Poesía en Costa Rica: Un 2015 conservador

Sin mucho riesgo ni fuerte apuesta: Pocos creadores se atrevieron a romper moldes.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El 2015 cierra con más de cuarenta poemarios publicados por una veintena de editoriales públicas y privadas, artesanales e industriales, nacionales y extranjeras. Es innegable que hay una producción sostenida, mayormente joven y, las más de las veces, predecible.

Entre poemas de amor que despiertan indiferencia, otros de sexo que provocan castidad, referencias al rock que incitan a bailar salsa e imitaciones ad infinitum del estilo que ha ganado premios y becas, lo que queda claro es que este fue un año conservador: pocos se atrevieron a romper moldes.

Seguimos sufriendo poemas eróticos que usan las flores y las frutas como referentes, y otros de corte feminista que denuncian el sostén y alaban las estrías. Ya nadie espera que los poetas nos guíen, pero quizá podríamos pedirles que no nos atrasen.

Con todo, siempre hay recompensas, como el poema Conectividad , del libro Ser un tercero , de Esteban Alonso Ramírez (EUNED), un texto de amor triste, virtual e intransitivo. El amor puesto al día en poesía.

En esa vena, Alejandra Solórzano publicó Detener la historia (Espiral), un libro que excede lo amoroso y lo torna meditación, memoria, historia y baile. Este es de los pocos que aguantan una relectura.

Una vertiente del tema amoroso es la pérdida y en las breves pero memorables ocasiones en que su autor no está haciendo chistes privados, Sentimos una cosa en un momento , de Juan Hernández (edición del autor), es un libro estremecedor. Su poema Los paisajes son repeticiones es una iluminación.

Ganamos el partido , de Mario Zúñiga (Germinal) es una elegía actual, reflexiva y (por raro que suene) alegre. La muerte del padre, descrita en un lenguaje que no apela a las lágrimas, sino a la gratitud por la conciencia en vida, da pie a un libro inolvidable; una contribución clara al género elegíaco local.

Otro volumen excelente de tapa a tapa es El señor Pound , de Juan Carlos Olivas (EUNED). Contiene algunas de las páginas más enternecedoras sobre Ezra Pound, y esto no es poco considerando que Pound ha sido tema de mil tributos en el último siglo. En sus otros libros, Olivas es un poeta anciano; en este, Ezra Pound es un anciano que habla un español vibrante.

Bartender , de Paola Valverde (Perro Azul) es una hermosa y sorpresiva crónica de los trabajos y las noches que involucró sacar adelante el bar Rayuela, uno de los referentes capitalinos de la escena poética de la última década. Los poemas de la segunda parte del libro parecen metidos a la fuerza, pero hay méritos clarísimos.

Perro Azul es, en sí mismo, motivo de celebración este año: reapareció en la Feria del Libro y trajo, además del libro de Paola Valverde, el muy esperado Libro de los malos tiempos, de Felipe Granados. Un hito.

Carlos Cortés y Mauricio Molina publicaron sendas poesías reunidas con Germinal, y la historia y el trabajo que contienen esos dos volúmenes dan esperanza. Se trata de dos autores que seguiremos leyendo cuando el 2015 sea apenas un borroso recuerdo de la vez que a Marco Aguilar le plagiaron un poema en la Municipalidad de Turrialba.

Alfredo Trejos publicó Crooner (EUNED) y una poesía reunida con Germinal. Trejos no es que sea predecible, es que es confiable. Uno va a él como quien va a la cantina del barrio: por “lo de siempre”. Y lo de siempre son las razones de la derrota, las películas que calman, las diatribas contra los amores, los nombres exactos de las cosas. No es poco.

Luis Chaves se convirtió en el primer costarricense en ser publicado por la revista Poetry (la misma que publicó por primera vez La tierra baldía de Eliot), y el segundo, después de Eunice Odio, en aparecer en Circumference , mejor revista de traducción de Estados Unidos. Oro y plata.

Fue un año que empezó con un refrescante premio nacional para Esteban Ureña e incluyó un Festival de Poesía cada vez más ambicioso. En definitiva, están pasando cosas. Lo que faltó este año es lo que ha faltado siempre, pero ya finalmente se vislumbra.

Los 44 títulos del año

Euned

A cuerpo abierto, Byron Espinoza

Crooner, Alfredo Trejos

El señor Pound, Juan Carlos Olivas

Ser un tercero, Esteban Alonso Ramírez

Hoja de afiliación y otros clichés, Ronald Bonilla

Senderos del crepúsculo, Rima de Vallbona

Objetos perdidos, Nidia Marina González Vásquez

La galaxia de la nada. Poesía reunida (1994-2014), Mariana Lev

Cantera bruta. Antología, Alfredo Sancho

Germinal

Ganamos el partido, Mario Zúñiga Núñez

La mujer que amaba a los pulpos. Poesía reunida (1985-2015), Mauricio Molina*

Antiguas tareas: cuatro testamentos parciales. Poesía reunida (2001-2011),

Alfredo Trejos*

Vestigios de un naufragio. Poesía reunida (1980-2015), Carlos Cortés*

Cuadernos de verano, Héctor Burke

Uruk

Seres apócrifos, Nidia Marina González Vásquez

El cantar de los oficios, Carlos Villalobos

El beso montaraz de la memoria, Mario Ulate

Con sangre en el ojo, Carlos Morera

Perro Azul

Bartender, Paola Valverde*

Hoja de ruta, Mario Matarrita*

El libro de los malos tiempos, Felipe Granados*

Espiral

Estación Baudelaire, Diego Quintero*

Detener la historia, Alejandra Solórzano*

Mayday, Melvin Aguilar*

UCR

Frutos de la especie, Iván Sanabria*

La otra memoria, Luis Antonio Bedoya*

Arlekín

Un adiós para John Lennon, Mario Salas*

El desplazamiento circunstancial, Jeymer Gamboa*

ECR

Noche de ronda, Daniel Matul

Cuando fuimos inocentes, Jonatan Lépiz*

Alebrije

Grado cero, Cristian Marcelo

Habitación de hombre, Frank Ruffino Detilarán

Metáfora (Guatemala)

En ninguno de tus mapas, Guillermo Acuña

La chumpa roja, Daniel Matul

Ambigú

16 conversaciones conmigo mismo, Esteban Chinchilla y Leo Carvajal

Astillero

Hijas de Safo, Selene Fallas

Amargord (España)

Mester de extranjería, Silvia Castro Méndez*

Ixchel (Honduras)

Amares, Guillermo Acuña*

Diablada (México)

Trances de la herida, Carlos Manuel Villalobos

Masónica

Y te llamé piedra cúbica, Manuel Marín Oconitrillo*

BBB

Perversiones, A. J. Cárdenas*

Poiesis

Palomas de grafito, Monthia Sancho

Casa de Poesía

Cuaderno de vida, Alfonso Chase

Guayaba

Un haiku a la vez, Julio Quimbayo