La Estrella de Belén iluminó con esperanza la Navidad del año de la pandemia

Un fenómeno astronómico, el que se cree que guió a los Reyes Magos hacia el Niño Jesús, se pudo disfrutar este lunes 21 de diciembre. El extraño suceso no se veía desde hace 800 años

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“Los tres reyes del Oriente vinieron en compañía guiados por una estrella que al mundo resplandecía. El uno le ofrece incienso como a su rey celestial. El otro, como hombre ofrece, el oro rico metal. Y el otro le ofrece mirra como a su Dios inmortal”.

Tres hombres emprendieron un viaje de miles de kilómetros con la fe de ver cumplida la profecía de Isaías. La futura gloria de Sión, el mesías que nacería para reinar sobre los que servían al Dios de Abraham, había sido anunciado por el profeta y ellos, como descendientes del patriarca, esperaban con ansias la llegada del Salvador. Su únicas guías fueron una estrella resplandeciente en el cielo y sus creencias.

Los tres Reyes Magos buscaron al Niño Jesús y le adoraron. No se sabe con exactitud desde dónde viajaron estos hombres, pero posiblemente Persia, Arabia y Seba (un país al sur de Arabia) serían sus hogares; se dice que esa estrella los condujo hasta Israel para conocer al heredero del Reino de los Cielos. Curiosamente, este lunes 21 de diciembre de 2020, más de 2000 años desde que la historia recuerda cómo Melchor, Gaspar y Baltasar se arrodillaron frente a un niño recién nacido en un pesebre, la Estrella de Belén volverá a iluminar el cielo de toda la Tierra.

Mateo menciona claramente a la estrella en su evangelio. “Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, entendió de ellos diligentemente el tiempo del aparecimiento de la estrella. Y enviándolos a Belén dijo: ‘Andad allá y preguntad con diligencia por el niño y después de que le hallareis hacédmelo saber para que yo también vaya y le adore’. Y ellos, habiendo oído al rey, se fueron. Y he aquí la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos hasta que llegando se puso sobre donde estaba el niño. Y vista la estrella, se regocijaron con muy grande gozo” (Mt. 2: 7-11).

Según los estudiosos, ese astro luminoso que sobresalió en la oscuridad de aquella noche fue la conjunción (alineación) de dos planetas, en este caso Júpiter y Saturno. El evento astronómico es poco común; es una ilusión óptica que vista desde la Tierra parece que los dos planetas se “juntan” y forman un cuerpo resplandeciente. Desde hace 800 años que esta conjunción entre Júpiter y Saturno no sucede, por eso es que este año (tan particularmente complicado por la pandemia) se convierte en un halo de esperanza para los creyentes.

Entonces, este año pandémico, la Estrella de Belén volverá a iluminar a la Tierra como lo hizo cuando nació Jesús, según las Escrituras. Se podrá ver desde cualquier parte del mundo, solo es necesario estar en un espacio con poca iluminación artificial y que el cielo esté despejado; además, hay que mirar hacia el oeste.

Durante todos estos días previos al lunes se puede apreciar cómo los planetas van “acercándose” poco a poco, pero el propio 21 la luz que destelló en el cielo sobresaldrá de los demás astros.

La última vez que se dio este fenómeno astral fue en el año 1226 y se calcula que la próxima ocasión será en el 2080.

Reyes adorando a un niño

La historia se encargó de identificarlos como tres reyes y magos que motivados por sus creencias buscaron al mesías para adorarlo. Eran hombres sabios, eruditos y astrónomos que estudiaban los movimientos de los cuerpos celestes, por eso tal vez se dieron cuenta de la particularidad del brillo de aquella estrella.

Posiblemente educados por su fe, los sabios sabían de otra profecía que anunciaba la llegada de El Salvador por medio de un anuncio muy particular. “Lo veré, pero no ahora; lo veré, pero no de cerca; una estrella saldrá de Jacob y un cetro se levantará de Israel”, reza la profecía de Balaam, mencionada en Números 24:17. Como estudiosos de los movimientos astrales, los eruditos pudieron estar pendientes de cualquier particularidad para emprender camino hacia Israel.

Llevaron al Mesías los regalos que hoy por hoy adquieren una connotación muy especial y que también servirían para ubicar de dónde eran oriundos. Oro, mirra e incienso es lo que menciona Mateo en su Evangelio, pero el profeta Isaías anunció que llevarían oro e incienso. “Multitud de camellos te cubrirá, dromedarios de Madián y de Efa. Vendrán todos los de Sabá; traerán oro e incienso, y publicarán alabanzas de Jehová” (Isaías 60:6).

La mirra, que es una sustancia aromática que se extrae de la corteza de un árbol, es originaria de Arabia y se utilizaba en la antigüedad en la elaboración de perfumes, incienso, ungüentos y medicinas. Por su parte, el incienso se importaba de Seba.

Mateo narra también que el odio y el miedo del rey Herodes de ver su trono derrotado por un niño provocó que engañara a los reyes magos para saber dónde estaba el Mesías recién nacido. Él quería ubicar al niño y matarlo, pero un ángel se le apareció a los reyes en los sueños y les advirtió de la intención de Herodes, por lo cual ellos no volvieron donde el rey.

José también fue avisado por el ángel y tomó a su esposa María y al niño y huyó.

La tradición y la cultura han promovido durante todos los años esta historia hermosa de la fe profesada por tres hombres hacia un niño que traería consigo esperanza, luz y paz. Posiblemente la ciencia tenga muchas explicaciones al respecto del fenómeno astral, pero este 2020 cuando los habitantes del mundo necesitamos de esa esperanza para salir adelante, tal vez un astro luminoso en el cielo nos ayude a encontrarla.