Copas: La mejor compañía para disfrutar del vino

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No importa si decide tomarlo en la soledad de su casa, si está en una velada romántica a la luz de las velas, en un almuerzo de negocios con su jefe o en una cena familiar para cerrar con los suyos un arduo día de labores. No importa cuál sea su compañía, donde haya una botella de vino de por medio, debe haber una copa.

Las razones sobran y los expertos no se cansarán de repetirlas con tal de dejar claro que las copas de cristal son el complemento perfecto para potenciar la calidad del buen vino. Aunque, como todo, tiene su ciencia, y usted deberá conocer los diferentes tipos de copas que existen, y por qué usar el modelo más apropiado en cada caso le permitirá degustar mejor el fruto de los viñedos.

“Habrá gente que toma vino en vaso, pero no es lo más aconsejable, porque no debe haber un contacto con la mano que vaya a variar la temperatura del vino. Lo más recomendable siempre será la copa, aunque sea chiquita, para que pueda mantener las condiciones ideales del vino”, asegura Gabriela Corrales, sommelier del club Puro Vino.

Hecha esta primera aclaración, aleje los vasos de las botellas de vino y acérquele unas cuantas copas, aunque no de las primeras que se encuentre en el camino.

Elegir una copa adecuada para beber vino resulta tan importante como elegir un buen vino.

Como consideración general, los expertos recomiendan que las copas de vino sean de cristal fino y límpido; así podrá apreciar mejor el color de la bebida.

Recuerde que lo bueno también entra por la vista, así que es mejor evitar las copas con adornos o coloreadas, pues le impiden tener ese primer disfrute visual del vino.

Las más indicadas. En el caso del vino tinto, la copa deber ser ancha, de manera que permita la entrada del aire y su fuerte aroma se disperse para disfrutarlo.

Esta anchura del cáliz y la boca, le permitirá menear la copa para liberar el olor e, incluso, introducir la nariz y hallar más aromas.

“Puede haber dos tipos de copas de tinto en una casa, la borgoña, o con forma de balón, y la burdeos, de forma más ovalada. La primera es para vinos elaborados a base de la uva Peanut, pues permite mantener los aromas, y la segunda es más recomendable para los vinos Cabernet Sauvignon, mezclas de uvas y demás”, agrega Corrales.

La copa para el vino blanco debe ser más pequeña que la de tinto, así permite que se sirva un menor contenido y el vino se consuma siempre a la temperatura adecuada.

“En el caso del vino blanco, la copa es un poco más abierta, con la corona un poco más cerrada, de manera que pueda disfrutar tanto del color como del aroma que brinda”, explica el sommelier Jeffrey Zamora, de Vinum La Enoteca.

Por último, la copa para el vino espumoso debe ser alta y delgada, de manera que las burbujas de la bebida fluyan adecuadamente.

“La copa tipo flauta o champañera, es la indicada para los vinos espumosos porque, al ser alta, permite que no se escape el dióxido de carbono y se mantengan las burbujas”, añade Zamora.

Si bien estos tres tipos de copas constituyen la cristalería básica que debería haber en la casa de cualquier persona amante de esta bebida; hoy es posible encontrar en el mercado formas y diseños elaborados para cada clase de vino.

“Es un tema digno de discusión. Hay críticos que dicen que debe haber una copa ideal para cada tipo de vino y de uva. Pero debería ser un tema sencillo, igual a todo lo que rodea el vino, los artículos elegantes pero sencillos al ponerlo a la mesa”, destaca Zamora.

Para ambos expertos, lo importante es recordar que una de los objetivos de la copa es respetar la temperatura de servicio, para que el vino esté siempre en su punto.

“El vino tinto debe tomarse a una temperatura entre los 16 y 19 grados centígrados, y el blanco, entre los 8 y los 12 grados centígrados”, concluye Corrales.