Piezas desaparecieron del lugar ‘más seguro’ de embajada en España

Jarrón y metate iban a ser trasladados en pocos días al país, dice Museo Nacional

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Los dos objetos arqueológicos desaparecidos en la embajada de Costa Rica en España, los cuales estaban a punto ser trasladados al país, se encontraban en el sitio “más seguro” de esa sede diplomática.

Así lo afirmó ayer a La Nación Marcela Vargas Ruiz, primera secretaria de esa legación y a quien, según la denuncia que presentó el embajador, Melvin Sáenz, ante la Fiscalía española, le fue instruido “garantizar el depósito de las dos piezas (un jarrón y un metate que son parte de la llamada Colección Patterson) en la citada sede”.

Vargas Ruiz, hija del ministro de la Presidencia, Marco Vargas, y cuyo ascenso al puesto actual en el 2008 se encuentra en revisión por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores –debido a una denuncia no relacionada con este tema–, confirmó que recibió esas instrucciones de Sáenz y amplió detalles.

“Recibí y ejecuté instrucciones precisas de él (Sáenz) sobre cómo proceder en el embalaje y custodia de las piezas arqueológicas. De ese modo, las piezas fueron embaladas en presencia del embajador Sáenz y el señor Cónsul General, siguiendo sus instrucciones, con plástico de burbuja, colocadas en una caja de cartón y con cartón corrugado encima”, señaló Vargas a La Nación vía correo electrónico.

“Luego, fueron ubicadas en el sitio que se me indicó, en una bodega en la misma sede de la embajada, la cual efectivamente, aunque no tiene llave, se trata del espacio más seguro de esta sede”, añadió.

Falta de comunicación. Según explicó Marlin Calvo, jefa de Protección de Patrimonio Cultural del Museo Nacional, esta institución no recibió ninguna solicitud de asesoría sobre la manera óptima de custodiar estos bienes del Estado.

Además, Calvo criticó que no se les informara a tiempo de la desaparición, constatada el 21 de setiembre, aunque a algunos funcionarios, según la denuncia de la cual La Nación tiene copia, les pareció que las piezas ya no estaban en su sitio desde el 6 de setiembre.

“Usted no tiene idea de lo que sentí al pensar que para ellos era una caja como cualquier otra, que la trataron con el mayor de los descuidos”, dijo Calvo.

Calvo explicó que su intención era traer las piezas consigo durante un viaje oficial a Cádiz (sur de España) que comenzó , precisamente, el día que se anunció a la prensa la desaparición de los objetos, el 25 de octubre pasado.

“Pedimos por semanas las medidas de las piezas y la embajada no respondía. Pensaba pasar a Madrid a recogerlas. Cuando llamé desde España a preguntar si nos habían enviado las medidas, me informaron del robo”, dijo Calvo.

Sin investigar. Édgar García, director del Servicio Exterior, dijo ayer que no han comenzado una investigación propia sobre este suceso, que fue calificado por el vicecanciller, Carlos Roverssi, como “un robo común y corriente”.

Según el inciso d) del artículo 34 del Estatuto del Servicio Exterior, es deber de agentes diplomáticos y consulares “custodiar debidamente los archivos, las propiedades, la clave y los sellos oficiales que se les confíen, aun después de cesar en sus funciones, hasta tanto no los entreguen, a sus sucesores o a quien el Gobierno les indique”, y hay medidas disciplinarias para quien incumpla con ello.

García agregó que esperará el final de las pesquisas de la Policía española para remitir un informe a sus superiores, quienes definirían entonces si es necesario realizar una investigación adicional.