El Mercurio/GDA. Chile. Los fanáticos de Britney Spears saben que su matrimonio con Kevin Federline, el padre de sus dos hijos, le provocó una crisis psicológica que casi puso fin a su carrera.
La relación entre la otrora Princesa del pop y su bailarín fue extremadamente dañina, debido a que ella dejó su vida en segundo plano para consentir los caprichos de su esposo.
Federline no tiene una buena reputación y él lo sabe. Tal vez por eso ahora se atrevió a admitir que sí sacó provecho del dinero y poder de la cantante.
“Tener de pronto a 50 paparazi frente a mí, me abrió los ojos. Nuestras vidas iban a 150 kilómetros por hora. Aproveché para mejorar mi estilo de vida lo máximo que pude. Podía ir a clubes nocturnos y tener una mesa de $15.000 con bar abierto. No tenía que preocuparme por cómo iba a pagar la cuota de mi auto, y eso me alivió el alma. Sin embargo, de pronto, todo se puso loco”, confesó el bailarín a la revista Us Weekly.
“Que Britney se me propusiera en un avión solo tres meses después de conocernos, y que nos casáramos dos meses después, demuestra que estábamos viviendo el momento. De verdad, o pensé que íbamos a pasar toda la vida juntos”, recordó Federline.
Spears y Federline se casaron en el 2004, cuando ella tenía 22 años. Un año después nació su primer hijo, Sean Preston, y en el 2006 llegó el segundo, Jayden James. Se separó del bailarín ese mismo año.
Luego, la cantante comenzó a consumir drogas, perdió la custodia de sus hijos y dejó de lado su carrera. Logró rehabilitarse con la ayuda de sus padres, quienes lograron que la justicia los nombrara tutores legales.