Reseña del libro ‘Héroes melancólicos y la odisea del espacio monstruoso’, de Dennis Arias Mora

Dennis Arias Mora

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Iván Molina Jiménez

La Editorial Arlekín publicó el año pasado un importante libro titulado Héroes melancólicos y la odisea del espacio monstruoso , escrito por el historiador Dennis Arias Mora. En sus casi 600 páginas, Arias analiza cómo se construyó el biopoder en Costa Rica entre finales del siglo XIX y, sobre todo, en las primeras décadas del XX.

Con el concepto de biopoder Arias se refiere, en primera instancia, a los procesos mediante los cuales lo biológico fue incorporado como parte del quehacer gubernamental y se materializó en políticas públicas dirigidas a administrar científicamente los cuerpos de los habitantes de Costa Rica.

Si bien otros investigadores han incursionado en esta problemática al analizar particularmente los esfuerzos estatales en el campo de la salud pública, Arias es el primero que centra su atención en la dimensión específicamente corporal de tales políticas.

En segunda instancia, Arias utiliza el término biopoder para considerar cómo los intelectuales costarricenses –en particular los escritores– recuperaron esa dimensión corporal y le dieron una expresión literaria.

Finalmente, Arias analiza también cómo la racionalidad creada por el biopoder, así como sus discursos y metáforas, circularon entre políticos e intelectuales y, como resultado de este intercambio, construyeron representaciones de héroes y monstruos.

Dos secciones

Arias organizó su ambicioso estudio en dos partes. En la primera, analiza la dimensión corporal presente en las políticas públicas durante el período 1870-1955, en la que presta especial atención al papel jugado por los médicos en la construcción de ese biopoder.

Para esto, muestra cómo fue que se constituyó la mirada médica sobre el cuerpo, a partir de un imaginativo examen de fotografías médicas.

En el curso de este análisis, Arias estudia cómo los médicos documentaron la enfermedad y la deformidad, a partir de la fotografía no sólo de cuerpos enteros, sino de partes específicas de ellos, especialmente rostros y genitales, todo esto en un contexto dominado por las teorías eugenésicas.

Simultáneamente, Arias muestra cómo los médicos, también a partir de la fotografía, documentaron sus propios cuerpos, en una clara contraposición entre ellos (los héroes de la salud) y los cuerpos de sus enfermos (los monstruos).

Ya en el último capítulo de esta primera parte, Arias indaga cómo el conocimiento científico detrás de esas representaciones e interpretaciones de los cuerpos fue recuperado por diversos círculos de intelectuales, que a partir de los modelos de Juan Santamaría y Juan Rafael Mora, presentaron a los científicos como héroes.

Ciencia, medicina y literatura

En la segunda parte del libro, Arias, profundiza en esa vinculación entre ciencia, medicina y literatura para el período 1900-1946, al concentrarse en el análisis de cómo el biopoder influyó y se expresó en la producción literaria de Joaquín García Monge, Carmen Lyra y Carlos Luis Fallas, así como en los contenidos del Repertorio Americano.

A lo largo de esa segunda parte, Arias explora cómo las metáforas de los monstruos fueron utilizadas tanto para “monstrificar” al imperialismo estadounidense y a las dictaduras latinoamericanas, como para denunciar la desigualdad social y para representar el Caribe y las actividades bananeras como espacios monstruosos.

Conceptualmente complejo, bien documentado y excelentemente escrito, el libro de Arias también incorpora una valiosa perspectiva comparativa, que permite contextualizar de manera apropiada las experiencias costarricenses.

En el marco de la producción intelectual costarricense, el libro de Arias es excepcional, ya que fue construido a partir de una novedosa integración de dos campos del conocimiento que siempre han sido considerados por separado: la historia de la medicina y la historia de la literatura y de los intelectuales.

Por si todo esto fuera poco, se trata también de un libro provocador, transgresor e irreverente, que para fortuna de todos fue publicado en los tiempos actuales, ya que de haberlo sido en otra época, tanto la obra como el autor hubieran sido dados a las llamas.