Sonsax debutó con la Sinfónica Nacional en noche de bríos

En el Teatro Nacional, por primera vez un grupo de saxofones participó en la temporada oficial del ensamble. Concierto se repetirá este domingo

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Es usual que el silencio sea lo que recibe a los directores que están al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional cada noche. Lo diferente es qué emociones puede provocar en el público cuando se escucha el zapateo que provoca el caminar del conductor antes de entrar a la escena.

En el caso del concierto de este viernes, la emoción que se sintió cuando Mark Laycock se dirigió al frente del ensamble fue muy diferente a la usual, en buena parte por el repertorio.

Fue una noche con distintos matices. Por una parte, fue el tercer regreso de Laycock a la batuta de la Sinfónica Nacional. También, la orquesta interpretaría por primera vez una composición de este connotado director estadounidense.

Por último, justamente esta obra –que fue un estreno nacional– marcaría el debut de la agrupación Sonsax con la Sinfónica, algo realmente histórico al considerar que nunca antes un saxofonista había compartido escena con el ensamble en un concierto de temporada oficial (este fue el séptimo de la temporada).

Muchos matices

El director Laycock entró al escenario con una gran sonrisa. Denotaba una alegría cabalgante que lo hizo moverse con intensidad durante todo el concierto.

Su batuta dio la orden de comenzar Obertura Mar en calma y próspero viaje, de Felix Mendelssohn. Como cumpliendo con su propio título, la orquesta interpretó esta calmada obra que embarcó al Teatro Nacional (que tuvo una asistencia casi completa) y sirvió para dar el tono para la siguiente obra a interpretar.

Después llegaron las conocidas Variaciones Enigma, posiblemente la obra más popular de Edward Elgar.

Las catorce variaciones fueron interpretadas con fuerza y emotividad, algo que se veía venir desde que el ensamble intertocó la novena variación en el concierto que dirigió Giancarlo Guerrero en agosto. En esa ocasión, Guerrero le dedicó la variación a Gerald Brown, quien falleció esa misma semana del concierto.

Con los sentimientos rebozados, la orquesta se fue al intermedio y regresó para el plato fuerte: compartir escenario con Sonsax.

La agrupación de saxofones entró al escenario para interpretar Concierto para cuarteto de saxofones y orquesta: La orquesta sale con un chico músico maloso.

El ambiente ceremonial se transformó en un clima de juego. La obra de Laycock, jugosa y divertida, puso a los músicos de Sonsax en una interacción de preguntas y respuestas entre saxofones y orquesta.

El público agradeció la puesta con diez minutos de aplausos. Sonsax devolvió el reconocimiento con un divertido baile una vez que los aplausos acabaron.

La noche fue redonda para todos.

Segunda fecha

El concierto se repetirá este domingo a las 10:30 a. m., también en el Teatro Nacional.

Las entradas se encuentran a la venta en la boletería y en el sitio web www.teatronacional.go.cr, con precios entre ¢5.000 y ¢20.000, según la localidad.

Los estudiantes y ciudadanos de oro pueden solicitar un descuento del 40% al presentar su carné en la boletería del teatro. Los estudiantes del Instituto Nacional de la Música pueden obtener un 50% de descuento.