Poca asistencia a Fiestas de Palmares desalienta a vendedores

Tras un recorrido el fin de semana por el conocido campo ferial, se pudo constatar, mediante testimonios de vendedores, que la clientela es muy poca en esta edición.

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No importa si se trata del redondel, del campo ferial, de la Barra Imperial o de las sodas cercanas a las fiesta cívicas palmareñas… El consenso es claro: la asistencia no es la esperada.

Ya se podía predecir lo que ocurriría en la edición de este año de los festejos alajuelenses, pues el tradicional tope acrecentó dudas sobre la popularidad de la fiesta. Pocos montadores, y sobre todo, pocos espectadores, crearon un mal augurio inmediato.

Con cuatro días en las espaldas de Palmares, la asistencia es preocupante. Asistentes locales y viejos recurrentes de las fiestas lo afirman.

Sobre todo la inconsistencia aumenta al pensar que buena ración de las actividades masivas han ocurrido, como el festival ranchero, tope y conciertos de pesos pesados como Manuel Turizo, Becky G, Big Boy, Paquita la del Barrio y este domingo Gondwana. Queda la mitad de los conciertos masivos (que tendrán lugar de jueves a domingo de esta semana) y la esperanza para los comerciantes de Palmares es baja.

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Ante este panorama tan frío, no queda más que la resignación para disfrutar de unos festejos que lo único que tienen de caliente es la usual temperatura provincial.

Festejos con poco brillo

Alexandra Canales estaba arrecostada sobre un oso de peluche gigante. El muñeco es uno de los blancos más apetecidos por quienes se acercan a participar en un juego de habilidad de los que no pueden faltar en las grandes fiestas. Para su lamento, los festejos de este año no han traído a tantas personas como ella desea y ello hizo, que un domingo a las 5 p. m., Alexandra reposara junto al inanimado animal.

“El negocio este año ha estado demasiado bajo. Hay poca gente. No es lo mismo que los años anteriores. El año pasado y antepasado hubo más gente. La gente ya no viene a disfrutar en familia. Desde el día del tope, que es cuando vienen más personas, nos dimos cuenta de que no era buena señal. Tenemos esperanza de que todo mejore a partir del otro fin de semana”, comentó la trabajadora del toldo en el que por 1.000 colones las personas pueden jugar y ganar electrodomésticos, dinero o grandes osos de peluche.

Canales no era la única trabajadora desocupada en el campo ferial. En un chinamo de comidas, cinco vendedores esperaban junto a ollas rebosantes de arroz cantonés a que llegarán comensales. “Esto no calienta”, decían, y no en referencia a la temperatura de los alimentos, sino a la evidente falta de clientela.

“Comenzamos un poco suave y lento con la venta. A partir del tope son días claves y va lento. El día del tope no fue bueno. Faltó afluencia de gente. Un día como hoy (domingo) es para que estuviera lleno, más que hay actividades que ayudan (como el espectáculo Grito Latino Vibes en la Barra Imperial de este 13 de enero), a pesar de eso un domingo como hoy (ayer) vemos que va muy despacio”, lamentó José Manuel Matarrita, coordinador del chinamo El Shaddai.

Cuando la tarde empezaba a oscurecer y el viento frío golpeaba las espaldas infantiles de una familia, ellos se acercaron a un tramo de artesanías y abrigos para adquirir un par de capuchas para sus niñas. En el interior estaba María Maldonado, una artesana ecuatorina, de 60 años.

Por más de dos décadas esta suramericana encuentra en las fiestas de Palmares un negocio que le permite subsistir, sin embargo, este año topó con que las ventas no levantan y ello le genera preocupación.

“De los 23 años que tengo de venir a estas fiestas, este ha sido pésimo. Es cierto que la gente viene y compra, el problema es que vienen muy pocas personas. Otros años era mucho mejor, todavía el año pasado. Ahora ha sido más bajo".

"Ojalá el otro fin de semana levante. Hay gente a la que no le han pagado. Yo espero, porque siempre trabajo en esto. Vendo pulseras desde 500 y hasta abrigos de 13.000”, dijo la ecuatorina.

“Son cambios que se están asimilando”

Manuel Rojas, presidente de la Asociación Cívica Palmareña, sostiene que la afluencia del jueves y del sábado “fue importante”.

“Estamos cambiando el concepto de fiesta. Convocamos a la familia. No a los chiquillos que abusaban con el licor. Esto trae un cambio que estamos asimilando. La gente que viene, viene a consumir y llena las áreas de comidas. Un día como hoy (domingo) verás el campo lleno de 4 p. m. a 10 p. m.”, aseguró.