Mudar la piel: una tarde en el camerino de 'Tu cara me suena'

Todos los domingos un grupo de artistas ticos se deshace del yo, para encarnar a una celebridad internacional. Se someten a un largo proceso de caracterización donde las horas los ponen inquietos y aburridos, y es entonces cuando la magia ocurre

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Si existe un lugar prestigioso para nosotros, los 'vinas', en un show como Tu cara me suena, es el camerino. Además de ser espacios con acceso restringido para la mayoría de los mortales, dentro se establecen ciertas reglas que no aplican normalmente en nuestra cotidianidad. Por ejemplo, en los camerinos se come de pie, se corre en calzones, o se gritan goles mientras se secan las prótesis de nariz .

Los camerinos son como ecosistemas repletos con nuevos especímenes por estudiar. Dentro de esas paredes el comportamiento humano cambia por una simple razón: ahí dentro no hay cámaras. O al menos, es su naturaleza no tenerlas. Entonces cada quien se despoja de sus personajes para solamente ser. Dentro de esa cualidad, todo es posible.

* * *

Desde 2015 se transmite por Canal 7, Tu cara me suena (TCMS), un programa que reúne a celebridades nacionales para poner a prueba su talento. Cada domingo, un famoso interpreta una canción elegida por la productora; gana la mejor imitación. TCMS es producido para Costa Rica por Teletica Formatos, una unidad productora de la Televisora Costa Rica. Sin embargo, el show es original de la cadena español Endemol.

Esta es la tercera temporada del programa, y en ella participan Marcia Saborío y María Torres, juntas han cantando reggaeton y llorado en el escenario. Además de este dúo, está la modelo Melissa Mora, quien en su primera presentación tuvo que imitar al cantante mexicano Pedro Fernández. También participan Mauricio Artavia, conocido como 'Papi Pazz' e integrante de El manicomio de la risa; Mauricio Herrera (Elvis tico), Vanessa González, Daniel Moreno, David Nick, y Luis Gabriel Loría (Luisga), de Los Ajenos.

Una de las razones por las que el programa destaca es por las caracterizaciones que semana a semana han transformado a Daniel Moreno en Paquita la del Barrio, a ‘Papi Pazz’ en Ninel Conde, y a David Nick en Adele, esto por mencionar algo. Pero para poder conocer más sobre el detallado proceso que conlleva ponerle papada a una persona con 0% de grasa corporal, pasé una tarde entera dentro del camerino de TCMS , ese vasto universo de criaturas desinhibidas. Esto fue lo que pasó:

Tres pelos

A la 1 p. m. la calma imperaba en el camerino. Pero esto fue algo circunstancial, en minutos el silencio sería interrumpido por alaridos, ladridos, y risas.

Para el programa del domingo, TCMS invitó a los concursantes de la temporada pasada para hacer un especial de dúos. Así que, de pronto, el gentío se duplicó.

Pero antes de que llegara medio mundo, Manuel Emilio Sancho, mejor conocido como 'Mamilo' y encargado de las pelucas en el programa, trataba de acomodar con completa concentración y delicadeza tres colochos en la frente de un maniquí. Lo hacía mientras miraba una imagen de Cristina del Valle, la cantante del grupo español Amistades peligrosas. Esa noche, una canción del grupo sería parte del variado repertorio.

"Es que todavía no me parece que quedan bien. Ves, como aquí, en esa línea, algo así hace falta. Que los tres colochos se vean igual, por favor", le decía Sancho a su aprendiz, Mónica Sánchez. 'Mamilo' cursó Bellas Artes en la Universidad de Costa Rica, y se considera un escultor del cabello. "Es igual que esculpir madera", me asegura mientras me mira con detenimiento.

Será por la naturaleza de su oficio que percibí, mientras me hablaba, cómo estudiaba mi cara. El largo de mis pómulos, el contorno de mi barbilla, el tamaño de mi nariz, así que, un tanto intimidada, huí.

Los participantes entraron uno a la vez, formando un agradable enjambre.

El camerino no es un lugar demasiado grande, tiene dos cuartos donde caben alrededor de cinco estilistas en cada uno. También tiene una sala grande donde se encuentran los encargados del cabello, así como los de vestuario, y es zona de paso.

Además está provisto de un cuarto al fondo, con sillas y una mesa grande, donde los que están esperando se sientan a matar el tiempo y a hablar sobre las cucarachas y los sustos; cosas así.

La manada

Por la puerta principal, algo incómoda entró Melissa Mora. "Es que se me varó el carro cuando venía para acá", le decía a una chica que se encontraba junto a ella. En eso, entró como 'Pedro por su casa', María Torres, besando y abrazando a quien fuera que se topara.

Torres interpretaría esa noche Aserejé de Las Ketchup, junto a Marcia y Luis Montalbert de Gandhi.

Para cumplir con el papel, María tenía que llevar una prótesis en la nariz para afinarla un poco más, y a Montalbert le tocó encaramarse un par de senos sin pezón. "Como las barbies", le decía más de uno. Entre risas y miradas de confusión, el cantante pasó un buen rato acostado, esperando a que se secaran sus nuevas amigas.

Aquella escena tan bizarra se la podemos agradecer a Raúl Cuadra, a quien Canal 7 contrata para cada temporada. Cuadra viene desde Valparaíso, Chile, una ciudad mítica de marineros, y cerros. También estudió Bellas Artes, (en Valparaíso), y así como 'Mamilo', se define como un escultor.

Entonces, mientras Cuadra le acomodaba los senos a Montalbert, Torres trataba de ojear el partido entre el Madrid y el Atlético. Junto a Torres, se encontraba Luis Felipe Arroyo, 'Pepe', quien también pasaba por un proceso de secado, pero este lo tenía en su cabeza. Aquello es como una sala de emergencias de un mundo fantástico.

Pasar horas confinados en un espacio limitado junto a amistades con una presencia monstruosa crea dinámicas que solo ellos comprenderán.

Por eso, cuando María se quejaba de que ahorita la nariz le iba a picar, Cuadra le refutaba con pereza y risa, como cuando toca decirle 'que si, que si', a la majadería. O como cuando la hermana menor no deja de pedir que cambien el canal.

— Que no va a picar tanto. Ya verá María, espere.

—No es cierto. Es que ¡uyyyy! Se siente como tener abejas picando, así como pellizquitos.

La actriz decía lo anterior mientras me tocaba el brazo, me pellizcaba y miraba el partido. Con una extraña cercanía, porque ella y yo somos desconocidas, me contaba que se siente afortunada porque el grupo en el que le tocó estar es muy unido. "Siempre tratamos de almorzar juntos los martes".

Luego Cristiano Ronaldo metió un gol, y todo el salón se dispersó. Eso sí, más tarde me contó que por ser "la más vieja del grupo" se siente como la mamá. Por esto, hasta confites reparte mientras el resto vive el minucioso proceso de transformación.

Casa de sustos

Después de un rato, el camerino parecía un castillo encantado. Princesas comiendo chicharrones, y caballeros ladrándoles a mujeres indefensas. Hombres vestidos de negro, con la ropa empolvada y las manos llenas de colores. Pelucas medio puestas. En una esquina un hombre maquillado como la realeza, pero con la panza afuera.

Cuando el proceso de caracterización está a medio camino, realmente se detalla el trabajo de los maquillistas y el resto del equipo, porque aquello parece un elegante y emocionante encuentro de transformistas regresando a la casa después de una fiesta: brasieres guindando en cuerpos fornidos, pestañas por todo lado, y hombres caminando por la zona de paso secándose el esmalte de las uñas con tiernos soplidos.

Uno de los invitados de la temporada pasada fue Choché Romano, quien aprovechó cada oportunidad que tuvo para ladrar como chihuahua enfurecido, asustando a quien estuviera en su paso. Romano también tomó la ocasión para darme una pastilla. "Tome, se la regalo solo porque es usted", me dijo. La tomé y la guardé en mi jacket. Proseguí.

Visité una última vez el salón del fondo, donde se encontraban Mauricio Herrera, Tapón, Lady Agüero, Luisga y otro montón de gente. Mientras alguien ayudaba a Luisga a ponerse el atuendo con el que iba a interpretar a Alejandra Guzmán, Herrera contaba cuanto odia los sustos y las cucarachas. Tapón confesaba la vez que su esposa le pegó tal susto, que se enojó con ella. Marcia entonces recordó algo similar, cuando su pareja le jugó una mala broma. "Yo le decía, 'pero como se atreve a hacerle eso a un ser amado'". Y el cuarto entero se soltaba en risas. Luego recordé la pastilla de Choché, la miré y dentro tenía un papel con un salmo escrito. Proseguí.

En eso entró Jill Paer, invitada de la temporada anterior, ingresó de última, con un tazón lleno de ensalada y una botella de vino con agua.

"Tengo que ensayaaaaar", decía entre bocados de "monte", como llama a la lechuga. Pero todos miraban con complicidad los chicharrones que la mamá de Luisga les llevó desde Nicoya, Guanacaste a los concursantes. Así, bien alimentados, y con la mente ligera, cada uno se preparaba y limpiaba los nervios a su manera, para salir al escenario una vez más.

* * *

Tal vez, los camerinos son espacios sagrados por la intimidad que generan; la cercanía con el otro, la aceptación a la desnudez sin decoro, se crean formas de matar el pudor, y por eso solo criaturas mágicas pueden ingresar al bosque encantado y salir victoriosos después de enfrentarse ante tantos monstruos.