Una máquina de sueños llamada Eloy Mora

En el 2012, su proyecto Teatro Urbano se consolidó ; además, regresó a la TV y tiene mil ideas en la cabeza. Califica este momento de su vida como exitoso y quiere mucho más

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En sus ojos, algo brilla cada vez que sus labios pronuncian la palabra sueños. Eloy Mora sabe que puede sonar algo loco, pero a estas alturas de la vida, poco o nada le preocupa. Sus palabras van más lentas que las mil ideas que quiere compartir y que sabe pueden ser realidad, porque comprobó que los límites y barreras solo existen en la cabeza de las personas.

Sentado en una de las bancas del café de su sala, el Teatro Urbano , con el sonido de cientos de motores transitando por la avenida segunda, ahí, en el lugar que ahora llama su hogar –y literalmente lo es porque duerme en ese mismo edificio–, aseguró sin importarle a quién pueda molestar o incomodar, que lo que vive en este momento de su vida se llama “¡éxito!”.

Luego de 10 años de inventarse el nombre Teatro Urbano, para sacar adelante su espectáculo Chico Loco y de andar por el país en solitario, hace dos años, su sueño llegó a un punto importante: logró tener su propia sala.

Sin embargo, él no se quería quedar ahí; por eso, en febrero del 2011, se propuso que en cinco años lo que alguna vez fue la Sala Calle 15, hoy Teatro Urbano, sería un epicentro de actividad artística capitalina. No contó con que solo dos años fueron suficientes.

Actualmente, su sala mantiene actividades abiertas al público seis días a la semana, ofrece espectáculos de magia, conciertos, clases de teatro, stand-up comedy y, desde luego, obras teatrales.

Lo particular de su idea es que no estaba interesado en estar cambiando de espectáculo cada semana; para él, es más valioso que cada artista consolidara su trabajo una noche, cada ocho días. Hoy siente que lo están logrando, con el valor agregado de que todos los involucrados se transformaron en lo que llama la familia urbana.

“Todo ha sido una locura que superó mis expectativas por mucho. Intenté hacerme una fantasía de lo que estaría haciendo en cinco y diez años. El primer año (en la sala) fue de prueba y error; hoy el sueño de ser un epicentro cultural superó mis expectativas”, aseguró el actor de 33 años, quien comenzó hace muchos años barriendo una vieja sala teatral.

Regreso. Consolidar su sala de teatro es solo uno de esos logros de los que se siente orgulloso. En el 2012, también regresó a la teleserie La pensión , al principio con algo de recelo, pero ahora está feliz y espera continuar.

“Entré con los tacos de frente, con algo de recelo, pero nos chinean y con Gustavo Rojas y mi familia (su esposa e hija también actúan) le da un aire diferente; en las filmaciones, la cosa cambió. Marcela Castillo, que era medio ogro, ahora es una dulce. No sé si fue el socollón (la salida de un grupo de actores ), pero entendió que una productora debe ser conciliadora”, amplió Mora.

También se incorporó a Canal 9, al espacio DeporTube , y está satisfecho con eso.

Adicionalmente, el año pasado, concluyó con su cortometraje de ficción Luisa , escrito por Eduardo Zúñiga y dirigido por él.

El campo audiovisual lo tiene apasionado. Desarrolló Jom Tirer , comedia tipo reality show , junto a su familia urbana: el mago Alejandro Navas, el pintor Stan, los comediantes del grupo Fi Fa Fo , la actriz Karina Conejo (su esposa); el actor Arturo Campos y otros amigos.

Además, en un par de meses, buscará sorprender al país con una comedia de situaciones, que también distribuirá desde plataformas en Internet.

Un gran paso. A lo largo de casi dos horas de conversación, la palabra sueños apareció muchas veces, cada vez pronunciada con más emoción.

Ese entusiasmo es el que se respiró cuando Mora dijo que este proceso de creación audiovisual, sumado a su creciente interés en la fotografía, va orientado a otro de sus sueños: ser director de cine y llevar a la gran pantalla la película Chico Loco .

“En cinco años, me veo tratando de distribuir Chico Loco , la película, en el extranjero (...). Chico Loco quiero que sea un fenómeno en Latinoamérica; este personaje tiene el poder, casi como el de Roberto Gómez Bolaños y su Chavo del 8; si no lo creyera, mejor no lo hago”, agregó.

Esa forma de ver el mundo es la que quiere transmitirle a ese grupo de artistas con los que convive a diario. Convencerlos de que sí hay una fórmula para que los espectáculos funcionen y es haciendo las cosas bien; en especial, que entiendan que ellos son su activo más importante y los primeros que tienen que valorar su arte.

Se ve a sí mismo como un líder, con una mezcla de papá. Quiere transmitirles a todos en su familia urbana lo que aprendió y verlos salir adelante.

“Quiero ser un líder, pero uno bueno y eso sí es jodido, porque tengo que intentar velar porque todo salga bien y, cuando las cosas no salen como quiero, me pongo de chicha”, reconoció el artista.

La determinación de ser quien marcha al frente, según Mora, es la parte más complicada de estos dos últimos años. Lo económico, reconoce, no es tan complejo.

Sin embargo, explicó que ahora gana menos y trabaja más, pero se siente más feliz porque está ayudando a otras personas y, juntos, sueñan en grande.

Ya piensan en un espectáculo grande, que los involucre a todos, que recorra el país y salga de nuestras fronteras.

¿Está loco o sueña muy en grande?, podría preguntarse con justa razón cualquier persona que escuche a Eloy Mora. Y él, ¿qué dice?

“Me lo pregunto todas las noches, pero me convenzo (de que es posible cumplir sus sueños); si no, mi vida no tendría sentido. Por eso lo complicado es ser un buen líder, no quiero quedarme en una zona de confort; necesito ver qué más puedo lograr, que mi legado sea representar a mi país en grande”, aseveró este soñador.