Sebastián Potenzoni, poeta a su propio ritmo

Visión nocturna Filosofía del despecho reúne una colección de poemas sobre desamor, ácido humor y la búsqueda de una voz propia

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Son más quienes mueren de desamor. Para pensarlo mejor antes de enamorarse, un libro: la Filosofía del despecho de Sebastián Potenzoni. Es un pequeño poemario rebelde que Espiral editó, con poemas que solo se conocían de la voz y los cuadernos del poeta.

“Conllevó un arduo trabajo. Me tocó pulir gran cantidad de textos. Afortunadamente, conté con la ayuda de mi colega y amigo, el poeta David Cruz, que me echó una mano”, explica Potenzoni. Sebastián tomaba sus hojas y recitaba de memoria textos agitados, intensos, en recitales y presentaciones.

Filosofía del despecho compila esos poemas con varias inspiraciones; se divide en cuatro secciones. “La primera parte toca el tema amoroso. La segunda parte está compuesta de poemas que, por alguna razón, fueron escritos a amigos (aunque sea por sacarme el clavo)”, bromea Potenzoni.

“La tercera parte está compuesta de poemas de corte ‘oscuro’; es decir, tienen relación con la muerte, la depresión, la pesadilla...”, describe. “Uno es basado en una de mis pesadillas. Desde hace varios años tengo pesadillas con La Llorona. Espero que me crea, yo no le miento y tampoco uso drogas... lo mío es la estética. Pinta. ¡Solo pinta!”, sugiere, malicioso. Su pinta es su firma. Finalmente, en el libro hay “comedias”: el humor hecho verso.

Como todo primer libro, el poemario fue laborioso, hasta en los textos más inesperados. “El escritor debe valorar su trabajo y al mismo tiempo ser critico de su obra. El texto que más me llevo trabajo fue El Ángel de la Muerte que no es un poema sino una prosa, hice 5 versiones, hasta llegar a la definitiva. El texto es una comedia dedicada a mi dentista”, señala.

Como en otros oficios, puede llegar el punto en el cual no puede darse más. Para Potenzoni, fueron varios años sin poder unir palabra con palabra. “El periodo de sequía literaria se dio sin una razón aparente. Solo sucedió y ya. De noviembre del año 2001 no escribí hasta marzo del 2011, cuando me solté a escribir de nuevo. Nunca sabré por qué se dio la sequía. En una conversación con mi colega, la escritora y actriz Ana Istarú, en el año 2006, ella me comentó que también ha tenido sequías literarias, incluso de hasta cinco años”, explicó el escritor.

Quien lo conoce, sabe de su presencia enérgica en recitales. “Mi lectura es pésima. Leer en voz alta se me dificulta. Es por esa razón que me veo obligado a aprenderme todo de memoria – aunque no voy a negar que le pongo melodrama al asunto–”, explica el poeta.

“Supongo que algo se ha de ganar con todo esto... ¡no es justo que, hasta en la poesía, tenga uno que llevar palo!”, aclara Potenzoni.

“Carlos Porras en la reseña que hace de mi libro dice: con este libro Potenzoni sale de la oralidad y lo hace de manera atronadora... Pero no; esta vez mi querido amigo, Carlitos Porras se equivoca. La oralidad al igual que la miopía y la dislexia me acompañaran hasta la muerte.

Ahora que ha publicado, su vocación artística ha tomado nuevo aire. Sigue un libro de cuentos. “También ‘Furia de Cabrones’, que es un recital-concierto, con dos colegas: María Morales y Gustavo Chaves, entre otros proyectos que, de momento, están en pausa. Entre ellos, un cortometraje, ‘La mujer maravilla’, se basa en uno de sus textos en ‘Filosofía del despecho’.

Potenzoni halló los versos a los 12 años, cuando su tío le leía poemas de Rubén Darío. Hoy, dedica sus versos a sus sobrinos. Potenzoni siempre está rodeado de poesía.