Santiago Apóstol: el patrono de las penurias

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Corría el año de 1961 y ya habían pasado casi tres décadas desde que un grupo de empunchados puriscaleños inició las obras de construcción del templo católico de Santiago Apóstol.

Ese año, un sismo sacudió la zona y, aunque el edificio no estaba terminado, obligó a realizar un reforzamiento estructural para no echar a perder tantos años de trabajo.

Materiales de baja calidad, un sistema rudimentario de construcción y la presencia de una falla tectónica en el terreno se confabularon para poner en riesgo el templo aún en pañales.

“Esas torres hermosas que están en la fachada y que miden 28 metros de altura fueron chorreadas con palas y en baldes. No había herramientas ni maquinaria y los trabajadores éramos hombres de campo, sencillos y sin ningún conocimiento de construcción, arquitectura ni ingeniería”, recordó don Efraín Fernández, puriscaleño que lleva al templo en el corazón desde su niñez.

El sismo de 1961 falseó las bases de las columnas, destrozó una de las vigas y causó grandes reventaduras en casi todos los paños de ladrillo. Las obras de reforzamiento se iniciaron en 1963 y la iglesia finalmente estuvo lista en 1965.

Pero aun faltaba lo peor. Un enjambre sísmico en 1990 provocó severos daños a la estructura del templo, por lo que este debió ser totalmente deshabilitado. Desde entonces, el edificio fue abandonado a su suerte, hasta que el 11 de agosto del 2009 el Ministerio de Salud emitió una orden sanitaria de demolición por “encontrarse en un estado riesgoso y peligroso”.

Según confirmó el abogado Neftalí Fernández, de la Asociación para el Rescate y Conservación del Antiguo Templo de Puriscal, dicho grupo presentó una medida cautelar que deja sin efecto la orden de demolición del Ministerio de Salud.