“No es héroe el que carece de miedo. Lo es quien lo siente, lo enfrenta y lo supera”. Esa fue la frase con la que el mexicano Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, definió cómo era ser un héroe, en una entrevista con el diario El Tiempo en el 2009.
Cada una de esas palabras cobran más vida, pues su infinidad de seguidores tendrá que enfrentarse a uno de sus más grandes temores: decirle adiós a uno de los comediantes y guionistas más importantes de América Latina.
Al igual que el Chapulín Colorado contaba con su chipote chillón y sus pastillas de chiquitolina para hacerle frente a las adversidades, los fanáticos tendrán de su lado todo el legado televisivo que él construyó en más de 30 años de fructífera carrera.
Luego de su fallecimiento el viernes, a los 85 años, como consecuencia de sus problemas respiratorios, comenzó un largo proceso para su despedida.
Los primeros tributos se realizaron el propio viernes en su casa, ubicada en el famoso balneario de Cancún. Fue una vela a la que asistieron sus seis hijos y su esposa, Florinda Meza.
Fue hasta ayer, sábado 29 de noviembre, que el cuerpo de Gómez Bolaños se trasladó en un vuelo comercial hasta Distrito Federal de México.
A su llegada al aeropuerto, la viuda le agradeció al mundo las muestras de cariño que han tenido con la familia.
A lo largo de las principales calles de la capital, las personas aguardaban el paso del cortejo fúnebre para aplaudirle, lanzarle flores o, simplemente, correr, aunque sea unos metros, a su lado.
Uno de los momentos más emotivos fue la llegada del ataúd al Foro 2 de Televisa San Ángel, el mismo estudio en el que el escritor dio rienda suelta a su talento con El chavo del ocho .
En medio de lágrimas, porras y aplausos, aproximadamente 200 personas le abrieron paso al vehículo para que ingresara hasta la Plaza de las Estrellas.
Allí, desde tempranas horas de la mañana, comenzaron los preparativos para una misa de cuerpo presente, en la cual solo se permitió el acceso a familiares y amigos cercanos.
Édgar Vivar, el recordado Señor Barriga en El chavo del ocho , fue uno de los primeros en hacerse presente en el lugar. Visiblemente afectado, el actor se fundió en un abrazo con el hijo mayor del comediante, Roberto Gómez Fernández.
Otros que asistieron para darle su pésame a la familia fueron los actores César Évora, Erika Buenfil, Talina Fernández y el empresario Arturo Velasco.
Uno que lamentó no poder asistir a la misa fue Rubén Aguirre, uno de sus amigos más fieles, quien en los últimos días ha tenido problemas de salud.
Sin embargo, ha hecho de sus redes sociales su mejor “lienzo” para plasmar su consternación por la enorme pérdida.
Será este domingo 30 cuando el público se despida de su querido ídolo, en un homenaje a su memoria multitudinario en el Estadio Azteca; se espera convocar a más 100.000 personas.
Hasta entonces, “que no panda el cúnico”, pues para lidiar con la tristeza, el mundo tendrá como escudo el gran corazón que dejó Roberto Gómez Bolaños.