Salsa, merengue y bachata ... más que una adicción para Costa Rica

Explosión de sabor: La música tropical la llevamos en la sangre, pero no arrugamos la cara cuando se trata de aprender los pasos de otros géneros

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Cuando Marc Anthony anuncia concierto en Costa Rica, muchos enloquecemos; cuando Olga Tañón abre fecha para cantarnos, no sabemos ni qué hacer de tanta felicidad.

Lo mismo pasa cuando vienen otros cantantes como Juan Luis Guerra, Gilberto Santa Rosa, Eddy Herrera, Víctor Manuelle o cualquier otro intérprete de salsa, bachata o merengue.

¿Por qué? Nuestras raíces son latinas y la música tropical recorre nuestras venas; en mayor o menor grado, es parte de nosotros, nos gusta bailar ritmos tropicales y así lo refleja un sondeo que realizó Viva por diferentes academias de baile.

A la mínima oportunidad que exista para sacarle brillo a la pista, será más que aprovechada.

Por supuesto, no significa que arruguemos la cara cuando se trata de aprender otros géneros como el hip hop , flamenco, danza contemporánea o jazz .

Básicamente, lo que muchos queremos es bailar hasta que las piernas nos pesen por el cansancio. No importa el ritmo o cómo lo hagamos, lo relevante es disfrutar mientras nos movemos.

Con tambores. “En nosotros hay algo que hace que lo tropical nos atrape, nos encante y nos haga soñar. Y, en definitiva, es el fuerte de Costa Rica. Todos, en algún punto de nuestra vida, hemos llegado a menearnos cuando alguien pone salsa o bachata, por ejemplo. No hay nadie que diga lo contrario”, comentó Adrián Figueroa, bailarín y director de la Compañía Nacional de la Danza (CND).

Sin embargo, resaltó, el gusto por algún género depende mucho de la edad. “Los pequeños siempre buscan lo más mágico o lindo. Las niñas tienden a irse más por el ballet y los niños por el hip hop o el breakdance .

”Los jóvenes comienzan a dejar de sentir apego por todo; comienzan a elegir qué es lo que les gusta. Siempre se van, sobre todo, por el baile popular –como la bachata, que está muy fuerte– o lo urbano, como el reguetón.

”Mientras que los adultos se vuelcan por la salsa y el swing criollo. Esos son los que, a mi criterio, más llaman la atención. También siento que, como en todo, la gente se deja llevar mucho por lo que está de moda”, explicó Figueroa.

Una división similar es la que hace Mario Zaldivar, investigador de la música tropical, cuando se le pregunta sobre cuál podría ser el tipo de baile favorito para los ticos.

“Yo percibo que una población quiere seguir bailando música del siglo pasado, como el bolero; otra parte de la gente busca mucho el swing criollo y la salsa, pero los jóvenes, por ejemplo, buscan nuevas tendencias, como la bachata y el reguetón”, dijo.

Para Marjorie Ortega, directora de la academia Rincón Salsero, la razón por la cual los ticos buscan la salsa es porque es alegre y movida. “Es cultura nuestra. En Latinoamérica desde que estábamos pequeños, escuchamos música popular. Es algo que traemos y es bastante contagiosa. Hasta el que no baila, escucha salsa y se mueve. Es algo incomparable”, aseguró.

Aunque el oído esté acostumbrado a este tipo de baile, aprender a dominarlo no es tan sencillo. “El sabor lo traemos y eso ya nos hace recorrer demasiado camino. Lo más difícil es que la gente aprenda a escuchar la canción, que la sienta realmente y que lo muestre en sus pasos. Pero, mientras tenga ganas y pasión, se sale adelante”, alentó Ortega.

Lo de moda. Los ritmos urbanos (como el hip hop y el reguetón) se ubican en el segundo lugar de la lista de géneros más bailados en Costa Rica. Eso sí, los expertos hacen una aclaración: quienes más buscan estos bailes son los jóvenes.

“Creo que ahora con Internet y con la televisión estamos bombardeando a nuestros jóvenes con la parte comercial del baile. Antes, a uno le costaba más tener acceso a un concierto; ya no. Ellos, ahora ven lo que está de moda y quieren aprender a hacerlo para estar ‘ in ’ de cierta manera. Buscan lo que ven en la publicidad y el hip hop está muy fuerte”, analizó Maripili Araya, bailarina y directora de la academia Warehouse Dance Center.

Contrario a otros bailes como el ballet , el género urbano se puede aprender a cualquier edad, sin que esto influya en la calidad. De hecho, según Araya, lo más complicado es adaptarse a la velocidad que llevan las coreografías.

“Es muy fuerte e impactante. Es más fuera de lo que estamos acostumbrados, quizá. Esto puede frustrar a la gente cuando trata de entrar y no se aprende todo tan rápido. Tienen que desarrollar la mente, la capacidad de aprenderse las cosas. Lógicamente, es mejor entre más temprano se entre, porque uno les da la preparación física que necesitan; sin embargo, eso no implica que los adultos no puedan practicarlo. Lástima que les dé pena intentarlo”, detalló la coreógrafa.

En Warehouse Dance Center, hay cerca de 100 personas –entre niños y jóvenes– en los cursos de hip hop .

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Más artístico. El ballet es una disciplina que cualquier bailarín necesita si quiere llegar a un nivel profesional. Y, como cada vez es más común que esto suceda, esta danza está muy presente y bien podría ocupar el tercer puesto de lo más bailado, según los expertos.

Desde que se está en la escuela, el ballet aparece en la vida de los niños. Para practicar ballet se requiere de cierto nivel de flexibilidad y fuerza y, entre más temprano se comience, más posibilidad de brillar tiene la persona.

“Lo más difícil de esto es que se deben cumplir con ciertos estándares físicos para que el entrenamiento sea más fácil; aunque es más difícil si esto no se tiene, tampoco es imposible aprenderlo”, comentó María Amalia Pendones, directora de la academia de ballet Danzay.

“El ballet tiene la apariencia de duro y es cierto; es muy estricto, pero también es muy gratificante y emocionante ver cómo uno va superando ciertos pasos y saltos”, aseveró la experta.

Justamente, lo estricto de este baile hace que algunas personas no lo tengan como primera opción. De hecho, la coreógrafa Maripili Araya cree que los chicos primero exploran diferentes subgéneros del jazz y eso los va involucrando, sin querer, en el ballet .

El más popular, actualmente, es el jazz contemporáneo, el cual es una fusión de jazz con danza contemporánea. Además, el jazz latino está agarrando fuerza.

Muy de nicho. El flamenco y las danzas orientales continúan en la lista de bailes favoritos de los ticos. Son géneros que si bien son lejanos a nuestra cultura, llaman mucho la atención.

La academia de flamenco Al Ándalus es un claro ejemplo de este auge en el país. Iniciaron con un grupo reducido de estudiantes, hasta llegar a reunir 60 personas, entre quienes solo hay un hombre.

“Es un género que viene creciendo paulatinamente en el país. Por el momento, hay más presencia de mujeres y quienes matriculan tienen entre los 20 y 30 años”, aseguró Rocío González, directora del grupo.

¿Por qué? “El flamenco les atrae porque es diferente a lo que usualmente se trabaja. El uso de los zapatos, como instrumento de percusión, es interesante y también lo es el utilizar castañuelas y el abanico. Además, es una música que tiene la posibilidad de expresar cosas muy diferentes, lo que nos permite liberar mucho cuando bailamos”, opinó.

La música con la que se baila flamenco es un poco ajena al oído costarricense, y eso dificulta un poco el dominio de los pasos. “La parte rítmica es muy difícil; la coordinación también”, agregó González.

Esa misma dificultad la presentan quienes buscan aprender Bollywood , una de las danzas más populares de la India.

“Lo que gusta de esto es que, como se deriva de las películas que se hacen en ese país, es muy teatral, muy comercial. Desinhibe mucho a la gente porque todo lo que dice la canción hay que escenificarlo. Son canciones muy movidas.

”Lo que más he visto que les cuesta aprender es la expresión facial y el movimiento de las manos, que es tan vital para este baile”, anotó la bailarina Andrea Vargas, de la academia de danzas orientales Ave Shanti.

Pero esa dificultad que conllevan estas danzas también las hacen lo suficientemente llamativas para el público costarricense. No solo por sus pasos, sino porque, según las academias, los alumnos buscan conocer más de la cultura.

“Lo bello de esto es que tenemos mucha historia; entonces, las estudiantes se casan no solo con el baile, sino con todo lo que hay detrás. Eso ha hecho también que la matrícula y el interés de los ticos aumenten considerablemente”, dijo Odiney Campos, de la academia Danza O.

Con todo ello, entendemos que, aunque nuestro corazón es latino, podemos bailar cualquier tipo de música, porque nosotros podemos con todo (o al menos, lo intentamos).