances y subsistencia. Tras el escándalo con el video, otros medios han comenzado a hablar, de nuevo, de la vida amorosa de la pelirroja.

Esta semana, la revista estadounidense Globe Magazine insinúo que ella llegó a vender su cuerpo por $450.000 a empresarios del petróleo de Arabia Saudí.

Este rumor tiene eco en otro escándalo del pasado: en 1996, el veterano programa estadounidense de la CBS Inside Edition aseguró que la duquesa había vendido un beso a un jeque árabe por $75.000.

Aún antes de su divorcio a ella se le relacionó con otros hombres. En 1992, se publicaron fotos en varios medios británicos en la que su asesor financiero le acariciaba los pies, mientras ambos estaban en la playa de vacaciones.

La misma mañana en que esas imágenes salieron a la luz, la duquesa abandonó a la familia real.

Por aquellas fechas, también circularon fotos suyas durante unas vacaciones que tomó con el millonario estadounidense Steve Wyatt.

Luego de esos escándalos y tras el divorcio, la duquesa de York comenzó a buscar formas de subsistir, pues, para entonces, tenía deudas por $4 millones.

En un reportaje sobre la exmiembro de la familia real, el servicio de noticias británico BBC Mundo explica que ella logró salir de esa deuda haciendo negocios en el extranjero; no obstante, no se detalla de qué tipo.

Sin embargo, se sabe que, por esas mismas épocas, Ferguson fue embajadora de la empresa estadounidense de control de peso Weight Watchers, portavoz de la marca de cosméticos Avon y de la empresa de porcelanas Waterford Wedgwood.

Además, ella se convirtió en autora de libros, productora de filmes y comenzó a grabar comerciales para distintas marcas.

Pero la duquesa quería más y, aunque la idea de debutar como presentadora de televisión no fructificó, sí logró pequeñas participaciones en la serie televisiva Friends y estuvo en el reality show El Aprendiz de los Famosos.

Todo eso no fue suficiente para reparar sus enormes problemas financieros, que volvieron a salir a flote en setiembre del 2009.

En ese año, ella tuvo que liquidar tres cuentas pendientes, luego de que sus acreedores (una firma de contadores, de abogados y una empresa fotográfica) la citaran en la corte por una deuda de $31.000.

En ese momento, el vocero de la duquesa dio la alarma de que, otra vez, ella estaba en problemas.

Caritativa. Pese a sus excesos y escándalos, Sarah Ferguson nunca ha dejado de lado su labor benéfica. Ella ayuda a niños abandonados y busca concientizar al mundo acerca de la situación de los jóvenes atrapados en zonas de guerra.

Por defender sus causas también se metió en problemas en el 2008. Ese año enfrentó un pedido de extradición a Turquía, esto a causa de una acusación de dañar la imagen de esa nación al filmar ilegalmente un documental sobre las condiciones de los orfanatos del territorio turco.

Lejos de sus aciertos y aún consciente de sus malas experiencias, la duquesa ha dicho que si pudiera devolver el tiempo se volvería a casar con el príncipe Andrés.

“A menudo pienso que si pudiera volver a ser la novia que fui en 1986, con el conocimiento que tengo ahora, me habría casado, pero quizá habría hecho algunas cosas de forma distinta. Me casé con el hijo más guapo de la Reina, pero no me casé con el Príncipe, yo me casé con el hombre. Y ha sido lo mejor que he hecho nunca”, le aseguró en una entrevista a la revista ¡Hola!