Pintora retrata la explosiva majestuosidad de los volcanes

En la exposición ‘Tierra de fuego’, la artista Ligia Kopper Arguedas, de 78 años, muestra una minuciosa investigación acerca de los volcanes, una fascinación que comenzó en su niñez

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Desde niña, Ligia Kopper Arguedas se aventuraba hasta el Volcán Poás junto a su familia. Hace siete décadas, llegar hasta el coloso era toda una travesía. Bien equipados con alimentos –incluyendo los infaltables huevos duros–, estos vecinos de San Pedro de Poás, en Alajuela, se iban en el jeep y, cuando ya no era posible seguir, seguían a caballo. Al final, se les abría imponente el Poás.

Aquellas imágenes no solo impresionaron a la niña Kopper, sino que estuvieron madurando hasta que la artista y arquitecta volcó su fascinación por los volcanes y las montañas en la pintura para crear Tierra de Fuego, una exposición de una treintena de obras en el Museo Calderón Guardia, en barrio Escalante.

Encáustica

“Tema y técnica van unidas”, afirma la artista, quien se formó en Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica y expone desde 1973. Para retratar la fuerza telúrica de los volcanes y su fuerza explosiva, ella usó una técnica milenaria y poco utilizada que es la encáustica, en la cual se utiliza la cera de abeja para aglutinar los pigmentos.

Para ello hay que trabajar con cera caliente, aplicar los colores -que son elaborados por la propia Kopper- sobre la madera e ir armando poco a poco el diseño que ha bosquejado con lápices de cera.

Se trata de una técnica ideal para atrapar el fuego de los volcanes, la explosiva potencia de las erupciones, la fascinante densidad de la lava. “Cada obra son muchas horas de trabajo”, comenta Kopper, quien fue directora del Museo de Arte Costarricense entre 1978 y 1982.

Esta creadora no cree en las musas ni en que la inspiración llega como por arte de magia. Ella le apuesta al trabajo y, sobre todo, a la investigación. “Hice una investigación profunda. No es cierto que el artista se sienta frente a un lienzo y le cae un rayo de inspiración”, asegura la arquitecta ya pensionada.

Investigó, se sumergió en el mundo e historia de los volcanes nacionales y otros que capturaron su atención en el extranjero. De esa exploración nacieron los dibujos y diseños que son las bases de sus obras; luego, fueron surgiendo en sus maderas el Poás, el Barva, la Isla del Coco y hasta el Popocatépetl de México.

Hace unos años, Luis Rafael Núñez Bohórquez, director del Museo Calderón Guardia, conoció esta obra de Kopper. Con su ojo entrenado, le propuso una exposición en las salas de la institución en barrio Escalante e, incluso, le sugirió hacerlas en un formato más grande. Ella aceptó, pero pidió tiempo para crear un conjunto de pinturas que valiera la pena para mostrarlo.

Trabajo de calidad

Esta veterana es perfeccionista y exigente con su trabajo. “Si un artista quiere enseñar algo, debe hacerlo casi perfecto. La gente no va a las exposiciones para ver obras no terminadas o mal hechas. Quizá esta exigencia viene con mi formación como arquitecta, donde se deben entregar los trabajos lo mejor que podemos, de la más alta calidad”, explicó la artista, que tiene su taller en las montañas de San Antonio de Escazú.

Kopper tardó unos tres años en crear las 34 obras que están en la exhibición. “La propuesta es innovadora y abarca una amplia investigación e incursión en la larga vida de las formaciones geológicas. Conjuga lo histórico con la observación participante para la concreción artística.

Ligia Kopper fusiona dos pasiones en esta exhibición: su amor y familiaridad con la orografía y, por otra parte, “la interpretación plástica”, asegura Nuñez, curador de la muestra.

Sus pinturas capturan momentos únicos de esas estructuras geológicas fascinantes. Para la artista, el arte sirve para dar un testimonio de vida.

“El artista tiene una visión diferente a la que la gran mayoría puede tener de un tema. La comparte y para que queden en la cultura. Lo que hacemos es modelar algo que sea valioso para las próximas generaciones”, asegura.

La exposición Tierra de fuego, el testimonio de aquella niña impresionada con el Poás, de la artista que trabaja en su taller mientras haya luz y de la arquitecta perfeccionista, está abierta durante mayo y hasta el 3 de junio.

Detalles

Exposición: Tierra de Fuego.

Lugar: Museo Calderón Guardia, ubicado en San José en avenida 11, calle 25. Es decir, 100 metros al este y 100 al norte de la Iglesia Santa Teresita.

Horario: De lunes a sábado, de las 9 a. m. a las 5 p. m.

Precio de la entrada: Gratuita.