Nelson Hoffman, quien hace más de cuatro décadas se convirtió en uno de los presentadores más emblemáticos de la televisión costarricense, volvió a conducir un programa. Sus ojos azules son los mismos y su voz también. Hoy tiene 70 años.
Este sábado 29 de mayo se reencontró con el público en un programa televisivo. Se trata de Sábado Feliz, el espacio de entretenimiento familiar que produce desde el 2000, pero en el que había estado trabajando solamente detrás de cámaras. Don Nelson asumió el rol de presentador junto a Natalia Rodríguez ante la ausencia obligatoria de su hijo Mauricio, conductor oficial, y quien está en aislamiento y reposo luego de enfermarse con la covid-19.
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Hoffmann llegó a Costa Rica desde su natal Chile a mediados de los 70 y decidió no irse más. Desde entonces desarrolló varios proyectos y su presencia en la televisión se convirtió en una constante. Su programa Hola Juventud, que se transmitió por dos décadas, lo convirtió en una figura inolvidable que este sábado reapareció.
“Hoy me tocó presentar y serán dos programas más en los que estaré presentando con Natalia, si Dios lo permite y hay salud. Para mí ha sido muy bonito el contacto con la gente otra vez y animar con Natalia que es una gran persona también. Me sentí como en los viejos tiempos. Me siento bien y bien animando. Todo salió fluido y bien”, comentó Hoffmann, quien hace un par de años participó en segmentos en los que se recordó Hola Juventud.
“Esta es la primera vez que presento en casi 21 años que cumple Sábado Feliz en agosto”, añadió.
Don Nelson reiteró que Mauricio Hoffmann se recupera de la covid-19 luego de que el lunes 24 de mayo se hiciera una prueba y resultara positiva.
“Él puede regresar a Teletica hasta el 12 de junio. Entonces tengo que estar al frente hasta el 12”, explicó el veterano presentador.
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En entrevista con Viva, Mauricio, también presentador de De boca en boca de Teletica, habló de su proceso con el contagioso virus.
“Empecé el domingo con dolor en el cuerpo, como fatigado, adolorido y comienza uno a preocuparse pero no le quiere dar mente, solo que ya después de las 6 de la tarde fue terrible. Esa fue la peor noche, con fiebre de 40 grados y es una sensación tremenda porque me sentía hirviendo pero quería estar cobijado. La garganta como si tuviera una llama de fuego, ojos enchilados, escalofríos, náuseas”, relató.