Victor Wooten: ‘Tocar el bajo me hace crecer espiritualmente’

El músico se presentará esta noche y mañana en el Jazz Café Escazú, como parte del décimo quinto aniversario de este espacio

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Cuando Victor Wooten toca el bajo, el mundo deja de existir para él. Es su pasión, su pasatiempo y su forma de comunicarse con los demás.

A los 15 años, se dio cuenta de que ese instrumento lo hacía crecer espiritualmente como músico y persona; a partir de ahí, su entrega fue total.

Hoy, a sus 50 años, es uno de los bajistas reconocidos en el mundo y ha sido elogiado por revistas como Bass Player y The Rolling Stones . Él estará esta noche y mañana en el Jazz Café Escazú, como parte décimo quinto aniversario de este espacio.

En su juventud, ¿cómo eligió el bajo como su instrumento?

Mis cinco hermanos tocan guitarra, teclado y saxofón. Ellos necesitaban a un bajista, así que cuando nací era lo que me tocaba. ¡Ya estábamos hechos!

”El bajo es la base de la música. Cuando está haciendo su trabajo adecuadamente no se nota, es como el piso de este edificio: cuando está haciendo su trabajo bien, no pensamos en él; pero si se comienza a mover uno piensa que está mal. El trabajo natural del bajo es que todo lo demás suene bien, es un instrumento de servicio y eso es lo que me gusta”.

Ganó en tres ocasiones el premio al mejor bajista del año por la revista Bass Player . ¿Cuán relevante es esto para usted?

No es importante, pero sí me hace feliz. Esos reconocimientos me dicen qué piensa la otra gente de mí, pero hasta ahí. Lo que más me llena de orgullo es poder ser honesto con la gente que me escucha.

¿Cuál era su objetivo al escribir un libro acerca del crecimiento espiritual a través de la música?

Quería mostrar la música de una forma distinta. Mucha gente ve a la música como un grupo de reglas técnicas, pero no es así, es un lenguaje.

Quería que la música se viera como una forma de hablar. Cuando uno habla, dice lo que quiere decir, lo que siente. Las palabras vienen por sí solas cuando se habla y quiero mostrar que la música trabaja de la misma forma.

¿En qué momento descubrió que la música podía ser una guía en el camino espiritual de su vida?

Cerca de los 15 años. Me di cuenta de que no tenía que encontrar un trabajo de verdad, sino que podía seguir la música. Cuando estaba joven, no pensé que mi trabajo sería hablar, tampoco pensé que mi trabajo sería tocar música. Pensé que llegaría a ser policía o bombero; cuando estaba más grande, me di cuenta de que tocar el bajo me hace crecer espiritualmente.

Su discografía es muy amplia. ¿Cuál de sus discos recomendaría para las personas que quieren comenzar a escucharlo?

Los primeros discos de la banda Béla Fleck and the Flecktones son un excelente lugar para empezar porque me muestran inmerso en una banda. Mucha gente piensa que hago solos, pero no, a mí me encanta también tocar con otra gente. Aunque la música sea extraña ( risas ), creo que ahí me conocerían en toda mi extensión.

Hace casi dos meses, escribió y ejecutó un concierto de música clásica para orquesta y bajo eléctrico. ¿Cómo fue la composición?

Lo escribí en Nashville (Estados Unidos). Me divertí mucho; es muy diferente de escribir para cornos, flautas y cuerdas, pero me apoyé muchísimo en el director de la Orquesta de Nashville (el tico Giancarlo Guerrero). Ahora, voy a tocarlo en varias partes. A lo mejor algún día pueda traer a Giancarlo y montarlo con la Sinfónica Nacional.

¿Qué le falta por explorar?

Una de las cosas que quiero hacer es un disco de jazz acústico para tocar con bajo, chelo y, quizá, violín. Sería algo muy distinto.