Parecerse a Ken y Barbie es una obsesión

Diferentes medidas Jóvenes recurren a operaciones, ropa o maquillaje para parecerse lo más posible a muñecos de plástico de Mattel

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¿Le pareció inaudita y hasta ridículamente peligrosa la actitud del joven de Nueva York que se ha operado 90 veces para parecerse al muñeco Ken, de Mattel?

Guarde un poco de aliento y de asombro, porque la historia de Justin Jedlica, de 32 años, es solo una de muchas más que hay en el mundo: personas que desesperadamente buscan parecerse a Barbie y a su plástico novio.

Una rápida búsqueda en Internet podría darle a usted cuenta de casos como los de Dakota Rose, más conocida como Kotakoti; la británica Venus Angelic (cuyo nombre real es Venus Palermo) y Valeria Lukyanova, una joven rusa de 21 años que invierte todos sus ahorros en parecerse a la conocida muñeca.

Estos son algunos ejemplos de jovencitas que no superan los 25 años, aunque también está el caso asombroso de la estadounidense Cindy Jackson, de 56 años.

Esta mujer heredó una importante fortuna de su padre, la cual le ha permitido ingresar al quirófano en 52 ocasiones.

Su meta es parecerse lo más posible a Barbie, según reconoció en entrevistas con medios de su país, luego de que un hombre en la calle le dijo que cuando ella sonreía, la nariz y la barbilla “casi se tocan”. Allí comenzó su obsesión.

“No me propuse establecer un récord mundial, nunca fue mi ambición; es solo que tenía que hacerlo (la transformación)”, reveló esta mujer, quien ha invertido más de $100.000.

Jackson se ha operado los ojos, la nariz, los labios, los pómulos y la barbilla. No contenta esta dama de las cinco décadas ha modificado sus pechos, el abdomen y las rodillas, entre otras muchas partes de su anatomía.

Hay blogs que llaman la atención, con preocupación, sobre esta tendencia entre muchos jóvenes. Este es el caso de Vitonica, que está dedicado a la vida sana.

A la luz del caso de Dakota Rose (Kotakoti), sus autores escribieron: “Si existiera la muñeca mediría 1,90 de altura, pesaría solo 46 kilos y tendría unas medidas de busto, cintura y cadera de 95, 45 y 82 centrímetros respectivamente, lo cual sin duda demuestran una imagen irreal para un cuerpo saludable”.

La psicóloga Marylén Vargas explicó que estos obsesionados con Ken y Barbie podrían sufrir el llamado Trastorno dismórfico corporal (TDC), que no es más que una preocupación excesiva y fuera de lo normal por algún defecto físico, ya sea real o imaginario.

Evidentemente, dice la especialista, este problema es azuzado por los estereotipos sociales de la belleza, en los que se exaltan criterios como la delgadez como un símbolo de aceptación y hasta de perfección.

“Hay un problema de autoestima y de seguridad; son personas autocríticas con su cuerpo y con problemas de adaptación. Sienten que deben ser perfectos para calzar en la sociedad”, indicó Vargas.

Pero esto no parece preocupar a Justin Jedlica, quien en una entrevista reciente con ABC News aseguró que no escatimaría dinero y tiempo en someterse a nuevas cirugías. Su meta, dice él, es alcanzar la “perfección”, aunque sabe que el riesgo para su salud es alto.