Teatro, danza y poesía unen a dos directoras

Experimentos Dos noveles teatreras se prueban: Miriam Chaves, con Canek , y Elena Arredondo, con Devorarte al cantar de mi guitarra

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

La escena debe ser un espacio para la experimentación y estas nuevas creadoras lo tienen claro. Miriam Chaves y Elena Arredondo ponen a prueba sus ideas sobre las tablas en la undécima temporada de Jóvenes Directoras, con funciones en el Teatro Universitario.

Las dos obras cortas se caracterizan por proponer distintos acercamientos al teatro y, en conjunto, ofrecen un programa teñido de danza y poesía. Canek es dirigida por Miriam Chaves y Devorarte al cantar de mi guitarra, por Elena Arredondo.

Ambas coinciden en describir sus trabajos como esfuerzos colectivos que destacan el valor del trabajo en la escena con los actores y demás miembros del equipo.

Visión maya. El protagonista de Canek , dirigido por Chaves, fue un héroe maya real, un luchador por los derechos de su pueblo. “Él fue como un prezapatista: en su tiempo, él hacía llamados a las revueltas indígenas por las tomas de tierra”, considera Chaves.

De los discursos preservados de Jacinto Uc de los Santos, conocido como Jacinto Canek, Chaves y cinco artistas extrae la poesía y la reflexión. “Son hermosos, son textos de una poética lindísima”, dice.

“Tomamos la poesía de sus discursos para crear a partir de nosotros mismos. La obra estructurada con base en juegos e improvisaciones”, describe. Su propuesta busca la “magia” en escena, con cada protagonista armado con un títere fabricado por sí mismo y con su imagen. Según Chaves, su montaje busca “fineza y delicadeza”.

En conflicto. Devorarte al cantar de mi guitarra es la historia de una relación entre un hombre y una mujer, con sus altibajos y momentos de alegría acompasados por el teatro y la danza.

“Empezamos a hacer muchas improvisaciones, juegos escénicos, movimiento, corporal, danza, música en vivo...”, describe Elena Arredondo.

Con esta experimentación en mente, Arredondo quería indagar en los orígenes de la violencia entre parejas. “Llega un momento en el que la relación empieza a decaer, y la pareja, en vez de hablar, recurre a la violencia”, explica.

Para Arredondo, la respuesta del público ha sido la mayor sorpresa. Para ello se atreven las directoras a ponerse en escena.