Durante la mañana de este martes, como tantas otras, el Teatro Arnoldo Herrera del Conservatorio de Castella se convertía en salón de clases. Media docena de estudiantes de quinto año del colegio de vocación artística preparaban sus escenas en una obra teatral que, como tantas otras por casi seis décadas años, han debutado en este escenario .
El teatro ubicado en Sabana Norte, contiguo a la Agencia Nissan, es una de las dos instalaciones del conservatorio , institución educativa pública consagrada a la formación en artes. El otro plantel, donde se imparten lecciones de primaria y secundaria, se ubica en Barreal de Heredia.
“Cuando uno llega aquí se siente libre; puede hacer lo que quiera. Es como un hogar”, confiesa Daniela Camacho, alumna de 17 años de la institución, ataviada con su vestuario de actriz.
La butaca en la que está sentada la estudiante está carcomida por el tiempo. El suelo sobre el que posa los pies cruje con cualquier movimiento. El cielorraso sobre las cabezas de los actores tiene múltiples agujeros. Sobre las tablas cuelgan de una parrilla insuficiente unas pocas luces nuevas y otras cuantas antiguas.
Fundado en 1958, la cuna de varias generaciones de artistas ticos corre el riesgo de ser clausurado por su progresivo deterioro. Para llamar la atención sobre las necesidades del recinto, exalumnos se unieron a la campaña Artistas desaparecidos .
Así, personalidades como el pianista Walter Flores y la banda Los Ajenos han “tachado” los nombres de sus discos y premios para colocar encima la etiqueta #artistasdesaparecidos .
Según dice el lema de la campaña , si desaparece el teatro, también lo harán los artistas, pues decenas de jóvenes se forman en el conservatorio dirigidos a una futura carrera en música, teatro, danza, letras y otras manifestaciones.
Urgencia. El encargado de comunicación del teatro, José Pablo Huertas explica que las facilidades de luz y sonido están “deterioradas y desactualizadas”, aunque el inmueble en sí no corre peligro. En la primera etapa de arreglos, se estima que será necesario invertir ¢180 millones.
“La necesidad más importante del teatro es que futuras generaciones de artistas cuenten con un teatro en las condiciones técnicas óptimas para poder crecer y formarse como artistas”, dice Huertas.
Actualmente, el colegio no puede dar más que mantenimiento preventivo al inmueble. “Los padres lo que pagamos es una cuota solidaria que sirve para financiar transporte y alimentación”, explica Sandra Fonseca, administradora.
“Este teatro fue creado por los padres de familia de ese momento: las mamás venían a cocinar y los papás, a poner los ladrillos”, dice Fonseca.
En su fachada figura un mural abstracto, el primero del país, obra de Felo García, quien también fue el arquitecto.
“Crecimos juntos en ese ambiente. Nos íbamos a veces los sábados a ensayar”, recuerda Walter Flores, quien con sus compañeros de entonces sembró la semilla de lo que sería el Sexteto de Jazz Latino. “Ver el teatro destruido y su estado actual es algo que me impactó mucho. Allí hice mis primeras armas como músico y también en la literatura”, recuerda Jaime Gamboa.
“El teatro se vuelve para uno el primer hogar y la plataforma de donde vas a seguir en la vida”, comenta el saxofonista Checko D’Ávila . El viernes 28, a las 8 p. m., se ofrecerá un concierto en el teatro como cierre de la campaña.
Si usted desea saber cómo puede contribuir con la reparación del teatro, puede consultar el sitio web www.artistasdesaparecidos.com .