Viejo edificio soporta peso de los años y el descuido

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Desafiante ante el tiempo y el descuido, en el noroeste de la capital –avenida 11, calles 8 y 10– se ubica la Botica Solera, un edificio declarado patrimonio histórico y arquitectónico del país en 1999.

Localizado en uno de los barrios del país que concentró más edificaciones art decó, la botica resaltó lo arquitectónico, cultural y estético de la ciudad entre los años 20 y 40. El art decó es un movimiento artístico nacido en Francia y se caracteriza por edificios en que predominan las formas geométricas.

Este histórico inmueble fue adquirido en 1924 por la familia Solera. En 1933 se convirtió en una botica hasta 1940, cuando la propiedad del inmueble fue dividido entre los hermanos Solera y sus descendientes.

En sus últimos días de apertura el edificio funcionó como una mueblería y colchonería.

Basura e indigentes. En setiembre del 2008, tras denuncias de los vecinos y peticiones del Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura, la Municipalidad intervino para sacar la basura y a los indigentes que dormían allí. Además, cerró las instalaciones para evitar que se robaran partes y destruyeran el inmueble que les servía de refugio.

Tras un recorrido de La Nación por el lugar la semana pasada, se comprobó que la Botica Solera sigue siendo un edificio abandonado. Ya no duermen dentro los indigentes –porque se mantiene cerrada– , pero sí tiene mucha basura y consumidores de droga a su alrededor. Esta es la principal queja de los vecinos del lugar, quienes opinan que no existe un verdadero interés de la Municipalidad en restaurar el edificio.

Mientras tanto, en marzo del 2009 el Ministerio de Cultura anunció que ya no se realizarían algunos proyectos de rescate patrimonial debido recortes en el presupuesto. Esto eliminó la partida de ¢12 millones para reparaciones a la antigua Botica Solera.

Otro de los motivos para que Cultura no invirtiera en la edificación fue el interés explícito de la Municipalidad en adquirir el edificio, lo cual fue visto como un traslado de la responsabilidad.

Y, aunque desde el 2008 la Municipalidad ha obtenido algunas donaciones de derechos de propiedad –calificadas de “históricas” por quienes los cedieron–, aún se mantiene la negativa de otros dueños a hacer concesiones.

Según datos del mismo ayuntamiento, la Botica Solera está valorada actualmente en unos ¢30 millones.

A pesar de esto, el ayuntamiento mantiene en pie la idea surgida en el 2006 de convertir la Botica Solera en una biblioteca y un centro de cultura, una promesa que no se sabe cuándo se cumplirá.