Falleció Enoc Hernández Castro, el eterno comunicador y líder comunal de Turrialba

El periodista colaboró por más de cuatro décadas en medios como Radio Periódicos Reloj, Monumental y ‘La Nación’. En su cantón era conocido por su sencillez, por su pasión por informar y por impulsar proyectos para el desarrollo de su pueblo

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Inspiró a muchos, ayudó a otros, fue un apasionado del periodismo y tenía un profundo amor por Turrialba, lugar en el que nació, creció y vivió a lo largo de sus 81 años. Así era Enoc Hernández Castro, el corresponsal eterno que falleció este jueves 19 de agosto tras una serie de complicaciones de salud.

Entre familiares, comunicadores y amigos su partida deja un gran vacío. Muchos lo recordarán como aquel apasionado periodista que se subía a su bicicleta, caminaba, o corría con tal de llegar a cubrir un suceso.

Hernández llegó al mundo el 21 de agosto de 1939, en su adorada ‘campiña turrialbeña’. Allí impulsó proyectos sociales, culturales, educativos y de desarrollo para el pueblo.

Estuvo casado con Rose Mary Pereira con quien procreó cinco hijos: Rose Mary Patricia, Enoc, Josué, Eduardo y Walter (fallecido). Además, tuvo seis nietos.

Periodista por convicción, colaboró por muchos años en medios como Radio Periódicos Reloj, Monumental, Radio La Voz de Turrialba, Radio Cultural de Turrialba y La Nación. Este era un trabajo que le apasionaba y que lo llevó a cubrir todo tipo de noticias en su cantón y en lugares como Guápiles, Siquirres y Limón.

Además, Hernández le inculcó su amor por la comunicación a sus hijos, quienes fundaron el medio Turrialba Digital TV.

Su cuerpo permanece en el templo de la Comunidad Cristiana para la Familia de las Asambleas de Dios, en Turrialba, donde se está velando. Su funeral será mañana a las 10 a. m.

“Desde la campiña turrialbeña”

Por más de cuatro décadas don Enoc informó sobre Turrialba, pues él consideraba que era la mejor manera de poner a su cantón sobre la palestra.

“Mi papá decía que informar de Turrialba era hacer que la gente supiera que hay posibilidades de desarrollo y de progreso, que había que sacar a Turrialba adelante y por eso se comprometía tanto con los medios”, comentó su hija Rose Mary Patricia Hernández.

Pero no era solo cuestión de amor por su cantón, era también una pasión. Su hija asegura que cada vez que había un suceso era el primero en estar en el lugar enviando información. Cubrió inundaciones, el terremoto de Limón y un sinfín de partidos, pues era amante del fútbol.

Aunque las circunstancias no le permitieron terminar sus estudios, era un periodista de corazón que siempre tuvo como sueño concluir la universidad. Además, tenía un dicho para cada vez que terminaba una transmisión.

“Siempre que se despedía en cualquier medio decía ‘desde la campiña turrialbeña’”, agrega su hija.

Como líder comunal Hernández luchó por crear la sede de la Universidad de Costa Rica en Turrialba, estuvo involucrado en la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) y luchó por crear caminos vecinales.

Ese esfuerzo le valió el cariño de los vecinos. De hecho, en la municipalidad de su cantón, le hicieron muchos homenajes.

“Mi papa se ganó el cariño con mucho trabajo, con honradez. A él no le importaba hacer las cosas de gratis, era entregado en alma, vida y corazón. Turrialba pierde no solo un comunicador, sino que pierde uno de las bases del periodismo local y regional”, añade.

Inspiración de periodistas

Además de ser un luchador incansable por el desarrollo de Turrialba, don Enoc impulsó las carreras de muchos periodistas de las zona, a quienes les permitió colaborar con él y les abrió las puertas.

“Prácticamente todos los periodistas turrialbeños, juanviñenses o de la zona en la generación de los años de las décadas de 1980 y 1990 trabajamos en algún momento con don Enoc Hernández. Yo de pequeña lo escuchaba en las noticias de Radio Reloj como corresponsal sempiterno”, afirma Yuri Jiménez, periodista de La Nación.

La periodista relata que años después conocería a su hija, Rose Mary Patricia Hernández, quien es hasta la fecha una de sus amigas más cercanas. Producto de su amistad pudo conocer mejor a don Enoc, quien fue uno de sus mentores.

“En el colegio me convertí en una de las mejores amigas de su hija, Rose Mary Patricia Hernández. Tengo grabadísimos los recuerdos de las tardes de estudio en la casa de Patri, mientras escuchábamos a don Enoc en su pequeño estudio de grabación locutando, pasando informes o realizando transmisiones en vivo.

“Apenas salí del colegio y ya con la intención firme de ser periodista, me motivó y de inmediato me llevó a La voz de Turrialba, donde empecé a trabajar con Ronald Moya y Ramiro Rodríguez, pero igual acompañaba a don Enoc a los partidos de fútbol de primera o segunda división en el Estadio Rafael Ángel Camacho, del cantón azucarero”, narra.

Junto a él, Jiménez compartió muchas anécdotas, sin embargo, hay una en específico que recuerda muy bien: “Con esa historia don Enoc y yo gozaríamos mucho, años después”.

“Eran los años 80 y por supuesto los teléfonos móviles no existían ni por asomo, y cuando había juegos importantes, no alcanzaban los espacios para toda la prensa que llegaba a Turri desde San José y transmitían directo desde el estadio.

“Entonces Enoc me decía: ‘Pérese y verá', salíamos del estadio y caminábamos 100 metros hasta un teléfono público en el Barrio La Haciendita, entonces agarraba un puño de monedas, llamaba a Radio Reloj e incluso a otras emisoras locales donde era corresponsal y entraba directo al aire, con comentarios sobre el juego. Al momento de darme el pase a mí, decía: ‘Esta es la información de su servidor Enoc Hernández, ahora vamos con el análisis del encuentro desde la parte baja del estadio, con nuestra compañera Yuri Jiménez’, hacía una breve pausa y me pasaba el auricular, supuestamente desde la parte alta del estadio, y los dos hechos un puño, con aquel calor, metidos en la cabinilla telefónica... era una mentirilla blanca que usaba para no pegarnos el color de que habíamos tenido que darle nuestros espacios a la prensa titular, los que venían desde San José.

“Más allá de su faceta periodística, don Enoc siempre fue un señor sumamente educado, buen padre como pocos, siempre apoyando a sus hijos y pues ya en los últimos años estuvo muy enfermito, con su partida me quedan los aprendizajes y buenos recuerdos, pero también cierto alivio por su descanso”, detalla Jiménez.

Un gran ejemplo.

Por su parte, el periodista Ronald Moya dijo que don Enoc lo motivó a estudiar comunicación.

Recuerda que cuando estaba en el colegio escuchaba al reportero en Radio Periódico Reloj y sus intervenciones en la mañana, en la tarde y en la noche.

“Era inspirador, fue un periodista empírico desde la época de los años de la década de 1960 y combinaba su trabajo en el MOPT con el periodismo. Muchos estudiamos periodismo con él como ejemplo, porque lo escuchábamos todos los días en la radio, nunca fue sensacionalista, ni amarillista; era muy objetivo y se desplazaba por todo el cantón a pie o en bicicleta para llegar al punto de una noticia”, cuenta el periodista.

Moya recuerda que hacia finales de los años de la década de 1960 don Enoc tenía mucho trabajo en Turrialba, pues era un cantón en el que se generaba mucha información. Así fue como muchos comunicadores de la zona lo conocieron y se inspiraron en él para estudiar periodismo.

“Por aquella época, en Turrialba quedaba el paso del ferrocarril, entonces se generaba mucha información, sobre todo en el caso de los sucesos, política y deportes. Al tiempo se convirtió en el corresponsal estrella de La Nación y sus aportes al periódico eran muy frecuentes. Entonces, a quienes nos gustaba el periodismo, él era nuestra inspiración”, asegura.

Conforme los años fueron pasando y la tecnología fue avanzando, don Enoc se fue adaptando: él aportaba fotografías a sus informaciones, grabaciones, audios y siempre lo hacía, según Moya, de una manera muy destacada.

“Siempre tuvimos como un ejemplo en Enoc, por su pasión y su fuerza”, finaliza.