El casado: ¡Así crecimos en esta tierra!

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El orgullo de ser costarricenses es un sabor inigualable y qué mejor manera de celebrar un año más de Independencia que disfrutando de un platillo bien tico.

Por décadas, el casado ha sido un plato fundamental en la dieta de los costarricenses y es el responsable de llenar de energía a los hombres y mujeres que construyen este país.

No hay ningún secreto especial en su receta, pero sí son muchos los beneficios que aporta por su balanceada fórmula.

Al tico no le puede faltar el arroz y los frijoles; prueba de ello es el tradicional gallo pinto en el desayuno, pero al almuerzo tampoco pueden estar ausentes.

Por lo general, el casado lleva además una carne, ensalada, picadillo y el dulce sabor del plátano maduro.

En este sentido, la nutricionista Patricia Sedó explicó que se trata de una opción muy similar a la que existe en otros países de Latinoamérica, aunque algunos llevan distintos elementos.

“El casado remite a un plato que está presente en muchos países y es considerado un plato básico. Está compuesto por elementos de fácil acceso”, dijo la experta.

Es por esta razón, que el casado suele tener un precio más accesible. Otro de los factores que contribuye a su popularidad es la sensación de saciedad que deja.

Desde el punto de vista nutritivo, también tiene mucho a su favor, según detalló la nutricionista.

Por su composición, se trata de un plato que puede resultar muy balanceado y adecuado para la dieta de las personas.

Obviamente, según la nutricionista, también se puede convertir en una carga de calorías y carbohidratos, según los elementos que se le añadan a la hora de servirlo.

“El plato original es balanceado”, recordó Sedó. “La mezcla de arroz y frijoles es adecuada porque se da una complementación de la proteína”, agregó.

El balance puede empezar a desaparecer cuando algunos de los elementos se alejan de la versión original del platillo.

En el caso de Costa Rica, el casado incluye un picadillo, lo cual no es tan común en otros platillos similares en el resto de la región.

La presencia del picadillo se justifica en el sentido de que se hace de lo que haya a mano, lo cual contribuye a abaratar los costos.

Para que el casado tenga un mejor valor nutricional, lo más adecuado es que el picadillo se haga con una verdura no harinosa.

Según la nutricionista, dos buenos ejemplos de este tipo de picadillo serían los de chayote o vainica.

Por otra parte, cuando se utilizan vegetales harinosos, como es el caso de la papa o el plátano, la tendencia es a alejarse del balance.

Otro de los aspectos que destacó Sedó sobre el casado es que ha contribuido a estimular el consumo de frijoles en nuestro país, el cual ha decaído en años recientes. Un casado sin frijoles no es un casado completo, por lo que la gente ha seguido comiendo este grano.

Un poco de historia. El casado se consolida en la década de los 60, cuando se incrementa el número de personas que se incorporan a trabajar en las instituciones de la zona capital y buscan comida casera, como la que disfrutaban en sus hogares.

El origen de su nombre tiene varias versiones. Según explicó Marjorie Ross, experta en Antropología Culinaria, hay varias historias que pueden explicar el nombre y que se remontan a la segunda mitad del siglo pasado.

La primera versión habla de una soda en el centro de San José donde los trabajadores empezaron a pedirle a la señora que les sirviera más comida, como le sirven al hombre casado.

La otra explicación tiene que ver con el aumento de la actividad comercial de la época en la capital, por lo que los restaurantes empezaron a ofrecer un plato de buen tamaño, pero sobre todo bien completo y que hiciera sentir a los trabajadores como si estuvieran en su casa.

Todo va servido en el mismo plato, porque así es como se come en casa y así se logra reproducir esa forma de comer a la tica.