El septeto Los Vivancos vuelve a Costa Rica con su espectáculo Aeternum , una fusión de flamenco, capoeira y zapateado. La Nación conversó con Elías, el mayor de los hermanos bailaores.
¿Por qué regresan al país cuatro meses luego de su presentación?
Por la buena acogida que el público nos dio cuando estuvimos allí; quedamos todos con ganas de más.
¿Es usual que regresen a cada país tan seguido?
No es una cosa habitual, pero tampoco extraordinaria. Recientemente, estuvimos de gira en Rusia, y al terminar, se nos propuso volver a finales de año.
”Es un privilegio volver, eso significa que gustó el espectáculo”.
Regresan con el mismo show . ¿Qué novedades podría esperar el público?
El espectáculo ha madurado bastante, porque hemos actuado todas las semanas. Es un espectáculo que está recién estrenado. Una obra así requiere tiempo para ir cogiendo forma.
Cada vez que suben al escenario, ¿sienten algún grado de nerviosismo o más bien sienten que todo está milimétricamente calculado?
Siempre hay esos nervios, pero con los años aprendes a controlarlos. Los nervios son relativos a las probabilidades que tienes de que algo salga mal, pero una vez que pisas el escenario, te olvidas de todo y bailas lo mejor que sabes.