Arcade Ctrl V: la compañía que puso los videojuegos de realidad virtual al alcance de las masas en Costa Rica

Este 'arcade’ ubicado en Curridabat ofrece 12 estaciones equipadas con los últimos cascos que brindan la experiencia de la realidad virtual

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No hay orgullo más grande para un fiebre de los videojuegos que tener sus iniciales en la punta de la tabla de posiciones de un arcade de barrio. Una sensación que se origina en la rutina de llegar con los amigos semana tras semana para revisar como los otros nombres se van apiñando en las casillas inferiores.

Estar en la cima a la espera de que algún día llegue alguien con un puntaje superior que lo valide como el nuevo campeón de la zona y, a partir de ese momento, iniciar una carrera para recuperar la posición de honor.

Las rivalidades y las pequeñas fortunas invertidas en estos salones de videojuegos son experiencias que parecían estar reservadas solo para los gamers veteranos, algo que solo podía existir en las anécdotas de los jugadores de la vieja escuela, algo que los jóvenes jamás iban entender o experimentar..., hasta ahora.

El arcade Ctrl V inició su operación en Costa Rica durante el mes de abril con la consigna de acercar a las masas a la realidad virtual. El local está ubicado en el centro comercial Ciudad del Este, el cual se localiza diagonal a Walmart Curridabat y contiguo a La Artística.

La tienda cuenta con 12 estaciones equipadas con equipos HTC VIVE Pro, los cuales según los expertos son la opción más potente en el mercado.

Esta franquicia nació en Canadá en el 2016 y desde entonces se ha expandido con 15 comercios en su país de origen y dos en Estados Unidos.

Según destaca el portal de noticias CMF Trends, la idea de Ctrl V comenzó con una historia triste hace 14 años.

Ryan Brooks, fundador y CEO, recuerda haberse sentido conmocionado por la noticia en la que un hombre en Corea del Sur falleciera después de jugar un videojuego por 56 horas seguidas frente a una pantalla.

“¿Qué pasaría cuando llegáramos al punto de la realidad virtual y su inmersión convincente?” Para Ryan, tenía que haber un lugar donde la gente pudiera ir para regular su inmersión, y así es como se plantó la semilla de Ctrl V.

Desde sus inicios, Ctrl V se ha caracterizado por un ambiente cómodo para una audiencia compuesta esencialmente de familias y recién ingresados en el mundo de los videojuegos, un resultado muy contrario a la imagen de nicho que suele reinar en los cafés internet o en las abarrotadas salas de videojuegos de antaño.

La mecánica es sencilla: A cambio de ¢12.500 usted podrá entretenerse con esta tecnología a lo largo de una hora. Para mejorar la experiencia, el usuario tiene la posibilidad de reservar un boleto desde la página oficial de Ctrl V.

Otro gran éxito de Ctrl V es que construyó relaciones con los desarrolladores del medio. Desde el principio, Ryan y su equipo optaron por hacer divulgación directa a los desarrolladores de juegos para que estos pudieran probar videojuegos y así recibir una retroalimentación de primera mano.

Desde un cuarto de control virtual, el cliente selecciona el juego que desea entre una amplia lista de opciones y categorías. El jugador podrá cambiar de juego todas las veces que desee.

Por ahora, Ctrl V ofrece 50 experiencias –y se espera que aumente a 100 para el próximo trimestre– .

Entre todo el catálogo destacan títulos de multijugador, simuladores, juegos deportivos y de acción. En este momento, hay una serie de títulos que se pueden reproducir incluso por personas con discapacidades.

Durante 60 minutos el jugador podrá asumir el rol de un pirata espacial, un arquero en medio de un misión secreta. También podrá experimentar el vértigo de estar cayendo de un rascacielo y juegos que pondrán a prueba la coordinación en las artes del baile y la espada. Prepárese para transpirar.

Muchos de estos títulos cuentan con una tabla de posiciones que se rige según el puntaje de cada jugador.

Los ticos que creyeron en la realidad virtual

Esta iniciativa es parte del emprendimiento de Jason Oreamuno, Allan Rivera y Rafael Quesada, tres ingenieros químicos, quienes decidieron adquirir los derechos para abrir el primer local de la franquicia canadiense en Latinoamérica.

“Nosotros trabajamos por más de 18 años en una empresa transnacional y en una reestructuración nos despidieron junto a otras 20 personas, fue una salida de bastante gente. No tuvimos tiempo para sentirnos mal y nos pusimos a ver más bien qué hacíamos. Teníamos las ganas de buscar algo de entretenimiento, más que todo porque somos papás de adolescentes. Eso nos ha llevado a ver qué puede hacer uno con los hijos”, explicó Oreamuno a Viva.

Oreamuno enfatizó que después de realizar una amplia investigación de mercado se decantaron por invertir en estos dispositivos de la realidad virtual precisamente por el carácter novedoso de esta tecnología de entretenimiento electrónico.

“Nuestro concepto es para todo público, procurando siempre una experiencia agradable para todos los clientes, donde ellos podrán estar inmersos en cada juego y vivirlo. Nuestros juegos se adaptan a las diferentes edades y gustos”, agrega Rivera.

“Los arcades de realidad virtual aún no llegan a tener tres años. Nosotros investigamos y nos dimos cuenta de que en países como en Rusia esto se ha popularizado; sin embargo, al final nos decidimos por esta franquicia canadiense Ctrl V. Aquí en Costa Rica hay centros comerciales que tienen estaciones de realidad virtual que lo que ofrecen es más una simulación, nosotros en cambio ofrecemos una experiencia en la que el usuario puede interactuar con el ambiente", enfatizó Oreamuno.

El estado de la realidad virtual

La apertura de este tipo de locales parece ser una respuesta positiva a una tecnología que a pesar de existir hace más de cinco años aún no se ha logrado colocar como un producto popular y para lograrlo aún le queda mucho camino por delante.

La tecnología virtual no solo es costosa sino que también necesita de un espacio amplio para que funcione.

Crtl V ofrece los HTC Vive Pro que cuentan con un casco, dos controles y dos sensores láseres que se colocan en dos esquinas opuestas en un cuarto de tres metros cuadrados.

La sensación de inmersión es mayor porque los dos sensores crean un cuadrado virtual en el salón que traslada todos los movimientos al videojuego.

Los mismos sensores lanzan una alerta cuando el jugador esté cerca de golpear una pared o el mismo televisor, o así abandonar el cuadro virtual.

Además, el Vive cuenta con dos controles que se asemejan a la popular consola de Nintendo Wii. Estos mandos logran captar los movimientos y las sensaciones; por ejemplo, los dispositivos imitan el movimiento de la culata que tiene un rifle al disparar.

El kit del HTC Vive pro cuesta $900. Mientras que la computadora para utilizarlo –con un procesador Intel Core i7 8700, una tarjeta RAM de 16 GB y una tarjeta de video Ge force RTX 2080– está valorada en más de $2.000. Con esa cantidad de dinero uno se podría comprar tres Nintendo Switch, dos PlayStation 4 Pro y dos Xbox One X.

Por ahora, Ctrl V explora nuevas formas de mejorar la inmersión sin periféricos ni dispositivos portátiles. Actualmente, las máquinas para correr multidireccionales son demasiado caras y no están diseñadas para caber en las salas de juegos de realidad virtual, mientras que los chalecos, zapatos y guantes requieren medidas y procedimientos de higiene.

Desde hace cuatro años, la realidad virtual se ha presentado como extravagancia, como una atracción de los centros comerciales pero que aún se coloca a la cultura de masas. Desde que se estrenó las expectativas han disminuido considerablemente. La realidad virtual sigue aquí. La pregunta es, ¿está aquí para quedarse? Puede ser que este salón de videojuegos, recién abierto en Costa Rica, sea el modelo de negocio que tanto necesitaba esta tecnología.