Brillo e ilusión en una noche mágica

Un año más, el Festival de la Luz congregó a miles de personas en la capital para festejar la época navideña con artes y mucho talento

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Año con año, la Navidad costarricense se ve reflejada en los rostros felices de miles de niños cuando sus ojos se iluminan de emoción, al ver el paso de gigantescas carrozas llenas de luces en el tradicional Festival de la Luz.

Este sábado 17 de diciembre, la edición número 21 del desfile no fue la excepción a la regla y, una vez más, la algarabía tomó las calles de San José.

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El evento, organizado por la Municipalidad de San José, es el vivo ejemplo de muchas emociones, todas inspiradas en los carruajes iluminados, las bandas musicales y los grupos de porrismo que participan con orgullo en el recorrido que va desde La Sabana, pasa por el paseo Colón y termina en el Barrio Chino, y que este año fue encabezado por el ciclista del Movistar Team, Andrey Amador quien fungió como mariscal de la actividad.

Familias enteras llegan desde todas partes del país para ser parte de este hermoso evento. La camaradería se siente en las aceras, la felicidad se nota en los aplausos del público y la admiración resuena en cada grito de apoyo al talento que participa en el desfile.

Doña Amalia Barrantes, vecina de Nicoya, es un buen ejemplo de lo que significa el Festival de la Luz para una gran parte de los ticos. Ella, junto a su hijo, viajaron el viernes desde Nicoya a San José en el bus de las 4:30 a. m.; llegaron a la capital y se instalaron en la casa de un familiar para no perderse, por segunda ocasión en su vida, esta entretenida actividad.

“No importa el viaje, no importa la madrugada, ni tener que venir a guardar el campito desde muy temprano; todo vale la pena para vivir y ver en vida algo tan hermoso como el festival”, dijo la nicoyana.

Cerca de ella, dos amigas que se conocieron hace dos años, mientras guardaban espacio para ver el festival del 2014, se reencontraron. “Nos quedamos extrañadas viendo la gran casualidad, apenas nos reconocimos nos sentamos a conversar para matar el tiempo de espera”, contó Mónica Salazar, mientras abrazaba a Idania García. Ellas compartieron comida, bebidas y se acompañaron durante una jornada que para ambas comenzó a eso de las 7:30 a. m., cuando llegaron a las inmediaciones del Gimnasio Nacional para asegurarse un espacio en primera fila.

Destellos de calidad

Hay que destacar la calidad de los participantes del festival. En esta edición, la actividad recuperó un resplandor que había bajado un par de años atrás por la mermada participación de carrozas (en el 2015 hubo nueve).

En este 2017 fueron 14 carros alegóricos los que hicieron el recorrido por las principales calles de San José. También tocaron música un total de 15 bandas y 10 grupos de porrismo hicieron sus acrobacias.

Las protagonistas del festival, por excelencia, son las carrozas llenas de luz, música y color. La grandeza de los montajes artísticos inspira al público. Este año, una vez más se comprueba el talento creativo de nuestro país, así como el de la mano de obra que realiza los montajes. Definitivamente, el solo hecho de mostrarse ante los costarricenses, ya es un premio para las empresas y quienes trabajan en las carrozas.

Los montajes fueron: Municipalida de San José, Instituto Costarricense de Turismo, Coopenae, Kölbi, Banco Popular, UACA, Florida Bebidas, Ministerio de Salud, Huawei, Claro, Infocoop, Demasa e Instituto Nacional de Seguros.

En el tema musical hay mucho que decir. Primero, esa noche las artes destellan toda su grandeza y los músicos nacionales, así como sus maestros y preparadores, son dignos de cualquier escenario de primer nivel.

Las bandas municipales, colegiales y comunales logran encantar a cualquiera y erizar la piel con sus interpretaciones.

La elegancia de los uniformes, así como los grupos artísticos y de baile que las acompaña, demuestra meses y hasta años de ensayos y preparación.

No hay una nota mal ejecutada o un paso sin coordinación. ¡Bravo!

Algo muy especial en la parte musical es la diversidad del repertorio. Hace muchos años que los músicos aprovechan el escaparate que es San José para mostrar sus destrezas más allá de los villancicos, claro, sin dejar de lado las piezas navideñas.

Las bandas tocan desde música folclórica costarricense, hasta pop y temas clásicos. Nada se queda por fuera.

Los músicos fueron de la Banda Municipal de San José, Banda Municipal de Acosta, Liceo de San Carlos, Municipal del Café Tarrazú, Comunal de Orotina, Colegio de Bagaces, Banda de Marcha de Sarchí, Banda Antonio Obando Espinoza de Cañas, Comunal La Fortuna de San Carlos, Municipal San Mateo, Municipal de Zarcereña, Colegio Cedes Don Bosco, CTPR Santa Cruz y Banda Juvenil Cantonal de Limón.

Por su parte, el deporte nacional también está muy bien representado. La agilidad y las destrezas de jóvenes atletas deja boquiabiertos a más de uno, la respiración se siente tensa con cada voltereta en el aire que dan los porristas. Un punto de adrenalina medio de un recorrido pintado de verde y rojo, los colores de la Navidad.

Los deportistas fueron de los equipos Global Elite, Costa Rica All Stars (San José, Pérez Zeledón, Cartago, Guápiles), Jungle Cats y Pirates Cheer Company.

Muy bien

Con una producción destacable por su orden, la edición 2016 del Festival de la Luz cerró con buena nota,

Este año no hubo atrasos, hubo una gran participación artística y hasta el clima se prestó para la fiesta.

Los involucrados de las carrozas, las bandas y los porristas, pueden quedar contentos con su trabajo. Cumplieron con la labor de llenar de magia e ilusión por una noche a miles de personas.