Cuidar las ballenas primero, luego lo demás

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Son como sus gallinitas de los huevos de oro, solo que mil veces más grandes. Así tratan los habitantes de Uvita a las ballenas jorobadas, esos maravillosos mamíferos que miles quieren ir a ver y que se convierten en una de las principales fuentes de empleo, directo o indirecto, en la zona.

Pero lograr que un pueblo entero tenga claro el verdadero valor de estos enormes visitantes, no es una tarea sencilla, lleva varios años y aún continúa.

En este proceso intervienen diversas organizaciones, como es el caso de la Fundación Keto. Antes de 1990, la actividad estaba por la libre; en cambio, ahora, todos los operadores de tours tienen claras las reglas para que su actividad esté en armonía con el recurso marino costero.

Por eso, ahora es normal ver a los capitanes de las lanchas respetar las distancias mínimas para observar a los cetáceos; también acatan otras disposiciones, como la de no estar más de dos embarcaciones cerca de un animal.

David Palacios, biólogo marino de la Fundación Keto, explicó que existe un esfuerzo importante para que los pobladores que viven del turismo, entiendan que se ayudan a ellos mismos cuando ponen en práctica estas reglas.

Además, esta institución colabora capacitando a los operadores, con el fin de que ellos entiendan la legislación y para que cumplan con los cursos y las pólizas, sin dejar de lado la información científica que hará de sus tours una experiencia más atractiva para los visitantes.

“Cuando realizan el trabajo con mejores prácticas, podrán sacar un mayor provecho de la actividad, sin temor a que los animales se marchen de la zona”, agregó Palacios.

Otra de las áreas en que todo el pueblo trabaja, de la mano de organizaciones como Keto, es en los proyectos de reciclaje.