Primer montaje de ‘Historias para ser contadas’ sacudió al teatro costarricense

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Muchas veces, los veteranos del teatro tico han descrito la primera puesta en escena de Historias para ser contadas , en manos de los Catania, como una sacudida estética para el joven teatro profesional local.

En aquel primer montaje, estrenado en setiembre de 1967 en el Teatro Nacional, Carlos Catania dirigió a su hermano Alfredo y a Gladys, por entonces pareja de Pato. Se les unió el Teatro Arlequín, con Óscar Castillo, José Trejos y Kitico Moreno. Tres paneles blancos, una silla y camisas negras: eso era todo en escena.

Así empezaban las presentaciones, recuerda Castillo: “¡Público de la feria! Somos los nuevos comediantes, actores argenticos que van de pueblo de pueblo, de plaza en plaza, pero siempre adelante”.

“Transformábamos el espacio con nuestra acción actoral. Lo podíamos hacer donde fuera”, recuerda el actor.

Para Castillo, la limpieza del montaje y la claridad de su propuesta la hicieron una de las preferidas para los artistas y el público.

“Dice mucho sin grandes discursos, en situaciones muy simples, pero profundas: son sobre el hombre denigrado, el hombre sometido a las fuerzas de un sistema en que el ser humano no se respeta ni se valora como debe ser”, opina.

Luego del regreso de Carlos Catania a Argentina, Alfredo y Gladys permanecieron el país para producir y enseñar teatro. Luego, Catania y su segunda esposa, Mercedes González, fundaron el Teatro Carpa, un proyecto que rodó por diferentes comunidades del país hasta mediados de los años 80.

Teatro Carpa llegaba a las comunidades para convocar al público (en memoria de esta práctica, el montaje actual comenzará en el camión de la compañía). “Las obras se llevaban a las comunidades, a la salida de la iglesia”, dice Andrea Catania, quien era muy pequeña cuando giraba aquella puesta en escena. “Me llevaban en una canasta y, cuando era un poquito más grande, me ponían a vender palomitas”, cuenta la bailarina y actriz.

Vinocour, quien al ver el trabajo de los Catania se inspiró para dedicarse al teatro, laboró en esta propuesta con Carpa. “Es el montaje que más he hecho en mi vida: como 1.500 funciones”, estima. Vinocour recuerda montajes inusuales como uno hecho con títeres en el Estadio Ricardo Saprissa y, por supuesto, las constantes visitas a comunidades fuera del Valle Central.

“ Siempre fue un referente de un teatro que en su época fue un rompimiento con muchas disciplinas y formas más clásicas de hacer teatro”, asegura la nueva directora, Vivian Rodríguez.

‘Historias para ser contadas’ se estrenará en el Teatro de la Aduana este jueves y seguirá hasta el 26 de julio. Las funciones serán a las 8 p. m. de jueves a sábado, y los domingos a las 5 p. m. Las entradas valen ¢5.000 en general y ¢2.500 para estudiantes con carné y ciudadanos de oro. Reserve llamando al 2257-8305.

 Nota del editor: El artículo fue corregido a las 8:50 a. m. La cofundadora del Teatro Carpa no fue Gladys Catania, sino Mercedes González, segunda esposa de Alfredo Catania.