Pablo Neruda viajero incansable, por los versos y la vida

Pablo Neruda partió tras haber dado un golpe de timón a la poesía de Latinoamérica

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“Mi vida es una vida hecha de todas las vidas: la vida del poeta”, escribió el poeta chileno Pablo Neruda.

Y 40 años después de su muerte, el peso de todas esas vidas sigue dando fuerza a sus versos, uno de los legados poéticos más influyentes en Hispanoamérica.

El 23 de setiembre de 1973, escasos días después del terrible golpe militar en Chile, Neruda dejó una de sus vidas, la física, apagada por el cáncer. Era reconocido como uno de los poetas más prominentes del mundo y, ciertamente, entre los más populares. Cuatro décadas después, ¿quién es Pablo Neruda?

La vida del poeta. “Nací a la vida, a la tierra, a la poesía y a la lluvia”, escribe Neruda en sus memorias, Confieso que he vivido. Esto ocurrió el 12 de julio de 1904 en Parral, Chile. Su nombre legal era Neftalí Ricardo Reyes Basoalto. Su madre murió al mes siguiente y, poco después, se mudó con su padre a Temuco. Allí cursó la escuela, el colegio y empezó a probar su pluma.

Su primera publicación fue un artículo en un diario, en 1917; el primer poema llegó a los lectores al año siguiente. No paró desde entonces: colaboraciones con revistas, artículos y poemas acompañaban sus actividades colegiales. En 1923 publicó su primer poemario, titulado Crepusculario , ya firmado con el seudónimo Pablo Neruda (en honor al checo Jan Neruda y, se ha dicho, al francés Paul Valéry).

En 1924, Neruda firmó versos que han atizado padecimientos amorosos desde entonces. Veinte poemas de amor y una canción desesperada se publicó en Chile y se convertiría, con los años, en una de sus obras más vendidas y conocidas, recitada de memoria a lo largo de Latinoamérica.

Para el poeta estadounidense Mark Strand, el estilo temprano de Neruda está definido por esa colección: “La naturalidad de esas líneas, su melancolía exuberante y juvenil, sus repeticiones casuales y su simplicidad en general marcan el estilo temprano de Neruda y justifican, en cierta medida, la continua popularidad del libro”.

El poeta y ensayista Carlos Francisco Monge considera que, de sus casi 50 libros, algunos de los más destacados son los Veinte poemas... (1924), Residencia en la Tierra (1935), Canto General (1950), Odas elementales (1954) y Memorial de Isla Negra (1964).

Unidos, todos sus libros superarían las 3.500 páginas, lo cual abruma a cualquier lector. Por ello se han editado múltiples antologías en español y otros idiomas, las cuales condensan destellos de sus versos románticos, políticos y experimentales.

Político y personal. Neruda fungió durante varios periodos como cónsul de su país. Inició su ilustre carrera diplomática en 1927 con un puesto en Rangún (Birmania). En 1935 llegó a Madrid y pronto se vio involucrado en la desastrosa guerra civil. España en el corazón fue uno de sus poemarios más difundidos y traducidos en la época, con fuerte contenido político y de denuncia del conflicto.

Neruda siempre estuvo ligado a la política. Al aceptar la precandidatura a la presidencia por el Partido Comunista Chileno, en 1969, declaró con contundencia: “Nunca he pensado en mi vida como dividida entre poesía y política”.

“Me parece injusto este cliché de que hay dos ‘Nerudas’ (el amoroso y el político)”, declara el académico Guillermo Barzuna. Libros como Las uvas y el viento y Canto General tienen contenido político unido con el “amor en el sentido amplio” que, para Barzuna, marca su obra.

En Costa Rica. “Neruda, íntimamente chileno, latinoamericanista casi furibundo”, como lo llama el escritor Andrés Gallardo, también marcó a los autores costarricenses de su época.

“Es notorio el caso de la influencia en Costa Rica”, considera el académico Juan Durán Luzio. “El grupo de Laureano Albán y los trascendentalistas no se podría concebir sino como un grupo fuertemente nerudiano”, añade.

Asimismo, coincide con Barzuna en destacar su huella en Jorge Debravo, así como en Isaac Felipe Azofeifa. Monge agrega a Carlos Rafael Duverrán, Mario Picado y Jorge Charpentier.

Neruda dedicó Calero, trabajador del banano ( Canto General , 1950) al personaje de Mamita Yunai , de Carlos Luis Fallas.

Bruma disipada. Como todo gran nombre, el de Neruda generó múltiples controversias a lo largo de su vida. 40 años más tarde, muchas de ellas han sido lavadas por la historia y lecturas atentas.

Durante su vida, sus coterráneos Pablo de Rokha y Vicente Huidobro se manifestaron totalmente contrarios a Neruda. En Confieso que he vivido , Neruda también desestima críticas que se le dirigían, en los años 60, por ser de izquierda y a la misma vez, exitoso y rico.

Neruda tenía tres casas en Chile: La Sebastiana (Valparaíso), La Chascona (Santiago) e Isla Negra, donde yacen sus restos y los de su compañera, Matilde Urrutia. Tras su muerte, los fascistas chilenos vandalizaron las viviendas, hoy convertidas en museos.

En torno al bardo continúan las disputas. En abril del 2013, un equipo de 12 peritos internacionales exhumó el cuerpo de Neruda, enterrado en Isla Negra, para determinar si su muerte había sido natural –provocada por el cáncer–, o si había muerto envenenado, como afirma su exasistente Manuel Araya.

Implicado como estaba en la política de su tiempo, Neruda sufrió al ver desarrollarse la debacle del 11 de setiembre de 1973. Ocho días después, ingresó a la Clínica Santa María, donde murió el 23 de setiembre. Sufría de un avanzado cáncer de próstata. Sin embargo, se examinó su cadáver, pues, según los investigadores, nunca se hallaron historiales médicos.

Quizás, con el tiempo, esta bruma también se disipe. Es un hecho consabido que el poeta muere, pero no sus versos. Leídos tantos años después de la desaparición de su autor, estos siguen siendo tan elusivos, tan románticos, tan combativos y tan desbordantes de vida como fue Pablo Neruda.