Un pedacito de Tokio se escapó a San José

Retratos humanos Ayer, la convención dio vida propia a las páginas de manga y cómics, a los capítulos de animé y a las batallas de videojuegos

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Minifaldas tan “minis” que con un poco menos de tela serían bikinis con vuelos, mallas hasta la mitad de los muslos, exuberantes pelucas y lentes de contacto de colores, abundaron este sábado en la Antigua Aduana por el Cosparty 2014.

Por dos días, San José se convierte casi en un pequeño rincón de Tokio, la ajetreada capital de Japón que logró desperdigar su cultura pop por todo el mundo.

Durante este fin de semana, lo que podría considerarse vulgar en otro lugar y en otro momento se convierte en arte, al menos para quienes viven al ritmo del cosplay , esa moda de disfrazarse como personajes de animé y manga , pero también de cómics y videojuegos.

Con trucos para dar la impresión de ojos rasgados, la fantasía se impone y trae a la vida a villanos y héroes de decenas de series televisivas niponas.

No es una tendencia reservada solo para mujeres, pero sí son ellas las más llamativas.

Algunos de los personajes serían reconocibles tan solo para los otaku –fanáticos del manga y el animé –. Entre los asistentes al primer día del evento, estaba también uno de los personajes más populares de varias generaciones: Gokú.

Al cosplayer Esteban Hernández le tomó una semana y media peinar la peluca amarilla que compró. Hacer que se pareciera a la picuda cabellera del superyayín implicó una mezcla de cera para peinar, gelatina y goma.

Al final de un proceso que implica comprar telas, estudiar por largas horas al personaje y sus poses, y, a menudo, hacer una inversión considerable de dinero, todo el esfuerzo parece valer la pena. Eso opina Hernández, quien disfruta de que todos se le acerquen para pedirle fotografías.

Asimismo, caminaban por la Antigua Aduana los inseparables Mario y Luigi. Y sí, en este caso también son grandes amigos, pero dejaron olvidada a la princesa.

“Como yo soy alto y usted chiquitillo...”, fue la frase que dijo Jeremy Campos, de 16 años y fan de Super Mario Bros. , para convencer a su compinche Adrián Calderón, cinco años mayor. Jeremy es alto, delgado y de pelo negro; Adrián es algo bajo, de contextura más gruesa, con colochos castaños, de piel clara y ojos verdes.

Jeremy ya había hecho cosplay , pero Adrián no. Entonces, para ir a la segura, eligieron a dos de los personajes más queridos de los videojuegos y así asfixiar a la vergüenza.

Hoy, otra multitud de adolescentes (y algunos no tan jóvenes) volverán a mezclar la vida y la fantasía en el viejo edificio de ladrillos.