Turrialba, puntual y entusiasta

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En la campiña turrialbeña, el sentimiento era el mismo entre los pobladores: todos querían sacarle el jugo al Festival Nacional de las Artes Turrialba y Siquirres por el Camino Viejo. Y, durante la tarde, lo estaban haciendo.

Si bien el gris del cielo era una amenaza imposible de ignorar, pues la lluvia parecía querer hacerse presente, en la tarima bulevar cientos reían sin preocupación alguna, al tiempo que disfrutaban del espectáculo Cocinando Sueños , de Fernando Thiel y su grupo Ticotíteres.

El reloj marcaba las 2:15 p. m., cuando, frente a esa tarima, un centenar de niños junto a sus padres, así como jovencitos colegiales y adultos mayores, aprendían a cocinar platos tan singulares como “un gigante enamorado” o “zapatos en salsa de salchicha de perro”.

Thiel, todo un conocedor de cómo se logra interactuar co n los pequeños, rápidamente motivó a todos a hacer palmas, a gritar y, desde luego, a ponerle trabajo a la imaginación con esos personajes que él crea. Para lograrlo se ayudó con cucharones, sartenes viejos, ollas y hasta paraguas.

Padres e hijos, como Hellen Valverde y sus pequeños Steven y Sebastian González, no le perdieron detalle alguno a la presentación, y las risas de los pequeños daban cuenta de lo bien que la estaban pasando.

Muy cerca del bulevar Jorge Debravo, dentro del Templo de la música, las notas del Taller de marimba de la Universidad de Costa Rica alegraron a niños, jóvenes y a muchos adultos mayores.

De la mano del director Leonel Monestel, los integrantes del taller ofrecieron un repertorio lleno de cumbias y parranderas. Claro, como siempre, la música de marimba se hizo acompañar de más de un grito guanacasteco.

“Me parece un grupo muy bonito y es importante que los jóvenes aprendan a tocar la marimba”, opinó Grace Sandí, una turrialbeña contagiada por la música.

El rock, un género que tiene adeptos en todas partes, no podía faltar, y el grupo local Escenario a Contraluz ofreció una propuesta que combinaba mensajes positivos en favor de la naturaleza con las pasiones del corazón.

La tarde se acercaba a su final, pero antes de que el sol se ocultara, el poeta Porfirio García ofreció, con su espectáculo La tortuga que desova poesías, una muy singular mezcla de poesía ecológica y performance.