Eugenio Murillo Fuentes eumurillo@yahoo.com
La obra Solsticio 5 es parte de mi serie de trabajos plásticos realizados durante los últimos siete meses, pero con antecedentes que se remontan a los años 90, cuando desarrollé una gran cantidad de bocetos inspirados en la temática solar. La serie consta de 20 piezas de 60 x 70 cm, de las cuales 14 están en exposición durante este mes de julio en el Museo Islita, en Guanacaste.
Estos últimos trabajos han significado un cambio importante en mi producción habitual, caracterizada temáticamente por motivos ligados a la naturaleza humana y por la preponderancia del dibujo como medio expresivo, sobre todo mediante el uso del grafito.
El trabajo que aquí se muestra, así como los demás de la serie, se inspira en el Sol y en la luz. Eso me motivó a dejar de lado los recursos de dibujo habituales y a sustituirlos por los pinceles y los colores. Las tintas chinas y los acrílicos son los recursos básicos, aplicados con suficiente disolución para lograr transparencias y el efecto de brillo y unidad que deseaba.
Como elementos comunes a mi obra habitual menciono el sustrato, el papel Fabriano Rosaspina, así como la presencia de la línea y de esporádicos elementos gráficos, propios del dibujo.
Realicé los bocetos iniciales en pequeñas libretas de apuntes, a lápiz. El traslado de esas primeras ideas a un formato mayor y a la versión cromática ha significado dificultades y ha dado sorpresas pues son discursos técnicos totalmente diferentes. No obstante, la temática abstracta es muy versátil y más bien se ha diversificado y ha incrementado la riqueza expresiva.
Mi interés por ocuparme del Sol y de la luz deviene de un natural amor por la naturaleza. En países tropicales como el nuestro, Sol y luz son elementos constantes durante todo el año, que marcan a fondo nuestras vidas. Cuando se ha tenido la dicha de crecer en el campo, bajo el sol tropical, y se tiene muy claro el significado del Sol y el gran valor de la luz cuando por contraposición también se ha tenido la suerte de experimentar la inclemencia de los inviernos en el hemisferio norte.
Utilizando la abstracción, hago referencia al Sol, y, en un sentido más amplio, aludo a toda la naturaleza. El Sol es luz, y la luz por su parte también connota lo espiritual, lo elevado y lo lúcido. En los trópicos, la luz desciende vertical y poderosa, llegando incluso a lastimar y enceguecer. Hay momentos del día en que contrasta radicalmente el paisaje, borrando los tonos intermedios y polarizando luces y sombras a niveles apenas imaginables.
En el caso de esta serie de trabajos, el círculo y los colores amarillo y blanco son hilos conductores presentes en todas las obras. Por otra parte, he integrado detalles gráficos modificados, extraídos de la cerámica y de otras expresiones precolombinas que, junto con los sepias, naranjas y marrones, aportan sutilmente cierto carácter vernacular.
El círculo es símbolo de eternidad y representación de lo esférico. No solo es la percepción bidimensional del Sol y de los planetas, sino que también se observa en las órbitas. No hay aristas ni ángulos en el espacio. Por otra parte, el Sol es luz, y la luz también significa vida. Si no fuera por la luz, reinarían las tinieblas, el frío eterno y lo inerte.
Todas esas consideraciones me sirvieron de motivación para producir este trabajo, que surgió de pulsiones emocionales construidas paso a paso, sobre ideas claras y siempre expectantes por la sorpresa final, hoy denominada Solsticios .