'Traducir es un gusto', dice el alemán Lutz Kliche

Lutz Kliche. El más importante traductor del español al alemán de las letras del istmo busca talentos ticos

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Un traductor es un cruce de palabras. La traducción demuestra que hablando lenguas distintas se entiende la gente. Durante muchos años, el traductor Lutz Kliche ha viajado del idioma español al alemán, volando en un tren que, por las ventanas, le muestra páginas cual si fueran un paisaje de hojas verdes. Kliche es el más importante traductor de la literatura centroamericana al alemán.

Él está ahora en San José para participar de la Feria Internacional del Libro y opina que algunos autores costarricenses –como Carlos Corté s y Warren Ulloa Argüello – deberían traducirse al idioma alemán.

Con 62 años, Kliche es un hombre vital, decidor, que no se calla en dos idiomas. Lutz va de la seriedad a la broma como quien traduce también las emociones, y ha descubierto que el buen humor nos hace ver mejor porque consiste en mirar dos veces.

Kliche empezó a aprender el castellano en 1974, cuando conoció a exiliados políticos chilenos en la ciudad alemana de Marburgo. Lutz era miembro de la Juventud del Partido Socialdemócrata de Alemania, y, en su afán de ayudar a los exiliados, fue adquiriendo la lengua española: hoy la domina perfectamente, con el voseo de Centroamérica incluido. Conversamos con el visitante.

–¿Dónde nació usted y qué estudió profesionalmente?

–Nací en una granja del norte de Alemania, en el seno de una familia atípica. Mi abuelo había sido criado en el campo, pero se graduó de doctor en literatura, aunque decidió trabajar la granja de su mujer, mi abuela, después de la Primera Guerra Mundial. Lo recuerdo como un hombre al estilo de Hermann Hesse. En mi casa, un buen libro, el conocimiento, siempre valían más que cualquier objeto material.

”Yo me gradué de maestro en ciencias sociales y ciencias de la literatura en la Universidad de Marburgo con una tesis sobre los medios de comunicación en México, país al que sigo amando a pesar de todos sus pesares: México, ¡qué lindo y qué herido!”.

–¿Dónde vive ahora?

–Vivo en el sur de Alemania, en la ciudad de Augsburg. Es la ciudad de los Fugger, los banqueros de Carlos V . Como ciudad universitaria, la llaman Ciudad del Renacimiento Alemán.

–¿Hizo estudios sobre América Latina?

–Hice mi tesis de maestría sobre México en 1978, y luego viajé a ese país para empezar una tesis de doctorado en la UNAM con el eminente maestro Carlos Quijano, del Uruguay; pero nunca pude terminarla, por razones ajenas a mi voluntad. Decidí entrar en una editorial alemana, la Peter Hammer Verlag, como editor, y allí empecé mi carrera profesional en este campo.

–¿Por qué se interesó en la literatura latinoamericana?

–Empezó a interesarme en los años del boom. Con las novelas de García Márquez , Vargas Llosa , Cortázar, Donoso, Fuentes y otros, era fácil tomarle el gusto a esa literatura, que me hizo conocer una realidad hasta entonces ignorada para mí, por muy “mágica” que haya sido.

”Ciertamente, era una realidad de muchos conflictos, de muchas luchas por un mundo mejor, digno de ser apoyado, de manera que me metí de lleno en la solidaridad con esas luchas y terminé en la Nicaragua revolucionaria como asesor editorial del poeta Ernesto Cardenal en el Ministerio de Cultura”.

–¿Cuáles son sus trabajos como traductor?

–Acabo de traducir la novela más reciente de Gioconda Belli, El intenso calor de la Luna , que saldrá en Alemania en la primavera del 2016. Antes traduje una novela urbana, novela negra, de la India, de Delhi, pero del inglés porque también traduzco de este idioma; incluso he tenido el privilegio de traducir una novela de Doris Lessing: Ben en el mundo .

–¿Cuáles son algunos de los libros que ha traducido al alemán?

–Yo me he hecho traductor literario por el amor al arte; es decir, a la literatura y al lenguaje, a la cultura de América Latina, a sus gentes. De tal manera, no traduzco un libro o la obra de un autor si no siento un profundo gusto por ella. He traducido la obra de Ernesto Cardenal, Sergio Ramírez y Gioconda Belli al alemán; además, casi toda la obra de Eduardo Galeano , quien fue un amigo muy entrañable y cuya partida en abril fue una pérdida terrible para mí.

”Me llena de orgullo haber traducido los cuentos de Rodolfo Walsh, escritor argentino asesinado por los militares cuando acababa de poner en el correo una carta abierta a ellos en los tiempos de la dictadura”.

–¿Con cuáles editoriales ha trabajado como traductor?

–Lamentablemente, el panorama de las editoriales latinoamericanas ha quedado bastante reducido por el proceso de concentración que vive el mundo editorial. Como parte del grupo Santillana, Alfaguara ya es de Penguin Random House; o sea, del consorcio Bertelsmann , de Alemania.

”Sin embargo, para el traductor, el trabajo se da con editoriales alemanas más bien pequeñas que no ponen, en primer plano de su esfuerzo, el éxito comercial de una obra, sino su valor literario y lo que puede reflejar sobre la realidad latinoamericana.

”Dichosamente, en Alemania siguen existiendo instituciones, como LITPROM (Sociedad para el Fomento de la Literatura de Asia, África y América Latina), que subsidian los costos de traducción: muchas veces, una barrera infranqueable para los editores de buena voluntad”.

–¿Cuáles son sus proyectos profesionales?

–Siempre estoy rastreando el mundo literario de América Latina, y sobre todo de Centroamérica, en busca de nuevos talentos. Los jóvenes escritores tienen el derecho de experimentar, incluso de dar palos de ciego; sin embargo, deben hacer un esfuerzo mayor por el rigor y la excelencia literarias.

”No basta con escribir cualquier página, cualquier microrrelato, para ya considerarse escritor. Como todo arte, la literatura es una síntesis del talento y del esfuerzo: “Per aspera ad astra”, por el esfuerzo a las estrellas, como decían los romanos”.

–¿Conoce Costa Rica?

–He llegado varias veces, pero no todas las que hubiera querido para conocer mejor este bello país y su gente, entre la que cuento con amigos entrañables. El primero es Óscar Castillo Rojas , director de Uruk, Editores: él hace una labor digna de admiración y respeto.

–¿Ha traducido algún libro costarricense?

–Sí: Los Peor , de Fernando Contreras, en su momento una de las mejores novelas urbanas de América Latina. Me parece digna de ser traducida la novela Bajo la lluvia Dios no existe , de Warren Ulloa, a quien me gusta llamar el “Catcher in the Rye” de Centroamérica.

”Una de las mejores novelas, si no la mejor, que he leído en los últimos tiempos, es Larga noche hacia mi madre , de Carlos Cortés. Me ha dejado sumamente impresionado por su maestría estilística, su calidad humana y su sinceridad, su altura. Ojalá se encuentre una editorial alemana que quiera publicarla para que yo se la traduzca”.

–¿En qué proyectos en los que usted participa pueden intervenir escritores costarricenses?

–Desde México, el Instituto Goethe ha iniciado un importante proyecto de fomento de la literatura centroamericana, en cuyo marco ya han viajado varios escritores y editores a Alemania a participar en encuentros literarios importantes. Ojalá podamos seguir con este proyecto y dar más respuesta a la producción literaria de la región que, en más de un sentido, refleja la realidad social de un mundo en cambio.

–¿Es igual traducir poesía que narración?

–No. La poesía requiere de más ritmo que la narrativa, aunque la narrativa también suele tener ritmo si es buena. Detectar ese ritmo y saber traducirlo es el arte de la traducción literaria.

–¿Cómo adapta los modismos centroamericanos al alemán?

–Es difícil y a veces imposible. El error más grande que un traductor puede cometer es intentar traducir dialectos, sociolectos o modismos a algún dialecto en su propio país. A veces no queda más que aceptar que algo siempre se pierde en la traducción: “Lost in translation”, como decía el poeta Robert Frost.