'Dim sum' y espadas aderezaron la celebración del Año Nuevo Chino

Espectáculos culturales y gastronomía típica fueron los actos principales de la fiesta. Según el calendario chino, el 16 de febrero comienza la Fiesta de la Primavera.

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El extenso bulevar del barrio chino en el Paseo de los Estudiantes, en San José, se transformó este sábado 17 en una fiesta que lució las costumbres del país más poblado del mundo. El evento celebraba el Año Nuevo, según el calendario chino.

“Sí usted lo piensa, casi todos los que conocemos están familiarizados con la cultura de China. Nos gusta su comida, su cine. No son personas aisladas a nuestro diario vivir. Son migrantes, la mayoría. Eso hay que reconocerlo, así como el trabajo que deben hacer para entender nuestra costumbre también. Por eso, creo que este evento es tan importante; porque nos unifica, y evidencia que todos aquí nos respetamos, y queremos mucho”, dijo Rocío Matarrita, vecina de barrio Escalante.

Matarrita también agradeció la “maravilla” de poder caminar a actividades dentro de la capital. Y observar enormes figuras de dragones que decoraron casi todo el barrio.

A la entrada del barrio, una tarima sostenía las presentaciones artísticas que abarcaron desde bailes típicos con espadas hasta una coreografía de danza del vientre.

Por otra parte, en el primer tramo del bulevar, se encontraban puestos para aprender sobre caligrafía china, así como opciones para comprar plantas y adornos.

Ming Zhi Feng, vestida de amarillo, fue uno de los actos que más atrajo público a la tarima principal. Con sus manos, y aguda sutileza, ondeó una espada de Tai Chi mientras danzaba.

“Agradezco danzarle a los demás para mostrar las raices de mi tierra”, contó Ming Zhi mientras buscaba espacio en el público. El Barrio a las 12 mediodía era un gentío.

Detrás de la tarima, se encontraba Luis Chinchilla, de 27 años y representante del Templo Shaolin Costa Rica, quienes culminarían largas horas de entrenamiento, en una presentación ese sábado, que incluyó “armas como el palo, el sable, la cadena, el látigo”, y “lo que buscamos es como un proceso para que el cuerpo no se atrofie para que pueda seguir meditando”.

¿ A cuánto 'dim sum'?

El segundo tramo del Barrio Chino estaba acaparado por la gastronomía. Los platillos de dim sum, un plato pequeño y liviano, que puede ser desde empanadas de camarón hasta arrollados de fideos de arroz con salsa de soja, se vendía por docenas.

Varios puestos de cerveza artesanal permitieron que se pudiera caminar y disfrutar de un sábado distinto, en donde lo primordial, fue la celebración.

Al frente de la Iglesia Nuestra Señora de la Soledad, se encontraba por primera vez, una familia de 5. Todos con un platillo distinto. “Somos de Alajuela y no teníamos idea de que esto era tan bonito. Hemos entendido mucho sobre la cultura, conociendo a los chefs y viendo hasta cómo cocinan”, dijo Raúl Méndez, papá y cartero de oficio.

Ese es uno de los atractivos del evento, cuando la cocina de restaurantes como Wong's, ubicado al frente del Museo de Jade, en calle 13, saca sus cocineros y woks a la calle para revelar lo que usualmente pasa a puertas cerradas.

Durante toda la fiesta, que culminó a las 4 p. m. el tránsito se mantuvo fluido, y el espacio de una calle que usualmente es tan solo una zona de paso, se transformó en un encuentro de culturas que permitió abrir los brazos a nuevas tradiciones, platillos exóticos, y enseñanzas como la que aprendió Natalia, de México, una turista en medio del mar de gente.

“En un puesto, donde hay un señor de 84 años escribiendo tu nombre en otro idioma, aprendes sobre la vida por ejemplo. Él solo puede hacer un trazo. Viéndolo, aprendes lo que te está diciendo. Que no hay que dudar", concluyó la extranjera.