Ex-Miss Universo Dayana Mendoza: ‘Ser reina, más que un sueño fue un accidente’

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Sus ojos mentolados, 1,77 metros de estatura y una actitud arrolladora, hicieron de Dayana Mendoza una de las Miss Universo más provechosas a nivel publicitario para la marca que dirige Donald Trump, dueño del célebre concurso.

Radicada en la Gran Manzana y graduada de actuación en la New York Film Academy, la venezolana nos contó cómo aprovechó la vitrina una vez que entregó, en el 2009, la corona más deseada del planeta.

¿Se imaginó estar donde se encuentra a nivel profesional?

Nunca pensé que iba a estar involucrada con el medio artístico o el modelaje. Siempre me sentí agradecida y afortunada por las oportunidades. Aunque de niña soñé con logros de otro tipo, los cuales aún persigo, no me quejo por la vida que me tocó ni la suerte que vivo.

¿Cuánto le cambió la vida pasado su capítulo de Miss Universo?

Seguí viajando como lo hacía antes de modelo, siempre representando a la mujer venezolana, a la latina, pero como Miss Universo logré conocer a personalidades que admiraba, que respetaba. Conocí las dos caras de la moneda, estando en alfombras rojas llevando bellos trajes y joyas, al mismo tiempo que trabajaba con fundaciones. Fue un impacto para mí, y muy desconcertante, el ver tanto dinero en manos de tantas personas en el mundo, que ni saben qué hacer con él, y tanta pobreza y enfermedad en otras que necesitan más que nadie. Definitivamente, un gran aprendizaje que me ayudó aún más a elegir que tipo de persona quiero ser yo.

¿Qué sacrificios hizo para mantener en pie sus actuales proyectos, entiéndase dejar la familia, su país Venezuela, cortar relaciones amorosas, entre otras?

Más que sacrificar, compensaba una cosa por otra. No tener a mi familia cerca me ofrecía más oportunidades de crecimiento personal viajando por el mundo entero, trabajando para los más grandes, hablando distintos idiomas, conociendo culturas y creando amistades en países diferentes. Mi familia, aun así, nunca dejó de ser mi familia, de estar conmigo aconsejándome. Mis amigos, los verdaderos, siempre se quedan, y los que no lo eran se van, gracias a Dios.

¿En qué está trabajando ahora y cuáles son los próximos planes?

He trabajado y estudiado mucho para trabajar como actriz, pero abandonado la animación que siempre he disfrutado. Así que estoy retomando mis estudios para animar en televisión, y siempre estar mejor preparada.

Algunas reinas pasan sin pena ni gloria luego de ser Miss Universo, ¿cuál cree que fue la huella que usted dejó para ser recordada?

Nunca he estado de acuerdo con las personas que les gusta decidir qué es lo mejor para otras o qué debería de estar haciendo, cada quien vive su vida como mejor le parece. Si las chicas que ganaron el Miss Universo no siguieron una carrera en el medio artístico, fue decisión de ellas. Nadie sabe lo que se siente estar bajo el ojo del mundo entero hasta que lo está, y luego, no a todo el mundo le gusta. Ser centro de atención nunca ha sido parte de mis intereses, y el que sabe mi historia o me conoce bien, puede recordar que para mí el trabajar como modelo y llegar a ser reina de belleza, más que un sueño fue un accidente, algo que no quería dejar pasar. Yo vivo agradecida con Dios y por todo lo que me ofrece día a día. Me siento bendecida por tanto cariño y por los buenos deseos que recibo de personas que, sin yo saber quiénes son, ellas saben muy bien quién soy yo, y por ello me gusta retribuirles ofreciéndoles mi sinceridad, mi trabajo, mi espontaneidad. Me gusta pensar que me conocen tal y como soy. Me hace feliz saber que en las memorias de cada persona me recuerden así como Dios me hizo, con mis virtudes y defectos.

¿Qué consejo le puede dar a la Miss Costa Rica, con miras a clasificar en el Miss Universo en Rusia?

Mi consejo es: no compitan con nadie, no peleen con nadie, no sufran por nada. Disfruten la oportunidad, hagan amistades, trabajen muy fuerte, vivan cada día como el último. Compitan con ustedes mismas para ser mejor persona cada día, para ofrecer más de ustedes, dar más cariño, honestidad, profesionalismo. Es muy rico poner la cabeza en la almohada al final del día y recapitular los hechos con una sonrisa en la cara.