Diego Cadavid: Un artista inquieto

No solo se dedica a la actuación: el colombiano también es un reconocido fotógrafo y es el baterista de la banda de rock The Mills

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De malo a más malo; luego a bueno y adorable, y de nuevo a ser malo. Así de polifacética es la carrera artística del actor colombiano Diego Cadavid, protagonista de La ronca de oro .

Primero lo recordamos por hacerle la vida imposible al pobre Nicolás en Yo soy Betty, la fea (era el matón Román); después lo vimos como Pepe Cadena, un temible narcotraficante y delator en El cartel de los sapos I y II , y ahora es el tierno Álvaro José Salas, un torpe y divertido hombre, esposo de la cantante Helenita Vargas.

Cadavid, de 36 años, es un fotógrafo cuyo trabajo es reconocido internacionalmente y, además, se desgasta las manos tocando la batería con el grupo de rock The Mills.

Sobre sus tres carreras, su vida personal y sus proyectos profesionales habló el galán paisa con Viva .

¿Qué significó representar al segundo esposo de Helenita Vargas? Venía interpretando otro tipo de personajes

Ese era el reto; yo estaba tratando de alejarme de las historias que siempre se hacían y, sobre todo, por la tendencia que hubo bastante larga de hacer historias de narcotráfico, creo que todos estamos un poco agotados de abarcar este tema. Cuando leí el personaje me puse a investigar y pues vi que era salirse de lo convencional, era hacer un antigalán, un tipo de corazón puro, de mirada pura, una persona buena; me interesó el tema y me devolví a Colombia.

Hablando del antigalán, lo dejamos de ver como el guapo y el malo. ¿Qué reto le produjo dejar al villano atrás?

Como actor creo que a todos nos pasa, pero a mí en particular me gusta ponerme retos, que la cosa sea cada día más difícil. Este personaje tiene un acento particular de la zona de Cali y yo no soy de ahí; trabajar en el acento y la corporalidad que es medio torpe y medio tímido fue interesante. Por eso, me gustaba, estaba renaciendo en mí una pasión por la televisión que sentía que había muerto un poco porque estaba sintiendo que seguía haciendo lo mismo y solo por el dinero.

¿Qué siente ahora que habla de esa pasión? Tiene tres profesiones, ¿en qué más considera que es apasionado?

Me dedico a varias cosas. Aquí (Colombia) tengo fama como de que hago muchas cosas: parte del tiempo me dedico a la música y a la fotografía. Tengo una banda hace cinco años, llevamos tres discos; le dedico parte del tiempo a eso, estoy esperando acabar una serie para empezar una gira grande y también, de vez en cuando, trabajo con la foto. Todas me apasionan y me exigen demasiado tiempo, así que duermo poco.

¿Cómo se da tiempo Diego para sí mismo?

Siempre hay tiempo libre, es cuestión de organizarse. El tema es que cuando queda ese tiempo me cuestiono si dormir o estudiar música o practicar fotografía, porque no se puede ser un medio fotógrafo, un medio músico o un medio actor. Hay que hacer crecer el nivel en todo.

¿Siente que es incisivo, necio, perfeccionista?

Sufro con eso; después de pasar los 30 años he tratado de aterrizar un poco, de no sufrir; pero sí soy exigente y me doy duro y digo que si que estoy haciendo conciertos frente a 20.000 personas tengo que ser bueno; si estoy haciendo películas o series que se venden en el mundo pues tengo que tener buen nivel. Creo que el mundo está lleno de gente talentosa y la única forma de estar ahí es crecer y estudiar.

Entonces, cuando tiene tiempo libre, ¿qué hace?

Me gusta mucho el deporte, fue como una herencia de mi familia, todos los días hago algo. Me gusta la fiesta y bailar, pero como casi no queda tiempo, me quedo viendo fútbol; a veces veo tres partidos seguidos porque es el único momento en que mi cabeza no piensa en nada y lo encontré como un método de meditación.

¿Tantos años en la televisión qué le han dejado?

Muchas lecciones, porque aprende uno de todo. Con respecto a actuar, a la teoría, creo que es la madurez que pasa día a día; cuando veo películas viejas veo hoy la madurez que tengo y mido lo que hacía y lo que no debo hacer.

¿Y la fotografía por qué lo apasiona también?

La luz, yo me interesé por la fotografía porque era un curioso de la luz, de cómo se movía, cómo entraba por una ventana, la analizo, la dibujo; es una pasión, es una cosa que se puede hacer solo, es una delicia estar quemando cosas con tu cámara por horas.

¿Y de la música?

¡Uf! es increíble, la música tiene muchas cosas; después de cinco años con la banda, el proceso creativo me encanta. Además, definitivamente no hay nada que se compare a tocar en vivo; es algo que no se puede explicar, hacerlo ante miles de miles de personas es algo inigualable.

¿Le gusta la fama?

La fama es una montaña rusa de contradicciones, de entender cómo funciona el mundo. Se necesita estar centrado y atado a las raíces porque la fama ahora con las redes sociales es algo para enloquecer; hay que ser realista y no creerse el cuento.

Es muy amigo del actor Manolo Cardona, ¿cómo llevan esa amistad?

Somos buenos amigos, no hablamos todos los días, pero nos conocemos hace más de 15 años. Trabajamos juntos varias veces y, regularmente, nos hablamos y nos vemos; tenemos una relación honesta, cada vez que nos vemos nos miramos a los ojos y nos damos un abrazo sincero.

¿Qué significa la familia en su vida?

Es algo increíble, pues vengo de una cultura paisa, de Medellín. Ahí somos conocidos por tener familias numerosas que siempre nos reunimos, soy muy apegado a mis papás y a mi hermano; también somos buenos amigos.

Ha dicho que su mamá es su fanática número uno...

Sí de alguna forma está muy pendiente de lo que hago; le emocionan mucho mis escenas y todavía llora cuando me ve en la pantalla. Ella me apoya muchísimo.

En Costa Rica lo ubicamos con tres producciones; nos acordamos del malvado de Román, en Yo soy Betty, la fea ...

Tengo muchos recuerdos de Betty y solo puedo sentir gratificación. En ese momento estaba en la TV, llevaba pocos años y haber caído en esta producción, que cambió la historia de la televisión colombiana, solo me deja agradecimiento con este proyecto que recorrió el mundo.

También nos acordamos del odiado y amado Pepe Cadena...

El Cartel me dejó una cantidad de cosas que no puedo enumerar, pero la mayor lección fue haber trabajado en la primer historia del narcotráfico en Colombia y conocer a fondo un tema tan duro. Pepe fue un personaje deliciosísimo de trabajar. Los malos son supercómodos para uno como actor; me divertí montones.

¿Quién es el ejemplo a seguir para Diego?

¡Uy no sé!, tengo muchas personas. Siempre tomo un poco de cada uno; tengo unos líderes en la actuación y otros en la música. Tengo gente madura que lleva su carrera con seriedad y que son poco faranduleros y se concentran en su trabajo.

¿Qué viene para Diego en la actuación?

Para la televisión estoy haciendo una serie con Fox para América Latina, el nombre tentativo es Tráfico . Se trata de tráfico de órganos, que es un tema maravillosos sobre el comercio ilegal y de cómo la gente se muere esperando. El personaje que hago es de alcohólico y eso lo hace muy interesante. Estamos a punto de terminarlo; tal vez el otro año lo vean por allá.

¿Vuelve entonces a los papeles de villano?

Pues si y no, tengo la fortuna de decidir qué si y qué no trabajo. Este personaje, cuando me comentaron el tema, me interesó y cuando me dijeron que era alcohólico me terminó de enamorar, también quiero dejar atrás a Álvaro José.

Todo bien en lo laboral, ¿pero cómo está el corazón?

¡Solterito, a la orden y esperando a una tica desesperadamente!

Ya vino a Costa Rica a hacer unas fotos. ¿Cuándo vuelve?

Espero volver el año entrante; estuve hace dos años y la pasé maravillosamente, sería fantástico. Estuve haciendo un calendario en La Fortuna de San Carlos y después nos fuimos a hacer fotos en una playa hermosa, fue un viaje relámpago, pero la pasé increíble.

¿Entre sus planes a futuro está formar una familia?

No sé, vamos paso a paso. Claramente me encanta la idea de tener un hijo; sería un papá muy divertido. En este momento no hay ninguna mujer como para el tema, así que por ahora me concentro en lo que estoy haciendo.