Famosos fuera de control: a rehabilitación o directo a la cárcel

¡Ayuda! No solo Chris Brown necesita dominar sus violentos arranques. Otras celebridades también debieron ceder al orgullo

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Imagine que usted se encuentra en libertad condicional luego de un publicitado incidente de agresión a su pareja. Un día, de repente, un desconocido le hace enojar a tal grado, que termina por propinarle un puñetazo en la nariz.

Con certeza, entenderá que es momento de tomar acciones, quizá una drástica como someterse de forma voluntaria a terapia de control de la ira para evitar regresar tras los barrotes. Justamente, esa fue la decisión que tomó el rapero Chris Brown este martes, un día después de que fue liberado de prisión por el altercado contra un fanático que solo quería tomarse una foto con él, en Washington D. C.

El nombre del artista y sus problemas de ira quedaron expuestos a la luz pública en el 2009, cuando un juez lo condenó por darle una golpiza a su entonces novia, la también cantante Rihanna.

Brown representa, simplemente, el caso más reciente de un famoso que buscó ayuda para aplacar su Hulk interno, mas no es el único.

Otro ejemplo es el de la supermodelo Naomi Campbell, quien hace dos semanas mostró su lado más sensible al llorar en el show televisivo del británico Jonathan Ross, mientras recordaba sus problemas de carácter.

“La ira es una emoción. Hay cosas con las que yo tuve que lidiar. Hay que lidiar con eso”, dijo.

En el 2006, Campbell agredió en su apartamento de Nueva York a una empleada doméstica, quien no lograba hallar algo que la modelo le había pedido. “No recuerdo qué fue lo que ella me dijo, nada más le arrojé mi teléfono”, explicó en el programa de Oprah Winfrey.

Dos años más tarde, la estrella de las pasarelas fue arrestada por golpear a dos policías que intentaron bajarla de un avión en Londres, cuando estalló en rabia contra el personal de la cabina al ver que había desaparecido su maleta.

En total, entre el 2000 y el 2008 fue acusada de cometer nueve actos de violencia contra sus empleados y sus socios.

Otra estrella que debió tomar clases de autocontrol es el actor Sean Penn, quien el año pasado se graduó del curso al que fue obligado a ingresar, luego de romper la cámara de un fotógrafo e intentar patear a ese hombre.

Su problema no es nuevo, pues en 1987 fue condenado a 60 días de cárcel por agredir a un extra, mientras también era investigado por golpear a un escritor musical en un club en Los Ángeles.

Asimismo, el temperamental Mel Gibson fue sentenciado a cumplir con un programa de manejo de la ira, pues en el 2010 fue hallado culpable de agredir a su exnovia, Oksana Grigorieva.

La sorpresa fue que el actor no solo completó las horas que ordenó el juzgado, sino que además las superó. Sin embargo, estará a prueba hasta marzo del próximo año.

Otra actriz que ha tenido problemas con su reacción al enojo es Angelina Jolie, conocida por sus intrépidos roles como Lara Croft, la agente Salt y la señora Smith.

Tal parece que este último papel, junto a su actual esposo, Brad Pitt, era más real que ficción. Según Entertainment Weekly , Pitt metió a su esposa en un programa de meditación, respiración y Thai Chi en un intento de protegerse a sí mismo, pues la actriz solía lanzar cuchillos a la pared cuando estaba furiosa.

En el 2010, el siempre polémico Charlie Sheen fue hospitalizado y evaluado por un psiquiatra, pues la policía recibió un reporte de que estaba gritando y lanzando muebles dentro de su habitación en un hotel neoyorquino.

Ese mismo año, se declaró culpable de un cargo menor de agresión a su entonces esposa, Brooke Mueller Sheen. 14 años antes, también había atacado a su novia, por lo que estuvo en libertad condicional durante dos años.

Irónicamente, el actor ahora protagoniza una serie titulada Anger Management , en la cual interpreta a un psicoterapeuta que, luego de dejar el besibol por sus conductas violentas, ayuda a pacientes con problemas de ira.