Toyo Ito, aquitecto universal

Maestro universal. Una lección de arte y humanidad es la obra del ganador del Premio Pritzker, el “Nobel de la Arquitectura”

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El 11 de marzo del 2011, el mundo volvió la mirada al Japón. Entonces, el llamado el “ Gran Terremoto” –con una magnitud de 9,0 MW1– estremeció varias ciudades. Entre estas figuró Sendai, conocida como “la ciudad de los árboles”, situada a 130 km del epicentro. Este evento telúrico evidenció las capacidades de una sociedad que se desarrolla con altos estándares de calidad constructiva. Entre los edificios que sufrieron aquel terremoto, el más emblemático es la Mediateca de Sendai (año 2000). Esta obra maestra fue diseñada por el japonés Toyo Ito y es –según Josep Maria Montaner – “la síntesis de las más valiosas aportaciones del siglo XX” donde confluyen “Gaudí, Taut, Le Corbusier, Mies, Kahn y Le Ricolais”.

La mediateca tiene una serie de entrepisos sostenidos por trece torres por donde se ilumina el espacio; en ellas están los ascensores y las escaleras. En dicha obra confluyen lo natural y lo construido, al tiempo que remite a los árboles keyakis. La Mediateca de Sendai fue tan importante en la trayectoria del autor, que muchos de sus proyectos posteriores derivan de las búsquedas generadas a partir de ese trabajo.

Desde hace cuatro décadas, la arquitectura excepcional de Toyo Ito se ha adaptado a los tiempos y circunstancias contextuales. El arquitecto egresó de la Universidad de Tokio en 1969, y desde entonces exhibe una trayectoria reflexiva y un lenguaje que redefine la arquitectura, sin caer en la similitud formal entre uno y otro edificio.

Ito ha innovado con edificios magníficamente ejecutados, razón por la que obtuvo, este año, el Premio Pritzker . Él crea espacios fluidos que replantean las limitaciones de la arquitectura moderna, situación que destacaron los jurados del premio –entre ellos, Alejandro Aravena y Glenn Murcutt–.

Maestro de la innovación. Toyo Ito ha mencionado que “diferentes circunstancias producen respuestas distintas”, por lo que la innovación es consecuencia de sus búsquedas continuas, conceptuales y tecnológicas. En sus inicios, el arquitecto navegó por corrientes minimalistas, pero evolucionó hacia atmósferas ligeras y tranquilas por medio de espacios etéreos.

Esas innovaciones se ejemplifican con la Estación de Bomberos en Yatsushiro (Kumamoto, 1995), que recuerda el Centro de Aprendizaje Rolex (Lausanne, Suiza, 2010), de SANNA, empresa conformada por Ryue Nishizawa y Kazuyo Sejima, quien colaboró con Toyo Ito entre 1983 y 1987.

Otros dos ejemplos que redefinen la continuidad espacial de Toyo son: el Crematorio en Kakamigahara (Gifu, 2006), donde fluye la cubierta, y el Museo de Arte de Berkeley y Archivo Cinematográfico de la Universidad de California (EE. UU., 2007), donde combina las instituciones en un edificio configurado por una trama curvada en sus aristas.

En la revista española de arquitectura El Croquis se afirma que, en su obra en Berkeley, Ito ha “intentado establecer una situación en la cual cada espacio concreto se relacione con los demás a partir de reglas sencillas, aunque tengan usos distintos. Al introducir cambios mínimos en un sencillo sistema reticular, surgen relaciones muy abstractas pero diversas”.

De igual manera, Toyo ha incorporado la tecnología con moderación y acierto, como en la Torre de los Vientos (Yokohama, 1986). Este hito cilíndrico se concibió para ser iluminado con luz artificial que variaba según el día y estaba construido con materiales efímeros. Según Mohsen Mostafavi , Ito “adapta la tecnología, pero también se protege frente a sus caprichos y su dominación”.

Materialidad exquisita. Los primeros trabajos de Ito fueron principalmente residencias, las que sintetizaron su pensamiento. Entre estas destaca la White U (Tokio, 1976), vivienda para su hermana. La casa está conformada por una planta curva que muestra el espacio paulatinamente según se lo recorre. Esta configuración en U recuerda el estadio para los Juegos Mundiales del 2009 (Taiwán, 2009).

Posteriormente, la White O (Marbella, Chile, 2009) y otros proyectos en T, S y W exploran la continuidad del espacio. Otro ejemplo emblemático es su casa, conocida como Silver Hut (Tokio, 1984). Según Anatxu Zabalbeascoa , Ito quiso exhibir, en su casa, “una arquitectura abierta dentro de una gran urbe”.

Por razones de calidad, Ito se ha enfocado en conocer a fondo el oficio del arquitecto y utiliza materiales de rigurosa selección. Ejemplos son sus obras donde destaca el uso del aluminio –más al inicio– y el concreto –más recientemente–.

Ito cuenta con las “casas de aluminio”, como su propia vivienda y las ubicadas en Kanagawa (1971), Sakurajosui (2000) y Yamanashi (2004). Esta última hace recordar la excelente Casa Kiké (Cahuita, Costa Rica, 2006), de Gianni Botsford.

A su vez, Ito experimentó con el metal en el Museo Municipal de Yatsushiro (1991), un “proyecto en el que se tomó un gran cuidado para armonizar el edificio con su entorno relativamente bajo y a escala humana”, según comentó Riku Okawa. Esta obra es antesala conceptual de la Mediateca de Sendai.

De entre las obras en concreto expuesto sobresale la Biblioteca de la Universidad de Artes Tama (Tokio, 2007). Contiene arcos con luces que van desde 1,6 a 16 metros y tiene secciones de 200 mm. Esta obra presenta influencia gótica, es hipermoderna y recuerda a Louis Kahn.

Estructuras al natural. Las estructuras de Ito son replanteadas gracias a una alianza fructífera con los ingenieros. Destaca las vinculaciones con Matsuro Sasaki en la Mediateca en Sendai, con Cecil Balmond (ARUP) en el Pabellón Serpentine Gallery (Londres, 2002), y con Masato Araya en el Edificio Tod’s (Tokio, 2004).

Esas colaboraciones incluyen tecnología de punta, usada en las simulaciones informáticas para analizar geometrías complejas. Ito ha expresado:

“Hubo fantásticos momentos de descubrimiento con los ingenieros. Juntos llegamos a formas distintas de materializar la estructura, como ‘espiral’, ‘no lineal’ y ‘conexión de redes’. A su vez, han creado diseños complejos, variables y fluidos que remiten a las estructuras en la naturaleza, lo que recuerda a Antoni Gaudí”.

En el Edificio Tod’s, la “piel estructural” está inspirada en los árboles, al tiempo que es racional. Esta tienda de zapatos, bolsos y accesorios refleja la moda y la fuerza del paisaje en su cerramiento.

Ito comentó: “Siempre me propongo ser capaz de hacer una arquitectura como si fuera un árbol. No me refiero a su forma, sino a su proceso de crecimiento, desde que empiezan a aparecer las ramas hasta llegar a su forma más compleja”.

Toyo Ito ha abierto una oficina en Barcelona, ciudad donde proyectó las Torres Porta Fira (2010) y las extensiones para la Feria de Barcelona Gran Vía (2006-2007). Estas obras potencian las aberturas en fachadas y redefinen su percepción desde fuera y desde dentro, a manera de una fachada reversible.

Dimensión que trasciende. Ito estuvo expuesto al idealismo social de los arquitectos metabilistas: Maki, Isozaki, Kurokawa y Otaka. Luego, tras la tragedia del 2011, Ito creó Casa para Todos, iniciativa que refleja su responsabilidad social con pequeños espacios comunes pensados para el disfrute de las personas. Él expresó: “Incluso en esas condiciones, la gente trata de sonreír. Se reúnen para departir y comunicarse en circunstancias extremas”.

Otro ejemplo de su interés social es que, a partir del 2005, es comisionado de Kumamoto Artpolis (1988). Este proyecto urbano, de carácter público y privado, cuenta ya con 80 intervenciones de arquitectura e infraestructura. En esta revitalización participan eminentes arquitectos, quienes proyectan obras de alta calidad constructiva.

Toyo Ito se considera un hombre de risa fácil, según José Díaz de Tuesta. Ito invita a “repensar la arquitectura una y otra vez”. Quizá por esta actitud logra una nueva dimensión poética que trasciende. Ito expresó que, cuando termina un edificio, es “dolorosamente consciente de su propia insuficiencia” y que nunca va a estar completamente satisfecho con su trabajo.

Con ese sentido de continuo repensar, Ito creó el Museo de Arquitectura Toyo Ito (Ehime, Japón, 2011), donde presenta sus proyectos y alberga talleres de jóvenes arquitectos. En esta obra, al igual que en su toda arquitectura, se percibe un aire de optimismo, ligereza y alegría. Según Josep Montaner, “Ito considera que la arquitectura tiene la responsabilidad de crear una atmósfera de bienestar”.

Ello se suma a lo manifestado por el mismo Ito en una entrevista realizada por Sou Fujimoto; entonces dijo: “La alegría del descubrimiento está ligada con la creación en sí misma, y al mismo tiempo tiene relación con la satisfacción de la gente”.

La obra de Toyo Ito nos invita a revisar y a replantearnos continuamente nuestro quehacer arquitectónico y urbano, con rigurosidad estructural –oportuna en un país sísmico como Costa Rica–, pero también desde la perspectiva conceptual, cuyo fin último es el bienestar de la gente.