Los Ajenos se robaron el show en el último día de ‘despelote’ palmareño

¡Impresionaron! El ritmo de la agrupación nacional provocó una locura colectiva en Palmares y metió en un compromiso a Farruko

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El plato principal estaba indicado en el menú, y se suponía que los aperitivos se disfrutaran, pero que fueran aperitivos al fin. Al menos así lo planea cualquier chef, ¿no?

La sorpresa fue que Los Ajenos, teloneros en el concierto Viví la Música de Imperial y sucesores de Sonámbulo en la tarima, impusieron un estándar imposible de superar para el reguetonero Farruko, el artista internacional que tendría el honor de cerrar las fiestas de Palmares 2015.

Con casi una hora sobre el escenario, la agrupación nacional dejó claro cómo se deleita a los comensales ticos. Bueno, para hacer justicia, habría que decir que quizá los litros y litros de cerveza tuvieron algo que ver.

De pronto, en la explanada de Palmares bailaban quebradita jóvenes y no tan jóvenes, mujeres en “microshorts” y hombres descamisados, aunque no fuesen dignos de un concurso de Míster Costa Rica.

Los Ajenos se valieron del éxito que por años han acumulado temas como Señorita a mí me gusta su style (Rabanes), Cómo te voy a olvidar (Los Ángeles Azules), y hasta de Sentimiento original , de la agrupación de reggae roots Gondwana.

Pero, sin duda, las canciones que hicieron que este año las fiestas de Palmares no perdieran su título indiscutible como “el despelote nacional”, fueron las de puño y letra de Los Ajenos. No había alma en Palmares que no se supiera los coros de Pamela Chu y Me vale un cu .

“Antes de irnos..., ¿saben qué? Everybody loves Mireya! ”, gritó Luisga desde el micrófono y, sin más, la explanada estalló en algarabía popular de la buena.

A Luisga se le encendió el bombillo y, como no habían contratado a sus propias bailarinas, hizo que las chicas de Imperial salieran al escenario y los acompañaran en la coreografía de Mireya , junto a un grupo de mascaradas y un enano. Incluso, intentó que el staff de seguridad se les uniera.

Ni el calor, ni el tumulto, ni el cansancio impidieron que laturba de fiesteros saltara y se sacudiera sin control.

Pelotas de playa, globos gigantes de colores y condones inflados revoloteaban por los aires en medio de una espesa nube de polvo que levantaron miles de zapatazos simultáneos.

La tarde tenía reyes, para el pesar del boricua Farruko, quien ahora debía ingeniárselas para poner una cereza en el pastel que ya alguien más se había comido.

“Quiero llevarme un bonito regalo de Costa Rica”, repetía a través del micrófono, en medio de una especie de súplica de fervor.

El gran momento solo llegó con 6 a. m. , la pieza reguetonera de moda en la que el artista colaboró con el colombiano J Balvin. Aunque repitió una y otra vez sus estrofas, su momento de fama fue fugaz. El público ni siquiera preguntó si se valía repetir el plato.

Complicado arranque. Pasado el mediodía, el cielo de Palmares estaba encapotado; abajo, en la explanada donde se realizó el concierto, el público tampoco entraba en calor. A este panorama frío se enfrentó Sonámbulo, el primero de dos grupos teloneros costarricenses de la jornada.

La descarga psicotropical inició a eso de las 12:30, con Jabalí montuno , del disco A puro peluche , publicado en el 2009. Le siguieron canciones como No hay mal y 1807 Amor de cafetal , de aquel mismo álbum debut.

La química entre las bandas y los espectadores, aunque intensa por momentos, no logró carburar con consistencia. No es matemática cuántica: Sonámbulo goza de una fabulosa reputación en la escena nacional, pero eso no quiere decir que su música sea para todos los gustos.

Así, durante buena parte de la presentación, la mayoría del público se mostró apático al esfuerzo de los músicos. Eso, sin embargo, cambió con la última canción. La maraca , primer sencillo del Psicosonorama —publicado a finales del año pasado— es un himno al sabor caribeño, a la sangre latina, a la rumba. Ese calor terminó por contagiar al público de Palmares, que, aunque no lo quiso al principio, terminó bailando al son psicotropical.