Poeta argentino Hugo Mujica presenta su primera antología publicada en Centroamérica

Escritor argentino vino a presentar la primera antología de su obra poética publicada en Centroamérica

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San José (Redacción).

Antes que escribir, Hugo Mujica escucha, y lo que llega a sus oídos y sus ojos es lo que deja en las páginas. El afamado escritor argentino ofrece su obra condensada en la primera edición centroamericana de su poesía: Desde cada otro (antología personal).

La colección compila versos de todos sus libros desde 1983 y contiene 11 poemas inéditos. Fue presentada en el Espacio Cultural Carmen Naranjo, en la Estación al Atlántico, y publicada por Editorial Germinal.

Mujica, poeta, sacerdote, pensador y viajero, espera que el libro sea un itinerario de su obra para nuevos lectores. "Creo que da la imagen, da el sentimiento y el tono de esa búsqueda que es el escribir, Quizás uno nunca llegue a decir lo que quiso decir, pero lo que vaya diciendo es la vida que uno va dejando", comentó el poeta.

Mujica nació en 1942, hijo de sindicalistas, y estudió Bellas Artes, Filosofía, Antropología Filosófica y Teología. En 1961 viajó a Estados Unidos y se sumergió en el misticismo que flotaba en esa década particular, la única que podía cerrar con el arribo de Mujica en un monasterio trapense con voto de silencio.

"Siempre he estado muy marcado por lo que yo conceptualizaba como la búsqueda del sentido. A pesar de que me eduqué, como adolescente, leyendo el existencialismo, sobre la 'nada' y la 'náusea'. Todo eso era lindo para coquetear pero yo seguía apostando porque había algo en lo cual se resuelve la vida", sonríe el escritor.

Mujica cuenta que, cuando el poeta beat Allen Ginsberg le presentó al gurú Satchidananda, empezó su camino al misticismo.

"Casi diría que fue en el sentido estético, por todo lo que implicaba Oriente, el monasterio con silencio y bosques. Estuvo lindo ese murmullo tras el que me mandé", dice.

Esa estadía en el monasterio Mujica la ha definido como un proceso de deconstrucción. Estar allí es 'no tener la palabra, que es nuestra herramienta por antonomasia, y reconocer que quieres ir por control y dominar, hasta la imagen de que en La Trapa no hay espejos. Te deconstruís de esa autoimagen. No hay 'proyecto' porque estás bajo una rutina y una obediencia. No tenés ninguna de las armas con las cuales construiste tu propia figura y tu propio reconocimiento. Entonces empieza a aparecer la vida ahí. La vida que vivís y no la vida que configurás.

Encuentros. La poesía de Mujica se desplegó en el monasterio, en el cual permaneció siete años. "Siempre recuerdo la primera vez que escribí un poema: estaba cocinando en un monasterio donde yo vivía, vi una escena, la escribí, y siento que es una de las pocas veces en que fue mi cuerpo el que me hizo algo", cuenta el autor.

Mujica abrió la boca en la página: "Para mí la voz es dar voz al silencio; el silencio en sí no existe para nosotros. Existe el poder escuchar". Su primer libro se publicó en 1983, cuando se ordenó sacerdote.

Además de poeta, Mujica ha explorado el pensamiento de filósofos como Martin Heidegger, y ha estudiado así la poesía de Friedrich Hölderlin. Empero, no se define como filósofo. "Me reconozco del lado del pensamiento, no del filosofar. El filosofar es una ciencia, como la matemática, que trae una tradición y se transmite", explica.

"A mí me interesa generar, el acto creador de la vida, generar a través del pensamiento, y eso lo pongo en el pensar y no en el filosofar", añade.

El alemán Heidegger es de sus referencias clave; es una figura cuyo pensamiento recorre múltiples obras y al cual debe gran parte de su análisis de la poesía y la 'razón poética'. 'Es el pensador que dio voz a la poesía, que se puso a la escucha de la poesía. Cuando Heidegger terminó Ser y Tiempo -podés estar a favor o en contra, pero no dejar de hablarle a ese libro, la obra del siglo XX-, iba a escribir el segundo tomo y no le salió. Se dio cuenta de que el lenguaje ya no habla. Se puso a buscar fuentes del lenguaje donde todavía el habla fuera hablante. En 1933 se puso a dar el curso sobre Hölderlin y se puso a la escucha de la poesía. Trae, al pensar, esa pristinidad del poetizar. Trata de hacer, del pensamiento, creatividad.

'Nietzsche y Heidegger, porque presentan un ser en movimiento, tienen que presentar un lenguaje que sea narrativo, y no ya de esencias fijas', comenta el escritor. Disuelve bastante la línea entre el pensar y el narrar. Mucha de la literatura que está impregnada se debe a esa, y la poesía que, además, quiere generar una cierta comprensión, nace de ese movimiento.

Hugo Mujica se ha hecho las mismas preguntas —indefinibles— por años, pero no se acerca a una respuesta. Está bien así, porque de esos agujeros del pensamiento se asoma su poesía. "Creo que cada uno en la vida tiene dos o tres cosas que le pasaron y que no le pasaron a otros, y ser fiel a eso es poder aportar algo", argumenta.

Esas preguntas son pocas e insistentes. Las suyas no las sabe. 'Son como agujeros en torno a los cuales te encontrás siempre dando vueltas. Nunca lo decís, pero sabés cuando lo que no decís está en lo que decís', dice. Sí tiene obsesiones: 'La Palabra, la alteridad, la Palabra sin separarla del silencio, el olvido. La desnudez es una palabra que me encuentro todo el tiempo'.

Se trata de cuestionamientos que, aunque lleguen a pocos, poseen la fuerza de transformación que obliga a la creación literaria. 'Así como el saber cocinar bien, el saber cultivar un jardín o ser un buen padre, siempre fue de pocos. Lo que pasa es que tenemos la idea de que todo tiene que ser de muchos. La poesía siempre fue de muy poca gente; el pensar, que implica una reflexión, también, y no está ni bien ni mal. Lo que pasa es que cada uno necesita asegurarse ahora, en el mundo en que vivimos, ser multitudinario', argumenta Mujica.

La selección de los poemas que componen la antología destaca lo mínimo y lo inmenso en su poesía. "Me reconozco más en mi literatura que en mí. Me voy enterando o reconociendo a través de la escritura. La gente elige los poemas que después terminan siendo vertebrales para mí", comenta; son esos diminutos pilares los que trajo al istmo.

'Yo no soy un poeta de rupturas o evoluciones, pero sí de ir dando vueltas en torno a los núcleos que hace mi poesía', concluye.

El libro tiene un valor de ¢7.000 y está disponible en Libros Duluoz, la Librería Universitaria y Tienda eÑe.

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